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domingo, 8 de septiembre de 2013

TAN SÓLO ES, MI ESTADO DE ÁNIMO





I

En esta tarde abrumadora,

donde tan solo me acompaña la soledad

y el hechizo silencioso de unas letras,

donde la rutina de una tila

se convierte en mi cloroformo por unas horas,

en este nefasto lugar, donde lo único que me sosiega es,

el vago recuerdo de tu mirada, un papel en blanco y,

una pluma cargada de poesía.




II

Otro día más,

perdida entre el engañoso humo de un amargo café,

continuo aquí, inmóvil, invadiéndome de rutina y sin sabores,

hueca de esperanza.

Sigo aquí, preguntándome, que puedo hacer ante este hábito inveterado

que me inunda de rabia e impotencia; atada de pies y manos, sin más escapatoria que,

estas desahogadas letras que ruedan a través de un gélido teclado.


III

Hoy, la lluvia acentúa mi tristeza,

en el patio sin aire donde cada atardecer

se desvanece ante mis ojos el confín de mis sueños.

Hoy, el día es gris, más gris que de costumbre,

y no tengo ninguna ventana la cual pueda abrir

para gritar y escupir las babas que no dejan de ahogarme

en este desierto callejón, ausente de vida.


IV

Nuevamente amanece, sin ninguna certidumbre,

sin absolutamente nada que me haga sentir un ápice de calor en mis venas.

Me ubico frente al espejo por un instante, intentando ver más allá de mi interior,

pero me flaquean las fuerzas, y no logro, o quizá, no quiera, verme con claridad.

Sé, que debo tomar una decisión, debo arrancarme de una vez y para siempre estas insoportables cadenas

que, oprimen mis pensamientos disolviéndolos como gotas de agua.


V


Miro fijamente el teléfono, esperando impacientemente que emita algún sonido, pero lo único que escucho es el aullido de mis tripas revolviéndose en la rutina de mi reminiscencia; tan sólo me salva el anhelo con el que te escribo, es tanto, que, siento fluir la tinta entre los huecos de mis dedos…
Imagino el cielo, porque desde aquí me es imposible verlo, estoy al borde del abismo, lanzo una moneda al aire, ¿cara, o cruz?, la suerte ya está echada en el arcón de los deseos, supongo que, ya es hora de marcharme

de este fatídico lugar…
¡Decido!


Luisa López Gómez



sábado, 7 de septiembre de 2013

GOTAS DE AGUA





Desearía

ser gota de agua,

nube en el cielo,

la lluvia blanca

que rociara tu piel.



Desearía

ser río, ser lago,

ola en el mar,

la espuma de sal

que burbujeara

por tus sentidos.



Desearía

ser la lágrima azul

que resbalara por tus mejillas,

las gotas de alcohol que rozaran

la comisura de tus labios.



Desearía

ser la saliva de ese beso,

lamer la esencia infinita

del placer sin limites de tu boca.



Desearía

ser la corriente marina

que bañara tu cuerpo en primavera,

el manantial que saciara tus caprichos.



Y sería capaz de convertirme en agua

por el simple hecho de que calmaras tu sed.



 Luisa López Gómez


viernes, 6 de septiembre de 2013

MUJER DE CRISTAL




Te sorprendieron llorando una vez más

en el rincón oscuro de la costumbre.

Duele verte derramar tantas lágrimas de cristal inmerecidas

envejeciendo tus parpados de sal roja.

No inclines la cabeza ante el puño de la violencia que

amortigua su golpe en los cardenales de tu rostro.

Extermina de una vez y para siempre los eternos quejidos y

lamentos con los que te obsequian diariamente…

- que no momifiquen tu sabiduría -

no te conviertas en una rosa marchita y ensangrentada, disecada

en el ataúd de la nostalgia y la rutina.

¡Basta ya, mujer!, ¡Basta ya! abre los ojos y alza la cabeza, que el orgullo

despeine tus cabellos y que tus hombros luzcan erguidos

ante la esperanza de una nueva vida.

Mira a tus hijos, y clava tus uñas quebradas de dolor con perseverancia

en la piel de la barbarie.

DEDICADO A TODAS LAS MUJERES VÍCTIMAS DEL MALTRATO



Luisa López Gómez


jueves, 5 de septiembre de 2013

EL MEJOR POEMA





Mi mejor poema lo escribí; un día de invierno sentada frente al mar,
-siempre me inspiró el azul del mar-, el viento azotaba con fuerza a las olas haciéndolas romper con impetuoso vigor contra las rocas, mi bufanda se zarandeaba como una bandera ondeando en lo alto de un mástil, mientras las musas jugueteaban a despeinar mi cabello susurrándome sin cesar cada verso, -mi mano no podía dejar de escribir- y mis ojos, mis ojos clavados en el horizonte no dejaban de contemplar embelesados aquel hermoso paisaje que…

Perdón, creo que me confundí de poema, ¡sí, ahora lo recuerdo bien!

