Somos
el frío
el terror o la tristeza
a tan lejos de nosotros concebimos el silencio absoluto.
Sabemos de esas palabras ajenas al lenguaje
la humedad sibilante del océano.
Atrás cae un azul perfecto de estrellas
nada más
hoy la luna es un eunuco
un amasijo de nanas y de peces
un hombre al borde de una mujer
un anciano que adivina el color de la noche.
Sin embargo
enrojecemos nuestros vestidos
con las farolas que dan directas al mar
allí nos dibujamos con la arena
y moldeamos un bosque blanco
hecho de trozos de árboles sin colores.
Cuando el hombre sobre el agua
arrastra a la mujer
ambos entregados al placer
descubren el silencio absoluto.
Candelaria Villavicencio
No hay comentarios:
Publicar un comentario