Me visita la nostalgia
llena de arrugas y ausencias,
la de las sombras insomnes
que me siguen consumiendo
como una vela prendida
cuya llama ahora agoniza,
la del vértigo al rozarme
que tus manos producían,
la de los besos sinceros
que no preguntaban nada
y la de tu cuerpo desnudo
que siempre me rescataba.
Rafael Mérida
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