Mi mejor poema lo escribí; una tarde de otoño, con los ojos inundados de lágrimas, sin más compañía que, la de mi soledad y mi tristeza, escribía sobre las hojas secas que caían de los árboles, mientras la oscuridad cerraba la luz del día atravesando mi corazón, pero éste, éste tampoco fue mi mejor poema, quizá sí, el más triste.

Tal vez mi mejor poema lo escribí; una mañana de domingo, era primavera y el olor a hierba recién cortada hacia volar mis sentidos tumbada junto a la orilla de aquel maravilloso río. Recuerdo como el sol brillaba aquel día intensamente sobre el agua, y aquel ave posada en la senda me regalaba su sonrisa - parecía más feliz que yo -..

Comencé a escribir un poema que se llamó: “Gaviota”, pero de esto hace ya mucho tiempo, tampoco pudo ser mi mejor poema…

Quizá pudo ser una noche de verano; en la que la fiebre se apoderó de cada surco de mi cuerpo, la piel me ardía, y mi mente desvariaba imaginando hermosos versos.

El chasquido de la lluvia sacudía mi ventana, pero yo, yo sabía perfectamente que era la inspiración la que no cesaba de golpear queriéndose cernir entre el calor de mis sábanas. Cuando desperté, no recordaba ni un solo verso, y el numen se había esfumado.

Sinceramente pienso qué, el mejor poema nunca llegará a estar escrito, porque el poeta cuando cree que ha conseguido escribir su mejor poema,

se exige más a si mismo en el siguiente, y en el posterior a éste, y así sucesivamente con la entrega total de superarse y llegar a conseguir el poema perfecto jamás encontrado.

Lo que si sé sin duda alguna, es que, éste, no es mi mejor poema.


Luisa López Gómez










miércoles, 4 de septiembre de 2013

CARTA DE DESPEDIDA






Tremolan mis manos al escribirte esta carta;

sé, que siempre escribes versos hermosos pensando en mi,

pero hoy, soy yo el que quiere escribirte desde este paraíso en el que habita mi alma.

Necesito decirte lo mucho que te he echado de menos durante todo este tiempo,

lo difícil que fue morir sin ti, acostumbrarme a estar sin tu piel, sin tus labios…

pero supongo que, ha llegado la hora de dejarte marchar; nunca me gustaron las despedidas, (por eso me fui sin decirte adiós).

Deseo que seas feliz , (te lo mereces), me niego a que sigas siendo un garabato desolado.

Hay cosas que todavía debes aprender:

- Descorre el tupido velo gris que oscurece tus ojos, (no quiero más lágrimas).

- Respira tus sueños y expándelos.

- Encuentra otro cuerpo; abrígate con sus caricias y sus besos, (no te odiaré por ello).

- Ama cada latido, cada rayo de luz.

- Vive esta vida, te pertenece, (es absolutamente tuya).

- No me olvides, pero, (tampoco me extrañes).

Te esperaré en el otro extremo con una sonrisa,

y pensaré en ti, mientras escribes tus nuevos poemas de amor.



Luisa López Gómez


martes, 3 de septiembre de 2013

MUSA




Me gusta ser tu inspiración,

le dijo la musa al poeta.


Succióname toda mi esencia;

cada color,

cada verbo,

cada sílaba,

hasta saciar la última gota de tinta

derramada por tu pluma.


Después…

escribe tu mejor poema.



Luisa López Gómez




lunes, 2 de septiembre de 2013

NO ME RESIGNO




Se me agrietaron

los labios por la ausencia de tus besos.

Qué terquedad la mía

al no querer dejar de nombrarte,

y es que,

hasta la oquedad de mi garganta

se rellena con tu nombre.



La lluvia me lo repite.

El aire me lo susurra.



No me resigno a tu ausencia,

aunque mi piel amanezca

huérfana de ti cada mañana,

pues mis mejores letras

nacieron de tus ojos ausentes de vida.



Y no me importa seguir equivocándome en mi duda,

nadando en la gélida nocturnidad de mis sueños,

donde tu presencia se hace bálsamo de mis noches.



Porque ahora que me acostumbré a ti,

dime, ¿que hago con mi soledad?



Luisa López Gómez


domingo, 1 de septiembre de 2013