viernes, 26 de diciembre de 2014

Volveremos con fuerza...

Aunque estamos de vacaciones hasta el día  12 de enero....
os voy a ir poniendo los poetas que ya van a salir seguro al año que viene...

- Alfonso Brezmes

- Anamaría Mayol

- Cleofé Campuzano

- Esther Ruiz Vázquez

- Marta Domínguez Alonso

- Cecilia Ortiz

- Andrés Camacho

- María Belén Mateos

- Emig Paz

- Laura Vaíni

Espero que sigáis enviando vuestros poemas para salir en el blog...

¡ FELIZ AÑO NUEVO !

lunes, 22 de diciembre de 2014

Aviso







Aviso a todos l@s poetas que quieran salir en Crepusculariosiglo21...tengo el espacio abierto para vosotr@s...si creéis que lo que hacéis merece la pena....decidme.

f.

PD...en este caso poeta es aquella persona que escribe y sus palabras guardan un ritmo que no tiene por qué ser rimado pero si con la cadencia del rumor de los pasos de la música...




domingo, 21 de diciembre de 2014

Nos vemos el 2015...



Oí tu voz quizá...





Oí tu voz quizá, sin que me hablaras

Volviendo a caminar por mi memoria

Siendo una ensoñación, tan bella historia

Pero al abrir los ojos, tú ya no estabas.



Deshecho me quedé, por esa huída,

Del cuerpo inmaterial que yo tocaba

Si cuando acaricié, yo lo notaba

Y sin embargo tú, te diluías.



Y como puede haber tal paradoja

Que siendo tan real lo que vivía

Esa ensoñación, me sabe a mofa



Quizá no fue real, ni aún existía

Esa historia de amor que me sonroja

Pues antes de nacer, ya se moría.


Ángel Portolés


sábado, 20 de diciembre de 2014

¿Cuántos mundos hay en este?





¿Cuántos mundos hay en este?

Me pregunto…

Y la respuesta es tozuda…

Infinitos…

…hasta que los humanos acabemos con él





Hasta la tierra…

Hasta la piedra…

Hasta la esponja es saciada.


Una vez alcanzado lo suficiente…

Todo se sacia,

Todo… menos el ser humano.

Ya lo ves…

… lo insaciable.






¿Puede haber odio mayor que el que tiene Dios por este mundo?


Mi mente gira en un bucle de paranoia realista

Vomitando alaridos de queja, por la reflexión que me estrangula…


Nosotros,

Los gestores de la creación,

Aniquilamos todo al paso,

Sucumbiendo

Ante el brillo dorado del poder y del dinero…


Vuélvanse contra nosotros

Animales y elementos,

Para devolver cordura

A esta extinta creación.


Ángel Portolés


viernes, 19 de diciembre de 2014

Alzheimer





Tiene recovecos misteriosos la mente, es mi duda,

el ingenio…

¿Acaso resta cordura y lo transforma en locura?

¿O nos conduce a la gloria coloreando nuestra historia?


Porque un día te levantas y el mundo vas a comerte

Y otras veces ves al mundo con ganas de devorarte

Y para colmo de males llegados a cierta edad

Hay mentes que desdibujan toda su realidad

Que castigo,

Que tortura,

Que exacerbada locura

El perder todo vivido por laberínticos sesos

Sin encontrar lo vivido por todos sus recovecos


Sea por miedo o locura,

O por amor y ternura

Quiero que se quede escrito

Pues su memoria es más dura

Guardaré todas palabras y también fotografías

Por si pierdo la memoria, me las dictes ese día.


Quiero amar hasta saciar el alma

Gritar hasta perder la vida

Morir hasta rasgar la tierra

Vivir hasta curar la herida


Mi sueño que despierta en su letargo

Locura que suplica por tenerte

Del viaje no vivido y olvidado

Del Ángel que blasfema por perderte


Pasión del subconsciente devastado

Caído en el desgarro del abismo

Luchando iré cada noche con fantasmas

Escuchando cada día hasta a mi mismo


Un diario con vivencias esculpido

Que recuerde por nosotros la memoria

Y al leerlo… que nos lean, todos días

Volver a revivir, de amor la historia.


Ángel Portolés


jueves, 18 de diciembre de 2014

La noche me susurra...



La noche me susurra versos

Y yo,

Veo mi cuerpo languidecer dormido…

Y me digo…

… luego

… luego…

De este murmullo,

Que lo vivo,

Que lo siento,

No queda nada al despertar sediento



Ángel Portolés


miércoles, 17 de diciembre de 2014

A Leopoldo María Panero




Zigzagueaba la mente, de un loco quizá muy cuerdo,

Que entre cigarro y cigarro, nos regalaba sus versos.


Lucidez desdibujada,

Esquizofrenia rabiosa,

Explosión de poesía que hace de dársena acuosa

Reconfortando el sentido, que oxidado está gritando

La libertad nunca existe por la maldad del humano.


por eso este desvarío

en mi locura pasmosa,

huyendo de la cordura

(de esta) des-humanidad odiosa.



Ángel Portolés


martes, 16 de diciembre de 2014

Sublime disparate




Sublime disparate flagelarse el cuerpo sin remendar el aura

Actos falsos de cinismo insólito, bajo mi feroz mirada


Fotografiarse el cuerpo con cirugías vanas

Maltratando la jaula que envuelve el alma


Cuenta tu palpitar, deja tu huella,

Tus actos son, el cincel que labra tu obra

[en la dura piedra de la vida


Siembra lo que perdure

Ocupando el lugar que deje tu cuerpo

Para llenar el vacío…

Es el recuerdo



Ángel Portolés


lunes, 15 de diciembre de 2014

¿En qué lugar baldío de mi cuerpo...




¿En qué lugar baldío de mi cuerpo

Se quedaron las palabras por decir?

Yo las busco sin encontrarlas en los huecos

Que han dejado estos estadios sin vivir



Y ese tiempo que me paso aquí buscando

Esos sueños no vividos y olvidados

Es perder este presente sin vivirlo

Y el futuro sin usar se hace pasado



Para mí puede que sea razonable

Avanzar ilusionado por la vida

El futuro es el presente al usarlo

Disfrutando lo que hacemos día a día.



Ángel Portolés


domingo, 14 de diciembre de 2014

Semana dedicada a Ángel Portolés




Esperanza




La esperanza siempre será

el arma de los enamorados,

misterio de eterna primavera



Epifanía de corazones rotos

sanando con la dicha

reflejada en sus esplendorosos ojos



Suyos serán los días

donde se olviden los lamentos

poseyendo la rosa de las alegrías.



Cartas escritas en arrebatos

de varones prendados,

llegarán a romper virginales recatos



Las novias vestirán azares

sin historias, ni lágrimas

dejando atrás sus pesares



Los amigos vueltos confidentes

declarando sus sentimientos,

dormirán bajo estrellas complacientes



Noches de inquieta soledad

cómplices de efusivos efebos

buscarán sin descanso la doncella ideal



Los abrazos sin valladares,

serán testigos de amores triunfando

remontando montañas y mares



Se fundirá tierra y agua, sur y norte

en un solo poema de dos cuerpos

con caricias de fuego refulgente.



Al final el amor victorioso

como lluvia en sequía, germinará la esperanza

otorgando inspiración al poeta amoroso.



Victoria Falcón Aguila


sábado, 13 de diciembre de 2014

Creer y sentir



Lavaré las heridas que el desamor te dejó

pondré rosas en el jardín de tu corazón
embriagando tus oídos con frases tiernas
bendeciré los días por tenerte junto a mí....


voy a repetir tu nombre una y otra vez
como única oración de mis noches
serás por siempre respetado, necesitado
cantaré canciones de arrullos
cuando estés en mis brazos
sentirás que no hay mejor lugar que mi cuerpo,
ni mejor refugio: mis manos
te pondré un altar en mi lecho
donde serás idolatrado.


