Confusión, desamparo, el alma en carne viva
y en la mente la duda martilleando inquieta:
si existió alguna vez o fue sólo quimera.
Pesadillas en sueños, en vigilia tristeza.
Perdido el amor propio de tanto amar al otro,
desnuda, vulnerable como un recién nacido,
tu objetivo es lograr concebir esperanza
que anestesie y mitigue el dolor insondable.
Quieres pensar que sí, ¡que tú puedes hacerlo!
basta encontrar el hálito, el soplo de energía
que desbarate todo e instaure un nuevo orden,
que te traiga de abajo y te vuelva a la vida,
que te arrope, y te mime, y te bese y te acune,
y que en la tierra hoy yerma, vuelva a engendrar semilla.
Charo Guarino
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