No es mío este lugar
el espacio que me divide en partículas
para ser nada.
No es mía esta calle
en la que un viento insolente
disfraza con sonrisas
rostros de nube.
No es mía esta casa,
no tiene caracoles
no tiene silencios grandes
no crecen las plantas
ni tampoco las macetas
y tengo que salvarme de la soledad
y dibujar pájaros
en las paredes vacías
en los platos vacíos.
Y sueño con mi pueblo
que no es de violines
es territorio de gatos
territorio de árbol
territorio de las raíces
que baño con manzanilla cada mañana
para que no se marchiten
para que no sean
como esas líneas blancas
vacías e indiferentes,
para que no se sequen,
para que yo no muera.
Aída Acosta
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