Permíteme poseerte como nadie se ha atrevido
abre la puerta a tus sentidos,
deja fluir los rencores;
a mi lado serás bien amado
sólo tienes que creer y sentir 

que eres, el más “grande” de mis amores.



Victoria Falcón Aguila




viernes, 12 de diciembre de 2014

Eres





Eres bronce como mi pueblo, brioso como mi gente,
dulce y sabroso como el alfajor…
de sentimientos blancos como los volcanes;
leal a tu palabra y fiel en el amor.


Ante las tempestades siempre sonriente,
cantas a la tristeza con versos de una canción;
cómplice de mi poesía, te llevo retenido en la mente,
como lujuriosa tentación.


Tallo tu rostro en un retablo, para admirarte de día,
suspirarte en un rosario de anhelos,
adorando tu anatomía, en la madrugada fría.

Bebo tu savia alimentándome de tu verdor
porque eres como yo: madera y follaje;
romántico mexicano, en el amor, eres el mejor hacedor.

Te llevo tatuado en mi vientre como el águila al nopal
y aunque el viento me lleve lejos,
más allá de las fronteras y el mar…


Evocado a lo lejos en el reflejo de la eternidad,
estarás en mí viviente, como único dueño de mi sabor.


Victoria Falcón Aguila


jueves, 11 de diciembre de 2014

Donde quiera que estés





En el lugar que estés,

dónde te haya puesto Dios

en ese preciso lugar, te seguiré amando.

Así no creas en él, le pediré que cuide de ti.



Aunque te asumas ateo y no reces,

yo rezaré en tu nombre, pidiendo

colmen tu casa de estrellas,

te bendigan con rosas sin espinas;

me quiten mi calor para que nunca sufras de frió.



Porque no importa que no me ames,

que no te interesen mi letras

y ahogues mis suspiros en el olvido.

Te amo y es lo que siento;

así me alejes de tu mundo,

saborees otros labios,

tu silencio me indica que estás ahí

por eso repetiré: te amo

hasta que mi voz se desgaste y quede muda.



Sin importar que mi entorno

se ponga negro, buscaré una luz

para mandarte mis besos,

seguiré escribiendo poemas,, así no los leas,

sonreiré para ti al despertar aunque tú, no me veas.



Victoria Falcón Aguila


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Comencé a olvidarte





Si extrañarte es el olvido, ayer comencé a olvidarte.



Hoy me empeñe en abandonarte

arranqué de mi piel tu aroma, de mis poros tu olor

ya no recuerdo que alguna vez te respiré.



Mañana borraré los días que en tus brazos me estremecí

los despertares donde eras mi primer sentir;

no cerraré los ojos para no mirarte.



Seré sorda a tu respiración,

insensible al recuerdo de tu temblor

... empecé a negarte, a tomar valor.



Renuncié con mis caderas a estrecharte;

entregué al mar mis besos

comencé a olvidarte, a abandonarte..



Si alguna vez nos cruzamos, no me saludes

porque no recordaré tu nombre

habré olvidado que fuiste mi hombre.



Aunque tenga deseos de ti,

prometo no recordar tu sabor

ni tu pecho pegado a mi corazón.



Induciré amnesia a mis sentidos,

lavaré tu sudor con otras caricias,

me entregaré a quien lo tenga bien merecido.



Pues tú: ni sufres, ni sientes

eres tan sólo un cuerpo congelado,

un nudo de miedos prefiriendo amar a su sombra

antes que arriesgarse a ser querido.



Te olvidé como persona,

quedarás como un invento de mi mente creadora,

un personaje que abandonó antes del estreno la obra.



Victoria Falcón Aguila


martes, 9 de diciembre de 2014

Mañana no




Mañana puede que sea demasiado tarde

para decir que te amo o tal vez,

para pedirme perdón.



Mañana puede que tu amor

ya no me sea indispensable

y tu regreso no espere más.



Entre hoy y mañana existe lejanía.



El tiempo como verdugo implacable,

congelará mi mirada que antes te acariciaba

y su marcha no detendrá.



La distancia cómplice sádica

convertida en blanco pañuelo,

mis lágrimas se encargará de enjugar.



Aparecerán arrugas en mi cara

y los recuerdos borrosos

se tornarán difíciles de capturar.



Quizá, una tarde dentro de muchos años

llegue tu nombre provocando leve sonrisa

pero ya no me dolerás.



Te juró que mañana puede ser muy tarde,

si hoy de mi, tú te vas.



Victoria Falcón Aguila



lunes, 8 de diciembre de 2014

Quédate



Quédate conmigo sin una tierra,

sin un pedazo de techo

bajo el cobijo de las estrellas

en el misterio de una noche entera.



Quédate conmigo, un minuto o una eternidad

pero quédate, camina a mi lado despacio

dentro de esta rápida vida

mientras disfruto de tu nítida presencia.



Quédate acariciándome los oídos con metáforas

hasta elevarlas al cielo como suspiros,

incendiar los diamantes negros de tus ojos

gritando mi nombre en un explotar de latidos.



Quédate para servirte de mi poesía,

de mi rítmico vaivén, mecerte en el arte de mi centro

donde guardo mis hondos secretos

esos, que a nadie he de contar.



Quédate sin fecha ni horarios

acuerdos o contratos,

olvidando que afuera existen compromisos

sabedor que despertarás,

en mis jugosos labios.



Quédate conmigo hoy o mañana

pero quédate, decidido a amar.



Victoria Falcón Aguila


domingo, 7 de diciembre de 2014

Semana dedicada a Victoria Falcón Aguila
















AMARLO HASTA EL CIELO DE LA BOCA





Amarlo hasta el cielo de la boca

las papilas gustativas

y los jugos gástricos.


¡Amarlo!


Del revés y del derecho

con derecho y sin obligación.

Porque así se quiere,

desde el segundo

que se siente.


Comprendes…

Que el amor comienza

cuando empieza la vida.


Antes de un primer latido

desde que ovulo y espermatozoide

danzan unísonos…


Te transformas en

personaje dependiente

por el que respiras,

por el que sientes,

asientes,

presientes

y mientes.


Renunciar a la vida,

tan solo por él.


Por quién regala

noches de insomnio,

sol de verano

mano y abrigo.


¡Y si digo “vida”,

no digo poco

que todo es!


Desde que amanece

hasta que la noche

endurece en el día,

abotonando estrellas

en el regazo

para ser pájaro…


Vuelo,

libertad y consuelo

de quién vela

la aurora,

hasta verlo crecer.



Xary Cano







sábado, 6 de diciembre de 2014

¿LOCA?



¿Permanecer es acaso, estar?

Yo estoy,

pero no permanezco,

ni pertenezco

a ninguna parte.


Perdí hace tiempo el estado

natural del ser,

para fluir,

en todo y en nada.

¿Loca?

Quién sabe,



si ni yo misma lo sé.



Xary Cano


viernes, 5 de diciembre de 2014

OTRA MANERA DE MORIR




Perdí la vida allí,

donde el entendimiento

fracasa y la válvula de escape

rompe su coraza.


La noche sabe

de todas mis muertes

del diluido yo,

donde se estampa

el alma y el sentimiento.


Sabe de ese muro blanco

en el que quedan enmarcados

todos mis pensamientos

manchados por tinta de sangre.



Xary Cano


jueves, 4 de diciembre de 2014

BORRACHA DE TI




Borracha de ti

aterrizo en la almohada.


Extinguida de amor

como fanal cansado

de alumbrar en la noche.



Xary Cano


miércoles, 3 de diciembre de 2014

HERMÉTICA




Me estoy volviendo hermética

cerrada, hermética.

Me asomo adentro

y veo el corazón,

las puntadas,

los remiendos…


Cerrada, hermética.

Tan adentro estoy

que solo distingo la luz del vacío.

Singular vacío,

singular hermetismo el mío.

Cerrada, aquí dentro,

en mi interior,

estoy reparada del frío, del calor…


(Solo fachada)


Dentro, tirito, sudo, tengo miedo.

Hermética.

No hablo,

oigo pero no escucho.


Estoy profundamente deennntro...


