Me detengo en el rumor,
en el silencio encarecido de la noche,
en tus manos, y en algunas
palabras tuyas que susurran.
En el murmullo oscuro
de mi vida, me detengo...
Y sin miedo a la nada, mi dolor se rompe
clavado en mil espinas.
clavado en mil espinas.
María Ángeles Ibernón
No hay comentarios:
Publicar un comentario