Ya no cultivan la lluvia
Aquí llegan aquí arriba
caen como confetis violentos y sudados
sobre el rostro rojizo de las frutas.
Algunas se pierden y la calle confunde su colores.
Mañana cuando despierte frente a la casa de la infancia
los árboles que transportaban la niebla
se amotinarán con las mujeres que fueron mis madres
como si el aire les alargara el cielo
y caminaran subidas a los árboles.
Candelaria Villavicencio
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