(es el eco de mi profundidad)


La que veis, no soy yo,

la que sonríe, no soy yo,

la que habla, no soy yo.


Yo, comienzo a enterrarme,

dentro muy dentro.


¡Huele a canela!


Creo que han comido por mí,

arroz con leche.

¡Yo, estoy… digeriéndome!



Xary Cano






martes, 2 de diciembre de 2014

ETERNO SIEMPRE Y LIBREMENTE




Lo más cerca...

Tu boca

donde los placeres

se tornan mariposas,

y el verbo amar desboca

en todas sus vertientes.


Lo más cerca...

Tu piel

donde el pronombre

"Contigo"

renueva primaveras,

y la regla de sumar 1+1

distorsiona.


Lo más cerca...

Tus ojos

donde el barco de tu mirada

arria el timón de mi corazón

hacia el noray de tus palabras.


Lo más cerca...

Yo,

dentro de ti

y en ti,

tu sombra...


¡Yo!

mi camino,

mi horizonte.


¡Tú!

Eterno, siempre y libremente

los dos.

Para amarnos en uno.



Xary Cano






lunes, 1 de diciembre de 2014

A PESAR DEL MAL TIEMPO






Un día fui bolero

rima de versos,

un día fui la brisa

principio de un cuento.

Un día fui pasión

cargada de besos

un día fui violín

desafinado

tortura, silencios.



Un día fui tormento,

fui lluvia, lamento

un día fui coraje

rabieta, concierto.



Fui estruendo,

fui grito

fui voz

a destiempo.



Un día descubrí

que el ayer pasó

como lo hace

el momento.



Ese día fui vómito

esputo, viscoso, sangriento.



Fui paloma herida

águila en desconcierto.



Un día desperté

de lo suave,

del beso,

de un secreto,

al silencio.



Descubrí que la vida,

es errar,

es caer,

maldecir,

levantarse,

sin miramiento.

Es arrastrarse en el lodo,

hincar las uñas

a cualquier aspaviento,

morder el enjambre

que enrede cualquier pensamiento

y mirar hacia el frente,

de frente

y decirle a la vida...



¡Que nací pá vivir,

y que viviré sonriendo

a pesar del mal tiempo!



Xary Cano


domingo, 30 de noviembre de 2014

Semana dedicada a Xary Cano




A Unai y a Paule




Hay días de lágrimas alegres.

Hoy se ha obrado el milagro de la carne rosa

y hay murmullos de arcángeles en todas las estancias.


Mi hija tiene dos almas y le ha salido un nido

en forma de regazo.

Su mano se ha hecho cóncava y se acopla

a la convexidad rosada de su fruto.


La vida persevera y alguien pide su estrella.

Un brote de mis brotes ha tomado el testigo

para portar la antorcha a través de mi pálpito...


Hay una sangre nueva que se convierte en leche.



Octavio Fernández Zotes.


sábado, 29 de noviembre de 2014

Espérame donde fluye la acequia de la noria





Espérame donde fluye la acequia de la noria,

allí, donde el agua va redimiendo los surcos desmayados;

espérame en los lentos canjilones,

-cántaros de vida espejeando-,

espérame en las noches deslunadas,

cuando, desnudo, vague sediento en médulas vacías.

Espérame cuando tiemble el ápice del alma

al borde del precipicio absurdo de la nada.

Espérame en las luces encendidas, en las tardes apagadas;

espérame, si me pierdo en las distancias de las horas

arrancadas, en las días disecados.

Espérame en los muebles desudados,

en el viejo almacén de nuestros días,

en el dédalo de la noche y las arañas.


Se está labrado el huerto de los sueños decaídos

por si vienes conmigo y volvemos a sembrarlos.



Octavio Fernández Zotes






viernes, 28 de noviembre de 2014

Hoy, que el viento ha limpiado la mañana





Hoy, que el viento ha limpiado la mañana

y está la mente y la niebla trasparente,

paseas por el predio que siempre fue tu orilla.

Y el cerro, que antaño fue montaña; montaña

que obturaba el horizonte y sólo toleraba el paso

del arroyo, que tú llamabas río; un río

hacia un lejano mar del que nada sabías.

(Aún no sabías

que su acomodo era la muerte).


Las aves volaban altas en formación de flecha

y marcaban un destino, anónimo o sublime.

Hoy, que vuelves aquí sin resolverte,

tus preguntas se pierden en el éter.

Pero ¿qué queda aquí de lo que ha tiempo,

sobresaltó tu afán, iluminó tu sueño?


Dejabas lamer tu cuerpo

al frío de las aguas de un Duerna refulgente,

bruñendo tu piel con las esencias del Pan griego,

secando tu piel desnuda al sol, transida

de deseos, sobre el verde lujuriante la hierba.

Lejos, de la ciudad, llegaban ecos

que evitabas y mirabas a las gentes desde lejos.

Tan lejanos, ay, como ellos impasibles.

Y te ibas lento, indiferente, con el rostro postrado,

como el desmayo de los sauces.

Como un Adán que nace y no se orienta.



 Octavio Fernández Zotes





jueves, 27 de noviembre de 2014

Ergo sum




Vengo de más allá de las fronteras,

buscando primaveras diferentes;

escuché sin reparo los cantos de sirena

con la ebriedad del sabor a tierra nueva.


No voy a parte alguna;

ya sé que no me espera nadie,

pero quiero apurar la prórroga hasta el límite

rompiendo aduanas y horizontes.


Si yo tuviera algo que decir, lo contaría ahora,

en este domingo frío del invierno,

mas, presiento que ya todo esta dicho,

que busco palabras diferentes

para decir lo mismo.


El día está cansado

y yo mismo

sigo mirando con los ojos glaucos

la idéntica procesión de lo monótono,

la inútil adoración a lo caduco.


Y mientras esto digo

llama un hombre a mi puerta y me pregunta

si sé que hay una guerra;

si sé que hay hombres y niños escondidos

en la trastienda de la historia.


Y me sorprendo repitiendo

la eterna cantinela de mis penas;

mirando absorto hacia el reloj parado,

pensando que soy sólo yo quien va conmigo.



Octavio Fernández Zotes


miércoles, 26 de noviembre de 2014

Anónimo viajero





Anónimo viajero que escucharas

sonidos leves de invierno en esta tarde:

no te pares.

Es el rumor de la nieve cuando cae

sobre este enclave cruzado de caminos:

dos chopos, cuatro pinos y una flores

rebeldes ante el frío del invierno.


Dentro del alma se consumen

las últimas palabras, la imágenes

brillantes como brasas;

retóricas metáforas que arden

y sólo dejan un silente polvo gris

de tedio y calma..


Así, el espíritu se llena

de nebulosa pátina, de pasos desteñidos

que sólo ahora esperan

un término seguro a este viaje espiral.


Espirales de humo en las pisadas

donde se funden ya:

las flores del invierno,

los chopos deshojados,

los pinos temblorosos

y las ánimas que vagan inconexas

en busca de destino.


Hay un rumor de nieve en cada pausa.


 Octavio Fernández Zotes


martes, 25 de noviembre de 2014

Lánguida la tarde sorbida en trago largo




Lánguida la tarde sorbida en trago largo.

Corre un viento-látigo que va azotando al tiempo

y el tiempo se disuelve, se vuelve evanescente.

Como una historia en sepia que pierde sus matices.

Atmósfera indolente y un miedo subrepticio

envuelven los fantasmas que tornan del destello.

Y todo ha sido un tránsito del que tan sólo quedan

retazos de memoria fundidas al olvido.

Y al fin, ¿qué es esto? Memorias del olvido,

momentos pasajeros carentes de consciencia.

Retazos de esperanzas diluidas.


Ahora toca el retorno y sólo resta,

en el fondo del vaso,…poso y hielo.



 Octavio Fernández Zotes


lunes, 24 de noviembre de 2014

Desflorando la rosa de los tiempos




Desflorando la rosa de los tiempos,

el antes y el después son imprecisos,

sólo queda rellenar de ardor y miedo antiguo

el efímero peso del relámpago.



