domingo, 31 de marzo de 2013

domingo, 24 de marzo de 2013

Volvemos el 31 de marzo...

La bicicleta




La bicicleta 
era roja y no
tenía frenos.

Una BH
con muchos
desconchones
en su cuerpo,
como los de una
pared mordida.

La bicicleta
era de tamaño
mediano y la
compartíamos
cinco
hermanos,
desde los 4 a
los 12 años.
Era cuestión de
adaptarse:
o ibas sentado
o de pie.

No tenía frenos y
para parar,
(con suerte)
metíamos el
pie en la
rueda delantera.
Creo que las suelas
de los zapatos
Gorila,
las hacían
pensando en
nosotros.

Hoy,
en este pueblo
de playa,
mientras volvía
del mercado
y en una bici
de segunda
mano,
he recordado
la BH roja
sin frenos.
Y, sonriendo,
he metido el
pie en la rueda.
Deberíamos aprender
de nuevo
a ser niños,
le he dicho al
señor que me
ha ayudado
a levantarme.




Yolanda Sáenz de Tejada




sábado, 23 de marzo de 2013

Ángel en la ventana



A esa tarde,
en la que el mundo decidió ser original.



Un hombre en
una ventana
(bueno, mejor,
un chico en
el balcón).
Entonces:
un chico en
el balcón
con un albornoz
blanco.

Yo,
 en la calle,
saliendo de una
zapatería
(donde me había
probado esos   
zapatos de tacón que
nunca me compro).

Él se asoma
desde un  
segundo piso
(el chico)
 y yo, desde el
mundotierra,
 miro hacia él.

Y lo veo
bailar
(con el albornoz
abrochado)
una canción de
Massive Attack.
Se mueve bien...

Me detengo,
freno el mundo
con mis labios y
lo miro. 


Yolanda Sáenz de Tejada

viernes, 22 de marzo de 2013

Ana y su flor


                                                                                                       


Para Ana,

porque ella soy yo.


A mi niña
le ha brotado una
flor en el pecho.
En el izquierdo.

Tiene por cáliz
un beso de su
amante
(ese que le regala
su piel y sus noches,
su deseo
de rizos morenos
y sus hijos
paridos de abrazos).

A mi niña
se le quiebran
las lágrimas
al verse brotada,
pero no me lo
cuenta,
no me quiere
dañar el
alma
(pero no sabe,
mi niña,
que yo soy
ella y que,
sin palabras,
adivino lo que
se le atraganta).


Y también sé
(y esta es mi sentencia
inapelable)
que aunque
los médicos
reciten que es un
cáncer,
lo que le ha
nacido a mi niña




Yolanda Sáenz de Tejada




jueves, 21 de marzo de 2013

Alquilo apartamentos.




Alquilo apartamentos.
Sólo hay
un inconveniente,
están dentro
de mi cuerpo…

Pasa, joven,
que te los quiero
enseñar.
Pero recuerda:
no los vendo,
los alquilo.

Entre los pechos
tengo el más grande
—dúplex corazón—.
A veces tiene goteras,
y grietas,
pero las vistas
son inmejorables:
el mar del amor.

En la espalda,
uno pequeñito
que me curva
la nostalgia.
—Piso segundo,
apartamento dolor—.
El suelo
es de carmín
y si lloras,
te puedes
escurrir.

El del ombligo
es mi favorito.
Con ese lago
de besos
en el centro…
Pasa, joven,
te dejo nadar
un ratito
dentro de mí,
—que diga,
de él—.

Si te gusta alguno
sólo tienes
que decirlo.

No se admiten
humanos,
ni excrementos
de odio.
Se cobra
en ternura,
aunque duela.
Y hoy
(esto es un secreto)
estamos de oferta:
si haces nudismo,
te regalamos
un mes.


Yolanda Sáenz de Tejada


miércoles, 20 de marzo de 2013

Me gustan mucho



¿Tú crees que eres feliz..?
Eso, querida,,
 es que no has vivido conmigo.


Me gustan mucho
tus alas.
Alas de pez y
de tierra,
de mordiscos
casi de sangre y
de amante
libre.
Alas que necesito
acariciar.

Y me gustan tanto
(tus alas)
que a veces,
cuando duermes,
te arranco
una pluma de
la espalda y
la chupo
obsesivamente
para quedarme
con el resto
de tu vuelo
entre mis dientes.

