Sobre las hojas caídas, paseo sin rumbo
por aquellos escenarios circenses donde transcurrieron
los días de juegos pueriles
y dulce aroma a amapola.
Tiempos sin frío, sin sed, sin hambre…
tapices desdibujados con sabor a derrota.
Dancé por el mundo sin miedo,
tenté a la suerte en cada esquina,
jugué al equilibrista en demasiadas ocasiones
traspasando el alfeizar de tu quietud.
Falsa cuerda floja que tensó los sueños
de una niñez poco sabida.
Se perdió la primavera,
asesiné al estío en tu mirada,
amortajé el otoño en tu recuerdo.
Y pese a tratar de olvidarte en este invierno,
la urgencia, con la calma de su impaciencia,
me grita que te devuelva a mi presente..
Carolina Millán
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