Es tu demencia un atajo al infierno,
volcán interior que la mar incendia...
La ira te convierte en su muñeco
y afila el arpón de tu impotencia...
Si el monstruo sembrara un odio malsano
llenando el océano de carnada,
el hombre navegaría asustado:
¡atento a sus feroces dentelladas!
Si a expensas de Dios el destino obrare,
si obviare del deseo toda ira,
el mundo sería un lugar sociable...
¡Y el Diablo de rabia se vengaría!
Quizás sin rencor no hubiera enemigos...
¡Llegue la Muerte y nos lleve consigo.
Josian Pastor
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