Me enloquecen
tus alas.
Alas que
me empujan
al vacío,
que me gritan
que salte
contigo
(aunque yo sepa
que me
destrozaré las
raíces y los
sueños si
nos caemos).

Tus alas,
las que hoy,
sin dudarlo,
me quitan
el frío y
me recogen
de mi mundo
para crear
un nido
contigo. 


Yolanda Sáenz de Tejada

martes, 19 de marzo de 2013

Adoro tu mentira





Adoro tu mentira
sincera y
adoro,
(sin remedio)
tu voz desafiando
mi lengua.
—Tan besada,
tan buscada…—.

Adoro que me digas
que no es justo
que me vaya
a llamar por
teléfono cuando
es tarde,
cuando reposo aún
en la esencia
—tan fresca—
de tu piel.

Pero lo que más
adoro,
lo que más
me revuelve
los huesos
y el corazón,
es que me sigas
pidiendo
(a deshoras,
mi amor,
cuando menos lo
espero)
que me
case contigo. 


Yolanda Sáenz de Tejada


lunes, 18 de marzo de 2013

Ablación





Barcelona, después de conocerte…

Pregunto por ti en el hospital.
Necesito que me cuentes como le devuelves a una mujer
(con su integridad arrasada) su dignidad…
Sonríes dulcemente y entonces entiendo
porqué tantas mujeres a las que has ayudado te adoran
y  te envían desde sus países,
cartas, fotos de sus hijos
y amor.

Después, delante
de un té,
me cuentas la historia de
la última niña;
como si tú
fueras ella.

Dolor con dolor…
…………..


Me amputaron
el naciente
placer
cuando tenía
nueve
años.

Jugaba con Khadija,
mi bonita muñeca
de ojos negros.
Mi madre, impasible,
me la arrancó,
y me segó la
voz con
mis propios
gritos.
(Del pelo,
me quitó
la niñez y
una flor).

Me ataron a
una piedra y
con una cuchilla
vieja me arrasaron
como mujer.

Sin anestesia,
sin piedad.
—Sometimiento de
niña hembra
grabado en mi
chiquilla piel—.

Después de unas
horas puedo,
a través
de un pequeño
orificio con vistas
al diablo,
orinar.

Pero mi madre,
mientras me unta
zumo de limón y
nanas,
sonríe…
Ahora los hombres
me querrán
comprar.
Seré una fiel
mujer muñeca
(de mentira
pero de verdad).
Y lo mejor;
cuando sea mayor,
me podré casar.



Yolanda Sáenz de Tejada



domingo, 17 de marzo de 2013

sábado, 16 de marzo de 2013

HAIKU DIABÉTICO





Café solo y,
un, dos, tres, cuatro, cinco:
Coca cola Light.



Victor Guiu Aguilar

viernes, 15 de marzo de 2013

SON



sonius son,
sonez de son,
que suena,
e suenia,
suenia…

Suenios e sospiros;
sentius.




Victor Guiu Aguilar

jueves, 14 de marzo de 2013

Etapa Vigésima





(Grenoble se escribe Grenoble pero se pronuncia -en francés- Grenoble)



Cuarentaydosmilquinientos metros de crono individual.
Cuarentaydosmilquinientos metros para decidir un Tour y consagrar una vida.
Cuarentoydosmilquinientos metros.
Rodillo.
Sudor.
Ojos en blanco.
Dolor.


Surgirán las dudas. El perdón. Los perdones.
Y sobre todo las preguntas.
¿Por qué no ataqué?
¿Por qué reservé?
¿Por qué me caí?
¿Por qué no sufrí?
¿Por qué?


Cuarentaydosmilquinientos metros hasta la meta.
Solo.
¡Allez, Allez!*


Tresmiltrescientoscuarenta.
Tresmiltrescientoscuarenta segundos.
Tresmiltrescientoscuarenta pulsos en la sien.


París. Un salto de canguro.
París.
La gloria.


*En Aragón se suele usar el “Tira, Tira”. La marea naranja apuesta por el “Aupa, Aupa”.



Victor Guiu Aguilar


miércoles, 13 de marzo de 2013

MAMA






Mami se encoje,
se acurruca en la cama,
coge al ninón,
lo acapara con sus brazos,
lo mira,
lo besa con cariño
y pasa su cara con grandes ojos protectores
por la carita despistada de Manuel.