Afinar el espíritu a una música

mientras cruza la imagen vaga de algún verso.



Qué importa que el ángulo del arpa

se duerma en el rincón oscuro.



Mañana lloraré, si así conviene, pero ahora

dejadme oír, cara a las sombras,

esa traza de azul que se infiltra entre las prisas.



Octavio Fernández Zotes


domingo, 23 de noviembre de 2014

Semana dedicada a Octavio Fernández Zotes




Postales





La vida nos contempla inaudita

y vigila nuestros pasos.

A veces los recuerdos borran las huellas

que depositamos sobre las risas, los silencios,

los susurros del despertar

en cada apóstrofo de la palabra

y fotografiamos instantes

para conservar lo incorservable

para no olvidar quienes somos

cuando el polvo nos devore la carne.



En los mercadillos están todas ellas,

cubiertas de olvido.



Me las venden a cincuenta céntimos la unidad.



Veo novias, veo amantes enamoradas

de hombres con los que nunca podrán envejecer,

veo parejas, e hijos, y padres y nietos y abuelos

y loros y perros y señores y criados que nunca volvieron

a encontrarse, jamás.



La muerte se los ha llevado a todos, pero puedo coleccionarlos

como a los cromos de la liga por sólo cincuenta céntimos.

Fotos sin nombre, palabras sin entonación. Blancos y negros,

algunas pintadas a technicolor.

Siempre les pregunto sus historias y enmuceden.

Miro sus ojos, sus gestos, sus labios y me embriago del aroma

de su felicidad, de sus miedos, de su dolor, de su terror a la vida.

La vida que se les escapó en un flash.



Jamás se imaginaron que su eternidad valdría cincuenta céntimos de euro.



Y yo paso de largo y las olvido, y cojo paquetes de postales y selecciono.

Cartas de amor, promesas perdidas en el tiempo enviadas a novias y esposas,

a mujeres que jamás pudo amar en el lecho el hombre que les escribió.

Compré una de un chico zaragozano que escribía una carta de amor a una francesita del otro lado de los Pirineos. ¿Se llegaron a conocer? Jamás sabré su historia.



Me llevo diez postales por seis euros. Diez vivencias, diez vidas por seis euros.



Devoro sus momentos y a cambio he entregado al mundo un trozo de papel mugriento para luego guardarlas en un álbum que nadie leerá,

y que décadas después acabará en un mercadillo

vendiéndose a diez céntimos la pieza.



Este poema se regalará con el álbum de postales. Por un trozo de jamón, quizás.


Y alguien que no soy capaz de imaginarme leerá estas líneas y me olvidará en un cajón.



David Lorenzo Cardiel


sábado, 22 de noviembre de 2014

La gente está empecinada con la recuperación.





La gente está empecinada con la recuperación.



Los periódicos dicen que la economía irá en alza el próximo trimestre.

Que el fútbol también va en alza,

que ya somos la mitad de nosotros creyentes del balón,

que los divorcios aumentan,

que se ama menos,

que la luna desciende,

que cada vez hay menos bosques,

que ya no hay ricos ni pobres con escrúpulos,

que los filósofos languidecen,

que más vale que logremos producir oxígeno en Marte

porque de aquí a cien años nos morimos todos,

literalmente,

nos morimos de sueño y luego nos morimos de verdad,

que es como se muere la gente viva,

porque lo de viajar a cuatro años luz lo tenemos jodido

y sabemos que no llegamos,

porque somos unos necios con cosas feas en las manos

que pueden matarlo todo y acabar con el tiempo mismo.



Con lo fácil que es reconocer que todo va a ir a peor,

que la redención no cae del cielo,

que las nubes pueden ser de azufre

y sin embargo todavía nos llueve agua,

que aún podemos cagarla un poco menos,

amar una miaja más,

leer más ensayos, escribir los nuestros luego,

dejar de prender fuego los árboles,

creer en Dios, o en nuestra fuerza,

y echar los balones fuera, ser conscientes de lo que es nuestro.



Y dejarnos de recuperaciones,

porque nadie se recupera después de un duro golpe:

se vive, se levanta la cabeza,

se hunde de nuevo en el lodo,

nos modelamos en otros nuevos,

pero como antes no, nada se recupera,

pero todo podemos volver a perderlo.



David Lorenzo Cardiel






viernes, 21 de noviembre de 2014

Guerra





Han dado la alarma y todo se vuelve oscuro,

como las libélulas en la noche, que uno

nunca sabe muy bien dónde están y a veces caen y chocan

y aletean en silencio para liberar el aullido de la mañana

convertido en fósforo incendiado sobre la piel ajena,

y yo sé que es una falsa luz la de las libélulas

porque suenan fuerte en la noche

y tiemblan las paredes, y hablan las calles

persiguiéndonos la noche, y no sé encontrar la salida

cada vez que el polvo cubre el pasillo,

como cuando te cae una montaña encima

y de repente ves la luz, y la sigues, y te das cuenta

que sólo es un deseo y que estás agarrado a unos hierros oxidados

que salen por tus manos y que se derraman junto a tus pensamientos,

lentamente, montaña abajo, hasta los tobillos,

pero tú sólo ves la luz, y luego te ves retorcido como un higo pocho

y no sabes dónde ir, ya no tienes patria.



Pero luego te despiertas en alguna parte

y agradeces que te hayan convertido en viento:

así ya no tendrás que aguantar más a las luciérnagas

cuando vuelen por la noche y choquen en silencio

batiendo sus alas en la oscuridad.

Sabrás que ya nada pueden hacerte,

porque ya no hay más montañas ni más silencio,

ni más carne quemada que pueda herir tus alas, pequeña mariposa,

pequeño hijo de la tierra.



David Lorenzo Cardiel


jueves, 20 de noviembre de 2014

Fuenterrabía





Un viento de terciopelo que se levanta

con una suave melancolía de luz,

alto hacia las nubes, enrizándose la arena,

que se eleva desde el Cantábrico

abriendo la playa hacia el Bidasoa,

y los barcos que se abren paso

en un mar que llueve sombras,

mientras las olas van cogiendo forma

talladas por los bañistas que corren al paseo,

se recogen las ropas y se tapan

el rostro ante la espontaneidad de la vida.



Y luego una neblina que viene de Hendaya

como una tribulación inevitable,

y cae la lluvia y con ella

las gaviotas vuelven a gobernar el mar.



David Lorenzo Cardiel


miércoles, 19 de noviembre de 2014

El hilo rojo





Dónde nacen las siluetas cada mañana, que en un rincón,

en una sola esquina, la ciudad se hace campo,

y un hilo rojo nos recorre a todos,

cubierto de miradas que nos resultan extrañas.



El caso es que hay un hilo que huelo

que enreda la ciudad hasta convertirla en huella,

y yo dejo que me guíe y me lleve a mundos extraños

donde el sol quema tanto como enfría

en busca de la verdad perfecta,

de la excusa tamizada que nos permitirá vivir otro amanecer,

allí donde el hilo nos sujeta y nos hiere

como un padre enseñando a su hijo a montar en bicicleta,

inventando nuevos cuentos cada noche

para que durmamos en el sueño de un amor

que siempre será, incluso cuando no exista.



David Lorenzo Cardiel


martes, 18 de noviembre de 2014

Días de lluvia





Fíjate cómo llueve, qué hermosa es la vida.

Se ha hecho líquida para entregársenos etérea,

nos viene en nubes para que no la alcancemos

y que cuando menos lo esperemos nos caiga encima,

para regarnos de existencia, pura densidad,

cuando le apetece.



Nosotros abrimos los paraguas y odiamos a las nubes por llovernos,

sobre todo si tienen rayos y caen yermas

con granizos en verano y nieve en invierno.



Nos perturba pensar que las nubes nos controlan,

que pueden manipular nuestro carácter para hacernos tristes,

o alegres, o que cocinemos paella porque sí,

porque hoy llueve y hace frío,

y no se puede ir una vez más a la playa.



