Un místico impulso voraz me aturde
ahogado en la lujuria de mi sexo,
¡oh fuerza ingrávida henchida de luces
que inflama mi cuerpo mediante besos!
Cuántas bondades reclama mi sino:
¡tu boca, tus pechos, tu piel de seda!
Apenas venzo el deseo enfermizo
de ser adalid de tu ardiente escuela...
Cómo el pasado jalona una vida,
¡cómo los sueños vahídos se pierden!
No existe alameda ni noche umbría
que enfríe mi espíritu incandescente...
De afán desmedido, de bien escaso,
amar en exceso es vulgar boato...
Josian Pastor
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