Llueve sobre Madrid
y en cada nota
filtros del sol de otoño
se han fugado del Atlántico.
Las agujas del reloj rondan las cinco
y una calma callada
de tarde de fiesta
se extiende hasta la montaña.
Y tú,
en ese continente en el que estás,
donde los sueños han contado
todas sus horas del revés
con tormentas torrenciales
y aires cálidos
¿Te acordarás de mí?
Mas si espero
tú vendrás
Y luego,
cuando vuelvas,
-húmeda huella del viento-
saltarás sobre la miel
que encharca los caminos.
Y veré amanecer.
Isabel Delgado
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