Encarnar en un vientre mayor,
mayor que todo lo vivo,
anunciando la escasez de tiempo
de un todo raído
enclavado en la cúspide
del consciente infinito.
Visionarios que nacen y se nutren
con la sangre negra de la tierra,
de la madre herida que amamanta
con su último aliento que es semilla
y es nodriza eterna de los hijos
de todas las madres de esta siembra.
Laura Vaíni
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