Estoy harta de tus besos que no
besan
harta de mendigar unas horas para
salir sola,
cansada de mirar el techo y
permanecer quieta
cuando buscas tu placer a toda
costa.
Cansada de tus abrazos de propina
fatigada de dormir siempre alerta
aterrada con los portazos que me
despiertan...
Abatida de ocultar mi mirada
delatora
ofuscada de censurar las palabras.
que sueñan
con salir a
gritos
de mi boca.
Avergonzada de esconderme de los
míos
para que no vean las huellas que me
dejas.
Hastiada de amoldarme a tus
caprichos,
ahíta de tus falsas excusas
cuando recurres a la humillación y
a la violencia.
Perturbada al
sentirme tan indefensa
asfixiada estoy de tu prepotencia,
que a todas horas me anula
me controla
me desespera.
Pero a pesar del miedo
no has logrado arrebatar toda mi
fuerza.
Introduzco mi vida en una maleta
y con mano firme,
abro la puerta.
Silvia Cuevas-Morales
2 comentarios:
Sí, es necesario romper todas las cadenas, aunque se tenga que dejar atrás la maleta. Hay que quebrar ese miedo que amordaza y paraliza, ese miedo que no deja crecer, pero también la sociedad debe procurar que estos hechos deleznables no vuelvan a suceder.
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