Tarde
se transformó el sol en ola
para no dañar tu piel
tanto tiempo utilizada
y deshojada por el viento.
El sol
se desnudó de su fuerza
y ha caminado descalzo hacia tu calma
enredado entre ríos,
casi tímido.
Por ti
se ha convertido ya en agua
y hoy pretende, tan sólo,
acariciar.
Isabel Delgado
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