No sé si es el sopor del domingo
o la irrespirable ventana
que contiene el miedo insoportable
cohabito con el sol granulado
en esta tarde de pájaros rebeldes
y trasciende el muro
como una pesadilla de fiebre.
Voy a sembrar esta sombra
de girasoles
que ya estoy harta de subirme
a los tejados y no apartar las nubes.
Voy a llenar la habitación
de jirafas y de plumas.
Voy a construir un rincón de paraguas
y a recetarme chocolate en los sueños.
Cuando me recupere de esta enfermedad
asomaré el temblor
por la puerta de la duda
y si estás
bien
y sino también.
Aída Acosta
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