jueves, 20 de noviembre de 2014

Fuenterrabía





Un viento de terciopelo que se levanta

con una suave melancolía de luz,

alto hacia las nubes, enrizándose la arena,

que se eleva desde el Cantábrico

abriendo la playa hacia el Bidasoa,

y los barcos que se abren paso

en un mar que llueve sombras,

mientras las olas van cogiendo forma

talladas por los bañistas que corren al paseo,

se recogen las ropas y se tapan

el rostro ante la espontaneidad de la vida.



Y luego una neblina que viene de Hendaya

como una tribulación inevitable,

y cae la lluvia y con ella

las gaviotas vuelven a gobernar el mar.



David Lorenzo Cardiel


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