En los arrecifes de la locura, dibuje mi amor con un beso y un brote de lágrima salada.
Quise perfilar tu figura, rodeándola de valvas, espuma y algas.
Pero un ola de indiferencia, desdén y ruptura, borró cuanto yo más amaba.
Y allí quedé tendido en la arena, preso de rocas y lleno de amargura.
Solo me queda esperar a que la marea alta me lleve a la profundidad del olvido.
O que las caprichosas aguas jueguen con el reflejo de la luna
y vuelvan a dibujar un corazón de arena sobre tu rendido cuerpo.
María Belén Mateos
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