Y Manuel se asoma al mundo
a través de esos roces,
de esas carantoñas,
buscando el jugoso pezón que todo lo llena.
Se preta fuerte apretando sus puñitos
de boxeador llorón,
de futuros extraños,
que no existen más allá de la cama,
de la muga que hace mamá con su cuerpo,
o de los brazos de los tatos,
cuando te agarran fuerte,
para que nunca te vayas de su lado.


O todo el mundo en el instante sublime que eres más que niño,
de tan niño que eres.



Victor Guiu Aguilar

martes, 12 de marzo de 2013

EUROPA ME ENROCA




Rocoso os observo
desde mi atalaya rocosa.
Me enroco.
Rocosa bandera de humo.
desde rocosas habitaciones bilaterales.
Se enrocan.
Bruselas se apelmaza,
con café solo, foto y caspa.
Nos enrocan.
Y veo que a mí me abrazan al pedregal,
recorriendo huesos,
recomiendo tierras,
vomitando atardeceres...
Me enrocan.



Victor Guiu Aguilar




lunes, 11 de marzo de 2013

CAMIN DE NINON






Güei me debanto e soi bertiz cobalto d´a piramide de ¿Maslow?
Ayere, sin dembargo,
me chité n´os soleros,
alazet de piramide.
Feito e més desfeito de guambra.


Barco e desoro d´a mía tristura.
Que en ba e torna ta ra tierra,
cuan mira ro suenio polido d´o ninon suyo,
a ra falda d´o leito
que se´n torna frior e baruca.


Güei me debanto, ensisto
E soi o bertiz cobalto d´a piramide de ¿Kefrén?
¿U Micerinos?


O lumero uno d´as presonas.
O poeta e falordiaire que s´ascuita cuan charra.
Ista nuei estase de rebés.
Blincaré de pares as escaletas.
M´amortaré de yo e ta yo.


E maitín,
seré.
Sin guaire cosa que trafegar.
ni casa mía, ni fillos,
ni esbenidero,
ni ilusión.


Tornaré á puyar escaletas,
e á baxar-las.
Lo me dizió ro mío endocrino.


Ixo rai,
dizió,
que fese esporte



Victor Guiu Aguilar


domingo, 10 de marzo de 2013

Semana dedicada a Victor Guiu
















Hay un refugio de piedra



                             Hay un refugio de piedra,
escondido en un volcán,
con una luz amarilla
tiritando en el aloe azul.

La sombra indefinida que vive allí
abre su puerta de sésamo,
al tronar de los cascos salvajes
que no encuentran su lugar,
y ofrece una copa de hielo fundido
con cubitos de fuego helado
que vuelve suave la sed.
Tiende en el suelo la capa del viajero
y lo envuelve en el aroma rosado
de la sinfonía verde del tiempo gris.
Lo adormece en la bruma
que pierde el espacio,
y le muestra el paisaje sin nombre
de las costas de nácar
con crepúsculo añil.



Mara Romero Torres


sábado, 9 de marzo de 2013

La ternura que moldea mi corazón


                             


                         La ternura que moldea mi corazón,
como un dios que hace su propio pan,
zapatea en la mañana mate
de un cielo nublado.

Oigo el ronco sonido
de un coche que se aleja
y agota su eco en un débil crujido
que vibra, en el trasiego inconsolado
de un despertar que se deshace,
como los grumos de harina entre las manos.

 La luz blanda de un oro pálido
consume  el aire despojado del tesoro
de esa voz que ya no escucho,
de esa mirada que congela la vida en su ausencia,
de esa sonrisa que vierte el agua
y que moldea mi corazón
como un dios que hace su propio pan.



Mara Romero Torres


viernes, 8 de marzo de 2013

Al final de una calle



                         Al final de una calle,
o quizá al principio,
con el platillo en el suelo
espera el mendigo.

Le echan monedas,
le echan migajas,
y, cerca de su mano,
el cartón de vino.

Con ojos vidriosos
vislumbra figuras erguidas
que pasan ausentes, indefinidas.
Dormita un segundo,
se siente tranquilo.
Las voces, las máquinas,
sólo son ruido.
Vive en su otro mundo
ajeno a su mundo,
donde las carencias
forman el orgullo
y la miseria es su riqueza
y la libertad su destino;
aunque tenga que quitarse el frío
con varios tragos de vino.



