Los encontré en las frías y desiertas calles de la ciudad
en el tercer mes del año
buscando como yo un mástil al que asirse.
Me acogieron con la hospitalidad
del que se aventura en la nada sembrada de ausencias
en pos de un destino.
Fuimos los tres náufragos del viento
en la agitada noche oscura
y sola de marzo.
Carmen Gallego Martínez
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