La luz apunta el declive de las horas más tenues,
Irreconocibles, en tu pupila
estupefacta.
La noche
arroja su ceniza de mariposa muerta
contra el metal doblegado de los días.
Hoy es terrible el silencio, que gotea
exactitudes, desde un punto cierto
en mi memoria.
Tus ojos inmovilizados, detienen mis ojos
en ti, contra el espejo,
como dos instantáneas.
Maribel Hernández
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