Porque mientras las nubes estén ahí el mundo es de ellas,

y si les da la gana empaparán la tierra

para que no vayamos a los conciertos de verano

y la gente piense en lo que tiene que pensar,

amarse ahora que está la luna.



David Lorenzo Cardiel


lunes, 17 de noviembre de 2014

A veces desearía volver a ser un niño




A veces desearía volver a ser un niño

para ser capaz de jugar con las estrellas sin mirarlas

de esta forma en que las miro,

como puntos mentirosos en el cielo oscuro

que sé que destellan por un efecto óptico,

como lo es el deseo, o la vida, o ver el espejismo de un sándwich

en una carretera nacional a las cuatro de la tarde.



Y jugar con las olas para llorarlas luego,

empapado de sal hasta el ombligo,

y mirar las medusas muertas en los contenedores

que los bañistas tiran cuando las atrapan con sus redes

compradas en un chino por cero noventa,

creyéndose pescadores de vidas,

pescando almas en cada playa,

para después turrarse al sol hasta freírse hartos de soledad,

hasta aburrir la vida que se nos escapa.



Pero luego me doy cuenta y pienso que me he roto

demasiadas veces en mis adentros,

y que si mi infancia son mis recuerdos

volvería a romperme tarde o temprano, y a sangrarme la cabeza

con recuerdos recalentados mil veces,

hasta agotarme las fuerzas y pudrirme en carne.



Al final, me gusta pensar que las estrellas son estrellas.

Bolas de gas muy lejanas, que podrían abrasar este mundo miserable

pero que por bondad, o por tetraplejía, no lo hacen,

y aquí me dejan, contemplándolas desde mi ventana,

como un tonto pegado al vidrio de una pastelería,

para mirar por última vez a la chica de la voz dulce

sin un billete para comprar un pastel.



David Lorenzo Cardiel


domingo, 16 de noviembre de 2014

Semana dedicada a David Lorenzo Cardiel




Si te complace



Si te complace

escúchalo en tu corazón

si te desgarra el poema

te extraña para siempre

como el amor al amante

y éste a su amado

en el arte de encontrarse.



Irma Ariola Medina


sábado, 15 de noviembre de 2014

Me pierdo




Me pierdo

entre una corchea

y

la partitura

de tu cuerpo

hasta deslizarme

al compás

del pentagrama

- de tu perla. –



Irma Ariola Medina


viernes, 14 de noviembre de 2014

En el viento




En el viento

deshojo tus labios

entre los besos sellados

cuando nos fundimos

en una misma llama.


Irma Ariola Medina


jueves, 13 de noviembre de 2014

Arráncame el poema




Arráncame el poema

entre los acordes

de la sinfonía,

mientras

los gemidos son el eco 

del aroma sentido.



Irma Ariola Medina


miércoles, 12 de noviembre de 2014

Soy un atomo



Soy un átomo

que roza tu universo

fusionada en el sueño

conquistado tras la siesta

en el instante preciso

tras el tiempo transitado

por las colinas cargadas

de piedras pisadas

con algunas caídas

tras disipar los escollos

y deslizar mis pies

en el agua limpia.

Somos la materia elegida

que emana

en la justa medida

en el abrazo vencido

en la balanza

de nuestros astros.


Irma Ariola Medina


martes, 11 de noviembre de 2014

Locura por tu boca




Tengo el norte perdido por tu boca

y arde la locura en nuestros cuerpos,

encendidos en tu cuenca 

y dibujados entre nuestras piernas,

temblorosas en nuestra danza

acopladas, mientras mis pechos rebosan

entre tu boca hambrienta

a la pócima de tu desenfreno

conjugando el néctar de tus sorbos,

entre los poros de tu sabia

arrastro mis manos a tu sed

y la sacio recorriendo tu universo, entonces

mar adentro me pierdo,

nos deleitamos entre los sollozos

emitidos en el acordeón de tu grito,

en la PETIT MORTEN.


Irma Ariola Medina


lunes, 10 de noviembre de 2014

Hay nubes...



Hay nubes sin tormentas
otras las viven de lleno
son espejos en la mirada
del transeúnte despistado
que observa la vida
sin prisa
para avistar
su reflejo nuevo
en la perífrasis renovada.


Irma Ariola Medina


domingo, 9 de noviembre de 2014

Semana dedicada a Irma Ariola Medina




Cosa de titanes




El peso del cielo no tiene que descansar

sobre nuestros hombros.

Eso es cosa de titanes.


Regálame un te quiero

y no escatimes besos pequeñitos

mientras escucho los latidos de tu corazón.


Y ahí, sí.

Ahí, seremos los únicos dueños de nuestros sueños.



Antonio José Royuela




sábado, 8 de noviembre de 2014

Timador




Nadie mejor que tú

sabe vivir una existencia camuflada.

Cual camaleón,

cambias el color de la piel

a la espera de una presa incauta.



Hay quien dice que tras tu irreverencia

se esconde la llama del infierno.

Pero para otros, algunas de tus obras

son parte viva de la historia sagrada del creador.



Nunca serás un héroe adorado

ni tan siquiera,

un Casanova de éxito

aunque te guste alardear de ello.

Pero habrás dejado una huella

que el timado nunca olvidará entre sus secretos.



Antonio José Royuela


viernes, 7 de noviembre de 2014

Última voluntad




De ciertos paisajes

atesoro su naturaleza salvaje,

el dibujo de sus cuerpos desnudos en mis pupilas,

y el marco de mis manos

como criaturas intrusas

adaptándose a los requerimientos de la piel.



A ellos

les debo el gusto

de ascender por los recios soportes

de unos muslos hasta el pubis

en el titilar de la vorágine,

como si de un arquitecto se tratara,

o de explorar desde mis labios

la lenta supuración de los senos

en el huracán que crece cerril

bajo la sumisión carnal que ello conlleva.



Así, cuando los vestigios de ese lenguaje

regresan a mi memoria,

me invade la nostalgia

de haber profundizado hasta límites

donde lo prohibido estaba exento de culpabilidad alguna,

como al leer una carta de un amor antiguo,

sabiendo que ya no te ama.



Y es entonces

cuando mi última voluntad

trata de encontrar un nuevo paisaje

en aquellas ventanas donde vislumbro

un haz de luz.


Antonio José Royuela


jueves, 6 de noviembre de 2014

Despedida




Una noche cualquiera

de un día con cielos grises,

despertaré abrazado

a la ausencia de tu mundo,

que es el mío cuando tú no estás.



Entonces, acariciaré tu pelo

convertido en una ciudad apagada.

Tu cuerpo semidesnudo,

será sombra en las esquinas de las calles

de esa misma ciudad sin luz,

donde el sueño de recordarte

juega a defenderse.



Una noche cualquiera,

fría como la nieve cuando tú me faltas,

sentiré miedo al oír el temblor

de tus muslos cruzar la puerta

sin mirar atrás.



Entonces, te estaré mirando.

Una mirada de otros ojos

con rastro de amor.


Sintiendo por dentro cómo se derriba todo.


Una noche cualquiera,

cuando las verdades sin contar

apaguen las cenizas de los labios,

cuando los silencios hayan perdido su crédito

y tu piel sea cicatriz de la mía.



Entonces, el rumbo de tu sonrisa

me dirá la isla dónde naufragué.



Para ese momento,

los dos habremos maldecido

las cosas que no se pueden compartir,

la intransigencia de los ojos de ciego,

las paradas donde no llega el metro

y el taxi quedando lejos.



Esa noche cualquiera, nosotros,

volveremos a ser tú y yo.


Antonio José Royuela


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Hoy





Al despertarme hoy a tu lado

y contemplarte.

Antes de alejarme en la densidad

de la ciudad,

he comprendido la leyenda de la inmortalidad,

el porqué de las noches diferentes

en cada ciudad.

El sueño del niño y el rojo de las amapolas.



