SUBIRSE A LOS árboles y gritar,
Romper cristales o jarrones de un pelotazo,
Levantarle las faldas a las chicas,
Bañarse desnudos en el río las mañanas de mayo,
Hacer novillos en clase de Lengua los jueves,
Robar caramelos de eucalipto en el quiosco,
Dejarse media vida en los pedales de la bicicleta,
Compartir tu bocadillo de nocilla en el recreo
Y las ilusiones más estúpidas que se hayan visto,
Llorar con la ternura de Stan Laurel y Oliver Hardy.
Volver a la infancia al menos dos veces por semana.
Ángel Gómez
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