Mara Romero Torres

jueves, 7 de marzo de 2013

Eco en la madrugada



                                               Mis versos te mecen
                                      en las horas ausentes de sueño.
                                      Ellos son los brazos que te rodean
                                      y encienden el fuego en mi pecho,
                                      cuando, en la noche sin ti,
                                      vierto en mi almohada el deseo

                                      y repito, repito, tu nombre
                                      e imagino, imagino, tu cuerpo
                                      y te digo, te digo, te quiero
                                      y responde, responde, el silencio.



                                          Mara Romero Torres

miércoles, 6 de marzo de 2013

Tú aún no lo sabes




Tú aún no lo sabes,
¿cómo podrías saberlo?
que el calambre de tu aliento
viste mi nuca y tus manos
aprenden amor en mi cuerpo.

Tú aún no lo sabes;
pero yo, ramera del silencio,
he probado tu sabor a tabaco
y he bajado la cremallera
al pudor de lo prohibido.

Tú aún no lo sabes
y querrás saber el momento
en que mis ojos prendieron
fuego a tu fuego en mi fuego
y en mis muslos naufragó tu pensamiento.

Tú aún no lo sabes,
cómo podrías saberlo,
si en tus calles no hay luciérnagas
y me buscas en los posos del café
sin ver que te salgo al encuentro.

Tú aún no lo sabes;
pero qué haría yo porque lo supieras,
si la vida erupciona en mi centro,
y me pregunto, cuando sientas y no entiendas,
qué harías tú por saberlo.






Mara Romero Torres


martes, 5 de marzo de 2013

A mi vida vine sola



A mi vida vine sola,
a mi muerte sola voy.
Y en medio quedas tú,
pequeña niña mía,
engarzada en mis poemas;

latiendo en la tinta negra
que llena la página blanca;

amiga de la noche;

enamorada de la mañana;

vestida de hojas secas;

olvidada en un cielo gris;

llorando por el frío de una noche congelada;

buscándome en el recuerdo
del aro que dejó encendido mi pensamiento,
donde sabes que te espero
convertida en brisa, en beso, en llama.        



Mara Romero Torres

lunes, 4 de marzo de 2013

Cuando digas que me amas




Cuando digas que me amas,
que mis cinco sentidos lo entiendan.
Así un impulso sin pretexto
me lleve a sentir mi cuerpo entre tus manos,
a ver tus ojos cerrarse junto a los míos,
a saborear el marco de tu sonrisa
y a oler la vida en tu piel,
oyendo en tu pecho el silencio.


Cuando digas que me amas,
y yo lo sienta en un beso,
habrás roto la distancia que me separa del cielo.



Mara Romero Torres 

domingo, 3 de marzo de 2013

Semana dedicada a Mara Romero Torres




DÓNDE DESCANSAN LOS ÁNGELES?




De niña jugaba con ellos,
me visitaban de tarde,
vestidos de blanco sin alas,
sin alas ni equipaje.

Acudían a mi habitación,
como un reloj de puntuales;
para cantarme una canción
y entre sus brazos cobijarme.

He oído que en la tierra, 
andan cerca de los mares;
cuando la gente los ignora 
y no comprende sus mensajes.

Pero yo, que soy distinta,
que puedo verles y escucharles;
llevo tiempo tras sus huellas
en un dulce peregrinaje.

Te pregunto lector,
¿dónde descansan los ángeles? 
porque yo no lo sé,
y uno de ellos... es mi padre.
 
 
 
Sinda Miranda

sábado, 2 de marzo de 2013

EL MENSAJE



Estaba en mí,
y no era yo.
No era
lo que interpretarón cuando hablé.
No era mi voz, ni mi corazón.
No fui lo que escucharon
ni lo que leyeron,
no no
no.

Fue la Vida, 
esa de miles de años;
la que de repente nace, 
asusta,
inquieta
y sorprende.
La que utiliza las bocas
de extrañas personas,
para decir lo que quiere...
 
 
 
Sinda Miranda

viernes, 1 de marzo de 2013

EN MEDIO PLIEGO DE PAPEL



En medio pliego de papel,
escribo TU NOMBRE
con letras bien grandes.
Y para recordarlo siempre...
lo sujeto con una chinche fucsia
en la pizarra de corcho
de mi corazón.
 
 
 Sinda  Miranda