Hoy, durante la mañana de oficina,

esquivo como la piel de la puta

con su ropa en las noches de enero,

y añorándote en las balas

que dispara el deseo de volver pronto

a tu mirada, al vértigo de tu desnudo

y al eco de tus besos no robados.



Entiendo que la pasión entra en las palabras

como la luz por las ventanas.

Palabras llenas de pasión

que no dejan que tu recuerdo

se aparte de mi memoria.



Hoy, al café de media tarde,

entre el humo de unos cigarrillos,

donde tu sombra

se hace memoria de mi cuerpo

y tus manos arañan mi espalda,

he deseado cambiar el orden de las estaciones,

poseer el vuelo del cóndor,

escribirte este poema

como seña de nuestro amor,

donde nuestros cuerpos se hacen noche

y son envidiados por los desvanes.



Hoy salgo vestido de ti,

con mis amigos.

Los bares han cerrado ya

y por las aceras juego a perderme

donde sólo tú sabes encontrarme.



Hoy es mañana:

como la noche interrumpida,

como el reloj sin cuerda,

como el sueño roto que enlaza con otro nuevo,

como la película cortada en la escena del crimen.

Y te grito en el silencio de la distancia

con la intención de atraparte mañana.



Antonio José Royuela,


martes, 4 de noviembre de 2014

Te hallo y me pierdo




Te hallo

en los labios de la noche,

en la melaza de tus pezones,

en la querencia de tus oquedades

y en el buen hacer de tus manos



y me pierdo

en los besos ausentes

de una boca nómada,

en la sombra de unos turgentes

y distanciados senos,

o en el vaivén

de unas caderas infidentes.



Te hallo

en la batalla cuerpo a cuerpo

hecha cama y en tu gemir

cuando pides que azote tus nalgas

mientras la luz de tus ojos

solicitan continuidad en el movimiento

de nuestros torsos adheridos,



y me pierdo

en la orilla sin mar

que aleja tu espalda,

en la angustia de saberte acariciada

en el fuego de otro calendario

o en la imagen rota

de un despertar abrazado a tu ausencia.



En este círculo

de hallarte y perderme

es donde la necesidad de la certeza

es un cielo en aquelarre.



Antonio José Royuela


lunes, 3 de noviembre de 2014

Qué si soy mujer




Me preguntas qué si soy mujer.

Como si no hubiese dado muestras de ello.

Como si no bastara

equilibrar los delirantes acordes de tu caminar,

ser las cuatro patas de la mesa

sobre la que se come, se sueña y se llora,

sacar las plantas al balcón para que el dióxido

no perturbe tus comas.



Como si no hubiese sido suficiente

levantarme temprano todos los días,

recoger el ancla, limpiar la casa de agujas infectadas,

maquillar el desaliento de entre mis piernas

o tener siempre a mano la miel con limón

con la que lubricar nuestras gargantas dañadas

por el desorden de las palabras.



Te recuerdo parte del equipamiento de serie que llevo:

la orografía que levanta deseo de ser coloreada,

un obrador de vida,

la sinergia de milenios de las de mi especie,

el mejor manual de supervivencia que se conoce

y un libro de recetas sobre felicidad.



Que si soy mujer, me preguntas,

y te quedas tan pancho, ¡hombres ciegos!,

apresados en su propio bienestar.



Antonio José Royuela


domingo, 2 de noviembre de 2014

Semana dedicada a Antonio José Royuela




¡Estoy harta!



Estoy harta de tus besos que no besan
harta de mendigar unas horas para salir sola,
cansada de mirar el techo y permanecer quieta
cuando buscas tu placer a toda costa.

Cansada de tus abrazos de propina
fatigada de dormir siempre alerta
aterrada con los portazos que me despiertan...

Abatida de ocultar mi mirada delatora
ofuscada de censurar las palabras.
que sueñan      
con salir a gritos       
de mi boca.

Avergonzada de esconderme de los míos
para que no vean las huellas que me dejas.
Hastiada de amoldarme a tus caprichos,
ahíta de tus falsas excusas
cuando recurres a la humillación y a la violencia.

Perturbada al sentirme tan indefensa
asfixiada estoy de tu prepotencia,
que a todas horas me anula
me controla     
me desespera.

Pero a pesar del miedo
no has logrado arrebatar toda mi fuerza.
Introduzco mi vida en una maleta
y con mano firme,       
abro la puerta.

Silvia Cuevas-Morales




sábado, 1 de noviembre de 2014

Anoche nos amamos




Eran tus labios prohibidos

Era mi lengua atrevida

Eran mis senos ansiosos

Eran tus dientes rapaces

Era tu vientre cálido

Era mi mejilla en tu regazo

Eran mis muslos firmes

Eran tus manos suaves

Era tu sexo ardiente

Era mi boca ávida

Era mi grito desesperado

Era tu orgasmo liberado


En diferentes lechos

A miles de kilómetros

Anoche...

nos amamos



Silvia Cuevas-Morales





viernes, 31 de octubre de 2014

Oración




Que las sombras de la noche no me desvelen

Que el silencio no me grite al oído

Que el reloj no explote en mi cerebro

con su maldito martilleo eterno

Que la araña no teja su tela en mis pensamientos

Que el búho no se mofe de mi sonrisa

Que el tiempo no me robe tu recuerdo

Que mi sueño no permita que te seduzcan otros versos

Que la distancia no nos tienda trampas

y nos entierre en el olvido del silencio

Que los miedos no nos asalten

con sus máscaras diabólicas

y el veneno de los celos

Que sepamos mantener presente

que es la misma luna pálida la que se esconde

detrás del sol de tu cielo



Silvia Cuevas-Morales


jueves, 30 de octubre de 2014

Descansé mis huesos




Descansé mis huesos
reposé mis párpados
Apoyé mi cerebro en la almohada
acosté mis pasos polvorientos
Yacieron inertes los pensamientos
el corazón latió horizontal
y escondí mis dientes
Liberé la lágrima frustrada
y mi cuello se quejó
con un crac de huesos
La serpiente vertebral
se enroscó sobre sí como un feto
Navegué en un mar soñoliento
con el "id" suelto al no estar
despierto el "ego"
El polvo del día cansado
descendió e hizo su nido en mi cabello


Silvia Cuevas-Morales


miércoles, 29 de octubre de 2014

Idiota sadomasoquista




Querías ser mi sirviente

que te amarrara

y te colgara,

te golpeara sin parar.

Que te vendara los ojos

para no ver,

que te tapara la boca

para no hablar.

Que te diera latigazos,

te insultara,

te humillara.

Pero para mí

eso no era ningún juego.


Soy chilena

eso no se puede olvidar...


Silvia Cuevas-Morales


martes, 28 de octubre de 2014

Desarraigo


Un enorme peso que me fatiga
Una triste valla que me aísla
Un desierto que me asfixia
Un mar que me castiga
Sonrisas de papel que ya no devuelvo
Recuerdos borrosos que me anulan
Pertenencias que ya me son ajenas
Amistades que ya desconozco
Sueños insatisfechos
Planes truncados en el destierro
Fotografías que me acosan
Cartas polvorientas que me hunden
Voces distantes que me susurran un pasado
que ahora siento tan lejos
En círculos deambulo por avenidas
sin dar con el sosiego
La noche más cruel aún
no me permite descansar mis huesos
Aferrada a mi almohada
intentando sucumbir al sueño
en búsqueda de esa calma
que tanto añoro
que tanto necesito
para volver a nacer
con pleno derecho a vivir
en este país nuevo.


Silvia Cuevas-Morales


lunes, 27 de octubre de 2014

Fusión



Cómo deseo vestirme con tu cuerpo
Enguantarme con tus manos
Mudar mis gafas por tus ojos
Enfundar mi cuello con tu pelo

Erguir mis pezones en tu boca
Cubrir de sudor la seda de tu vientre
Leer tus pliegues con caricias
Adentrarme en tu mente

Lamerme los labios con tu lengua
Sujetar mi pecho con tus brazos
Amamantar tus besos con mis senos
Entregarme a tus dedos

Atrapar tu muslo con mis piernas
Galopar igual que un potrillo hambriento
Humedecer mi nido con tu aliento
Ensortijar mi lengua con tu vello

Morder la fruta prohibida con tus dientes
Saborear tu saliva con mi sexo
Tragar el aire de tu boca
Con el último espasmo de nuestros cuerpos.


