Cuando ya sólo quede
en la memoria
la leve huella que dejó el olvido,
cuando ya todo aquello
que nos trajo alegría o desconsuelo
haya arrollado el tiempo
en su atropello,
aún entonces, algo será,
que jamás nada es nada:
lo que existió una vez
existe siempre
desde el preciso instante
en que encontró cobijo en una mente
desde que un pensamiento
configuró una idea,
irremediablemente
vida tendrá por siempre,
como un indisoluble palimpsesto.
Charo Guarino
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