Bailo al son de una corriente.
Basta una chispa,
un contacto,
una cálida brizna ilusoria,
y vuelvo a creer en la danza.
Porque bailando
se me antojan los vientos a favor,
rebota en mi piel el silencio
y me canta la garganta
en el tempo preciso de tu musicalidad.
Basta una chispa
saltando encendida de tus ojos a los míos,
brotando en tu voz de musgo eterno
y todas las canciones
me serenan el ansia
de crisálida herida.
Bailo al son de un sortilegio
de melódica brisa y puertas abiertas.
Merche Marín
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