Silvia Cuevas-Morales


domingo, 26 de octubre de 2014

Semana dedicada a Silvia Cuevas-Morales




Cosecha continua





Leo en tu rostro, madre,

las heridas de la vida abiertas,

tu legado, el que heredaste,

al que no renuncio y a él sumo el mío,

dudas y pasos de esta cosecha

continua con los nuestros,

cabeza con cabeza como bestias

en la faena de la labranza,

brazo a brazo en la vasta era

en la que aún nazco, nacemos,

donde prende incesante el árbol,

donde trillo las mieses de la sangre.

Tengo tus preguntas y las mías,

y también tengo tu agua, madre:

la vida no se nos volverá yerma.



Andrea Mazas


sábado, 25 de octubre de 2014

Mi columna vertebral





mi columna vertebral,

mis tristes andamios cortos,

no llego a la herida, a lamerme

desde dentro mi dentro,

no toco la alegría,

me tiemblan los disfraces,

le quedaron pequeños

a la niña del miedo

(¿qué palabra es cicatriz?):

soy una funámbula y su cuerda,

el vértigo, la caída antes de caer,

pienso en ti sin equilibrio,

sin número ni dios, sin mí

(soy un yo: hueco, pasillo, caja)

rezo, espero, retuerzo silencio, digo

/contradigo/contrahago/contraigo/,

me acurruco, cefálica, me ateto,

me atrapo en una promesa de luz

como un explorador perdido

soy eco de mis pasadizos,

esta voz es grito de ayer

y de mañana

(en todo centro se entra

en un laberinto más)



Andrea Mazas


viernes, 24 de octubre de 2014

Maternidad





cuándo fue la primera contracción no lo sé

ni en qué hora empecé a dilatarme

pero sé que

me nazco un poco más cada día

y espero que

buenamente

la muerte me alcance solo

al final del parto

como fruta que se desprende

al fin madura de su rama



Andrea Mazas

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jueves, 23 de octubre de 2014

Vistas a un poema





Vivo en una casa con una ventana que da a otra casa con una ventana con barrotes.

Cuando la persona que vive en la casa de esa ventana con barrotes descorre sus cortinas y una hoja de la ventana con barrotes,
anula mi reflejo y veo, entre los barrotes, un salón partido e inundado de luz en el que yo podría bailar y al fondo un balcón.

Solo cuando la persona que no baila en ese salón deja abierta la ventana con barrotes y descorre las cortinas del balcón del fondo del salón en el que yo podría bailar puedo decir que mi casa tiene vistas.

Hay detrás de esta idea otra idea con vistas a un poema muy triste.



Andrea Mazas


miércoles, 22 de octubre de 2014

Siesta





En la siesta

no hay hora ni deshago cama.

Disfruto de la inutilidad

de las sábanas sin tic-tac.

Me despiertas tú,

te digo, y tú asientes.

Eres así. Estás siempre

derramando síes que se enlazan,

que trazan la inadvertida continuidad

en la que nos destapamos cada mañana,

pronto, con el café aún sin servir.

Después, los recados, el calendario

y las citas, el abandono de los parques,

la música, los planes y las cuentas,

todos esos asuntos que nos aplazan

el tú y yo, sin ausencia:

pienso en ti sin pensarlo,

y sin pensarlo llega otra vez

la siesta, un sí tañido,

como una campanada de piel.



Son las rutinas de este amor,

las de hoy, blandas:

mañana ya serán otras.

Nos queremos.

Me basta esta concurrencia,

este sutil sucedernos

que anula relojes y mantas:

el tiempo es presencia

o ausencia, pensarte;

de sangre y palabra, o silencio,

es el calor, o no es.



Van quedando las puntas

de los retratos que nos descolgamos.

Yo escribo sobre lo que ya se está yendo.



Andrea Mazas


martes, 21 de octubre de 2014

Dos veces luz





Estás multiplicada.

Eres dos veces luz.

Las preguntas que retrasaste

se responden ahora con otras

y anticipan las de mañana, pero hoy

las sabes semilla y te creces.

Eres así, fértil,

raíz firme de sangre

que crece y tú creces.

Eres más,

y más de la tierra que nunca,

como suma de amores.

En tu matriz late la hora siguiente.

Dibuja un aro concéntrico más

en la estela de tus edades.

Eres árbol fecundo de ternura.

Maduras en una estación que se expande.

No has nombrado aún

a la mujer que te está brotando

y ya asumes la circularidad,

lo redondo,

como una señal de tu vientre.

Es la vida,

la retórica implacable.

Tu hijo te está naciendo,

de nuevo, nueva.



Andrea Mazas


lunes, 20 de octubre de 2014

La pecera




Sé que te intuyo más de lo que te sé.

Veo venir de lejos al hombre que estás a punto de ser

mientras el niño que estás siendo le susurra

a la niña que le crece a mi mujer.

Son ellos quienes pasean ciertas horas

por las playas que inventa la ausencia,

como jardines de infancia sin tutores

donde hacerse los recreos y morderse la merienda.

Levantan torres de babel,

combaten a los dragones con tu lápiz de arena,

lanzan una red de risas al agua, y, de repente,

el mar se abre como una boca,

una pecera gigante de amor salado.



Después se quiebra el sueño, y él se esconde.

La inocencia escribe el último verso de la noche.

En el punto final te encuentro, esa isla minúscula

que pone mi mujer, que borra tu hombre.

Nuestros niños se hacen los muertos sobre la duda.

Nos extrañamos en el sueño que despierta el deseo.

Luego poco más: la noche vuelve a su sitio


y avanza en silencio.



Andrea Mazas


domingo, 19 de octubre de 2014

Semana dedicada a Andrea Mazas




Pura casualidad



Me llamo Sara como me podría llamar Marta o Lucía.
Vivo aquí como podía vivir allí o allá.
Mi color de pelo, de ojos, de piel,
mis manías, miedos, hasta mi forma de andar,
todo, pura casualidad.
Casualidad y genética.
Eso somos.
Eso y tal vez,
unas gotitas de experiencia.
Poco más.
Perturbador descubrir
que hay poco que controlar
que modificar
que no podemos evitar un infarto repentino
una embolia
un cáncer
o ser hipocondriaca, como pueden ver.
Tampoco con quién nos cruzaremos al girar esa esquina
o quién decidirá dejarnos al girar otra.
Qué pasará con los mercados
con la borrasca que se acerca por el oeste
o con qué, idea delirante, nos despertarán los de arriba.
Nada, no sabemos nada
y pese a esa nada,
somos capaces de vivir como si nada.
Vivir cada día
como si lo supiéramos todo.


Sara Zapata


sábado, 18 de octubre de 2014

Con mi permiso



Me permito vivir como quiera
porque esto, la vida,
es lo único realmente mío.
Me permito por tanto
tropezar las veces que sea necesario
y también vaguear,
tumbarme al sol y dejar que pase el tiempo
sin que nada pase.
Me permito también
adelgazar y engordar a mi antojo
puesto que este cuerpo es mío
y darle placer sin reproches.
Me permito amar y que me amen
sin ridículos límites
que edulcoran al amor
e intentar
aceptar el fin con valentía
sin miserables reproches,
pero si llegado el momento
me falla la entereza,
me permito convertirme en escarabajo
durante un tiempo determinado.
Me permito cambiar de opinión
sin sentirme culpable
ya que nada es estático.
Me permito además,
permanecer en la confusión del ser
en la intriga de las sombras
en esta interrogación constante.
Me lo permito
porque ya me cansé,
de apuñalarme a cada instante.


