yo quería precipitar el salto
de la risa uno a la risa dos
y me dejé caer sobre la cama
-todo daba vueltas-
apareció un señor con chaqueta azul
que miró con detenimiento mis manos
amarrándolas
cuando me iba a caer al suelo:
son
dos gotas incesantes
dos ratas desperdigadas
con las que cogerás frutos
de una tierra de nadie
y sin ti
delirando cometas sin cuerdas
escindirás los brazos del cuerpo
y toda la culpa
será para mí
pero bien sabes
pequeña loca
que tus brazos siempre danzan
al sonido del acordeón
y la mirada
del viejo vagabundo
deseando pertenecer a otra
tú
que pronto
te saldrá por la boca.
Alicia Millán
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