Recibo un objeto distinto cada día en al buzón de mi casa.
Entre angustiado y sorprendido lo observo
delimito con mi vista su forma,
la línea que separa su silueta del vacío.
[la luz me ayuda en mi tarea]
Lo cojo y me dirijo al cuarto oscuro de la segunda planta,
abro la puerta y lo arrojo dentro.
No espero oírlo caer,
para mí,
en la ausencia de la luz,
ya no existe,
ya ha desaparecido.
Luego me acerco a mi habitación
subo de un golpe la persiana
y veo tu cuerpo desnudo sobre la cama.
Existes,
estás,
eres.
Jorge Ortíz Robla
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