Quedé suspendida en el vacío
tras una corriente de espuma.
Quizás fueron las olas,
que con su insinuante movimiento me iban meciendo
hasta dejarme sin aire y sin aliento.
Busqué bocanadas de vida que me devolvieran la cordura y la fuerza.
Pero las lágrimas saladas enredadas en mi cuerpo, no me dejaban emerger
y tuve que quedarme para siempre en el fondo de su infinidad y su misterio.
María Belén Mateos
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