Y de repente,
como una nube hinchada de raíces
entra la tristeza por mi ventana
y me sorprende.
Sé que esta última luz amarilla
de la tarde
es el pronóstico de un final
de algo que me duele
profundo
sin sentido
nube inflamada que descarga
furiosos golpes
y de repente,
no entiendo nada.
Aída Acosta
No hay comentarios:
Publicar un comentario