sábado, 20 de junio de 2015

22912



Qué temor tiene el aire
de rozar mi espalda, y
beber a sus anchas la piel.


Son tantas las excusas
del ondulante giro,
diseñador de lágrimas.

Quiero fotografiar tu alma
para colgarla en la pared,
de esa habitación vacía,
en el pliegue de mis labios.

Luego, encontrar la sonrisa
para abrigar mis frías venas,
y resucitar después, cálida
en la mirada de algún sueño.

Y no olvidar que sigo viva
que danzo entre espigas,
con flores en el pelo,
para voltear, mirar, ver
y besarte por primera vez.


Elen Fouérè


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