Sara Zapata


viernes, 17 de octubre de 2014

Regresar



Sentirse muerta sin estarlo
percibir el mundo que la rodea
como un frío y silencioso ataúd
en el que ya nada
el que ya nadie.
Caminar muerta entre los vivos
sentirse sombra
agua estancada
eco sin voz.
Y allá, en el país de los muertos
donde la estación no cambia
y sólo pasean recuerdos
se abre paso un rayo de luz
directo a su pelo,
un rayo que todo lo cambia.
La vida vuelve
siempre vuelve
porque sólo los muertos de verdad
saben ser muertos.


Sara Zapata


jueves, 16 de octubre de 2014

Puestos a elegir




Puestos a elegir elijo:
El mar embravecido
tu lunar de la espalda
la sonrisa de Jimena
el abrazo de mi padre.
Puestos a elegir elijo:
cañas en el Mercado de San Fernando
a cena en el Ritz
tus poemas a Neruda
Lope a Góngora
ver por enésima vez una de Billy Wilder
a la última de Ridley Scott
diez días de verano al invierno de Madrid
volver a ver a mi abuelo preparar sus migas al Cuponazo
el asiento de atrás del Corsa
a una suite francesa.
Pero todos mis elijo cambiaría.
Cambiaría mis pequeñas batallas cotidianas por una mayor,
por ver a Lorca escribir en su patio de Granada
por no ver a Machado pisar Colliure
por ver a Hernández acercarse a una cuna con un saco lleno de panes, queso y jamón del bueno,
por no ver a Alberti a bordo del "Mendoza".
Cedería mis elijo
por ver bailar juntas a las trece rosas
por no contar los muertos
por ver a los maestros en sus escuelas
por ver desterrado al que vino de África en un remoto rincón de Groenlandia
por ver vacíos los Pirineos y no escuchar La Pirenaica.
Mis elijo daría
por haber ganado esa Guerra
por sentir la vida,
la libertad.


Sara Zapata


miércoles, 15 de octubre de 2014

Ausencias



 He recorrido años, otras ciudades,

he sentido el vértigo de varios precipicios,

anduve otras tierras, soñé otras lunas.

He vivido sin ti todo este tiempo,

otros llenaron de besos y palabras

mi alacena,

a otros amé, olvidé,

me amaron, olvidaron

ya sabes cómo es esto…


Y pese a todo, pese a este reloj

que avanza por segundos que son años,

siempre hubo un momento,

en aquella terraza en Nápoles,

en algún paseo frente al mar,

en aquel inolvidable concierto

o en un mirar la lluvia tras el cristal,

en el que me acordaba de ti

y te imaginaba allí,

en esos pequeños instantes

en los que nunca estuviste.



Sara Zapata


martes, 14 de octubre de 2014

Advertencia



No quiero promesas,
no se pueden cumplir.
No espero tu todo
ni deshilacharte a poquitos
ni que me mires y mueras
porque yo,
te quiero vivo.
No hagas de mí tu centro
no me lleves por bandera
que mi luz no te ciegue
ni mis besos te callen.
Cédeme rincones,
avenidas, portales
pero guárdate lugares
en los que yo no entre.
Protégete de mí
que tiendo a la expansión
a poblar todo un mundo
para después huir
ante el horror que supone
sólo verse a una misma
cuando dos, se hacen espejo.
Recuérdalo compañero,
yo sólo,
te quiero libre.



Sara Zapata


lunes, 13 de octubre de 2014

Avanza



Ya no puedes demorarlo más
ya la vida empuja te reclama
grita tu nombre cuando la ciudad duerme
y sólo los hombres tocados por la clarividencia
o mordidos por el amor que no fue
cavilan, sueñan, se destruyen.
Ya no puedes excusarte más
ahí está
sentada en ese café
jugando con sus dedos
mirando el reloj.
No es la vida
pero es el puente que te llevará hasta ella.


Sara Zapata


domingo, 12 de octubre de 2014

Semana dedicada a Sara Zapata




VUDÚ




Si ella supiera la dicha

de la tripa en el ladero

de la desbordada fiola

que hace al vidrio

enmudecer.


Si supiera los coros

que me mete en la cabeza

cuando tiende o cuando mira

o va en el metro

y es rebalse

su ojo amohinado.


Si supiera

que si sigue riendo

va a romperme

de tan elástico

el vudú.


Si supiera

lo poco que quepo

en el crisol

cuando son cósmicos

los cabreos.


Si supiera la balsa

de peinada agua

con que me hace

asumir

las inundaciones.


Si supiera

que desde ella

no sé si tengo

flecha

o corazón.


Si supiera

la colección de poleas

que ha puesto

en el levanto.

Si supiera

lo mucho que me ha

ayudado

en la medida

de lo imposible

y el bajo escalón

del ahora

precipicio.


Si supiera la boca

que le miro

y el trasero

que mena

el disturbio

y esa carne

percutor

y ese pelo

pentagrama

donde ha madrugado

la cola

de la música.


Si supiera que con un sólo

puñado de su ira

no importaría

lo grande

que fuera

mi grisgrís.


Si supiera la batería

de mi empeño voltaico

por poderos

contarla

sin nada

exagerar.


Si supiera

que sólo en el hueco

de su pecho rambután

evito yo serme

escaramuza.


Si supiera

que es ella

la poesía

del reveno.


Y si yo supiera

que lo sabe...

qué velís de palabras

y qué asfixiante treno

aguaría el cajón

de la escritura.



Pedro Morillas


sábado, 11 de octubre de 2014

LA SUERTE



Todas las mañanas cuando despierto
experimento un placer supremo:
el de ser Salvador Dalí.

Salvador Dalí



La suerte de llamarme Pedro Morillas,

la suerte del uso del morral

cargando los candelabros

del onanismo.


La suerte de levantarme cada día

y llamarme Pedro Morillas

y no saber con qué fin

usar el espejo

de la maledicencia.


La suerte, la increíble suerte

de experimentar el supremo placer

de llamarme Pedro Morillas,

la suerte de ponerme

frente a mí

totalmente

amartelado.


La suerte de los riegos jaricando

el nombre de mi propia

cosmogonía

teniendo la poesía

la ijada

de su propia

sospecha.


La suerte de asomarme al balcón

siendo Pedro Morillas,

ese hombre que se escala

al tiempo que caen

los chubascos

de su altura.


La suerte de tener

a los amigos contados

con el muñón.


La suerte de no sentirse

nunca

solio.


La suerte de decirse:

“Te quiero

tanto que

te tengo

que matar”.


La suerte de llamarme Pedro Morillas,

ese espantapájaros clavado

para mantenerse

en la distancia

del viento

con su treo.


La suerte de tener una idea fija

que no acaba de torcerse,

la suerte de ser siempre puntual

deshora,

la suerte de ir a todo tren

a través del rabión

donde es líquida la colección

de todos

mis remordimientos.


La suerte de practicarme

cariñosamente

el haraquiri

en la ceremonia

oficial

de mi coloramiento.


La suerte de haber nacido

con una segunda y

última

oportunidad.


La suerte de mi madre

y de mi padre

y de la madre

de la madre

que los banió.


La suerte de llamarme Pedro Morillas

y captarlo todo

con feliz

ametropía.


La suerte de levantarme cada día

Pedro Morillas

y dejar que taladre

el poema

un butrón

en la cóncava

cecidia

del cerebro.


La suerte de ser intolerante

a la astrosa

realidad.


La suerte de creerme un genio

creyéndose genialmente

desgraciado.


La suerte de ser adelantado,

que alguien pare

al caracol.


La suerte de planear conmigo

la conquista

de mi entrega.


La suerte de estar sentado en una silla

sentada en otra silla

y así hasta que todo en mí

es

asentamiento.


La suerte de tirar piedras

contra mi propio

legado

y de considerarme

sin lugar a dudas

el más importante ser

de la histeria

de la humanidad.


Y la suerte,

sobretodo,

de llamarme Pedro Morillas,

ser poseído

por Isel

y no importarme entonces

la suerte,

la repetida

suerte

de mi nombre.



Pedro Morillas