Se ha dormido.
Pero consciente de la luna
de perfil que inquieta.
Del lenguaje de los pájaros,
sin rincones ni secretos,
tras esa aurora que asciende
los escalones
del nuevo día.
De cada grano de luz.
Del avance de los ruidos
por las galeras de vida
tras las cortinas selladas.
De tu extraña presencia.
De tu ausencia.
De la extraña presencia de tu ausencia.
Isabel Delgado
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