Los charcos espejean la calle.
Bufandas y guantes,
alientos de escarcha,
oscuridad y agua.
Bajo mi paraguas rosa
me convierto en colibrí
y libo los rojos que encienden las tejas,
la tinta dorada que pinta una hoja
o el brillo cobalto de un zapato azul.
Colmada de vida y colores,
bato las alas
y vuelo, vuelo, vuelo…
María Pilar Latorre
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