domingo, 26 de diciembre de 2010

Luciano Pavarotti and Placido Domingo - O Holy Night / Cantique De Noel





Volvemos al año que viene



Un regreso tal vez definitivo





Humedad de un calendario caducado,
humedad fruto del descuido o una prolongada ausencia,
agravan las circunstancias de un clima propicio al deterioro.
(¿Volviste después de años en que erraste fuera de esa tierra y abriste el armario para encontrarte la humedad fermentada en el apogeo que le ha propiciado tu ausencia?)
¿O es qué has vivido siempre en la desidia de tu propio olvido, sin vaciar nunca los estantes que te rodean, dejándolos librados a sí mismos, resignado a ese aire cargado que está en el ambiente, al vaho que empapa las ventanas y resbala por los vidrios, condensado en las gotas del estado líquido recuperado gracias a tu indiferencia mal ventilada?)
Resignado te dices que esta humedad de adentro,
esta emanación del propio interior de tu hogar de antaño,
tal vez no sea más que la adaptación estratégica de ese estado general que lo empapa todo,
la triste alegoría de tu entorno.

Por eso te propongo:
cierra el armario
a cal y canto
y emprende el retorno a la terca sequedad de tu presente.

Es inútil combatir esa humedad del pasado
—te repites a modo de consuelo—
más vale resignarse al lento descomponer que sugieren el dibujo arbitrario de sus huellas,
aceptar la irreversible podredumbre que destruye,
no por usura ni por desgaste,
sino por ese impregnar progresivo del que sola ella tiene el secreto.

No sólo roe las paredes desde sus entrañas
empapa las maderas
sino la voluntad
y el empeño con que habías decidido regresar a tu país
a renovar el contrato de tu juventud.

Debías desterrarla
sacarla (¿secarla?) de raíz de tu pasado.

Duro,
inútil ha sido el combate,
te dijiste antes de iniciar el regreso,
tal vez,
definitivo
al clima seco de tu presente.




Fernando Ainsa


sábado, 25 de diciembre de 2010

Si te topas con la gotera





No es lo mismo la humedad que una gotera, aunque ésta pueda ser su causa.
La gotera es perentoria y directa
se la localiza y se la combate en su propio territorio
el punto donde se origina.
Si te topas con ella,
en su caer sobre la olla o la palangana a sus pies,
en el tintineo metálico inicial o en el chapoteo de su estado líquido consiguiente, denuncia su origen
—la teja quebrada, la grieta del techo, la chapa oxidada, la rajadura del muro—
y marca su presencia con sonidos que pueden medirse en el tiempo.
Ritmo del gotear
intervalos y aceleraciones,
sugieren la respuesta con que debes enfrentarla.

No la dejes prosperar,
la gotera provoca grietas,
insidia que también desgasta el alma.



Fernando Ainsa


viernes, 24 de diciembre de 2010

Espacios de sombra y oquedad





La cocina es su espacio favorito,
gracias a los pasajes de tuberías, grifos y desagües,
aunque también se condensa sobre ollas y perolas humeantes,
es decir sobre la propia vida que la explica.

En la grasa depositada en las paredes,
la humedad se adapta, busca los intersticios de la fregadera,
las juntas de las baldosas ennegrecidas primero
y luego cubiertas por ese oscuro verdín
coexiste en tenue promiscuidad con el blanco seboso y amarillento de la cerámica que nadie limpia con la energía suficiente para erradicarla por unas horas,
el tiempo suficiente del resuello con que se recobra,
se encrespa y salta de nuevo para hundir los garfios de la mugre en
cacerolas y sartenes,
en los platos sucios olvidados sobre la mesa, en esos cubiertos pegajosos que ella,
la esposa ausente,
—siempre minuciosa—
diría mal lavados.

Debajo de la pileta
—como la llaman por estas latitudes—
nadie se preocupa por su existencia.
El sifón de plomo,
las viejas soldaduras,
el bajo oculto de la fregadera
exudan humedad en la libertad que da la oscuridad.

Cómo no es visible y es en apariencia su reino
—el de la sombra y la oquedad,
el encierro agobiado y el rincón inaccesible—
no se vislumbra ni se la tiene en cuenta.

En el ecosistema de la cocina
—según los técnicos ambientales—
está su reserva y la fauna protegida;
aquí las especies amenazadas:
gusanillos de plata escurridizos
ágiles cucarachas huyen de la luz si abres la puerta
invisibles bacterias de la suciedad,
gérmenes del agua filtrada
ácaros del moho,
insectos de especies revitalizadas
han hecho de la desvencijada ciudad su nuevo reino,
aquel cuya orilla dejaste atrás un día.



Fernando Ainsa


jueves, 23 de diciembre de 2010

La memoria de un torrente desbordado




Otras veces la humedad es lo que queda,
un resto,
la memoria de un temporal o un torrente desbordado,
la resaca barrosa y pertinaz de una crecida,
los recuerdos que impregnan muros marcados por graffitis de un cielo
[desmoronado.
Pasó el temporal, se saca o seca el barro,
más bajo la superficie asoleada
engañosa y disfrazada la humedad persiste.
En realidad siempre estuvo
allí
tenaz
agazapada.



Fernando Ainsa


miércoles, 22 de diciembre de 2010

Su íntima humedad evocada




De su íntima humedad tuve la llave
con que al cabo del empeño descifré el secreto
que desde entonces mantengo bien guardado.

No es hablar del clima húmedo pretexto
para develar hoy el desgaste de los años
invertido en humores, flujos, secreciones
y el sudor con que siempre culminaba la tarea.

Aunque su ausencia muerde los flancos de la nostalgia
y tantos recuerdos nos trae la distancia,
la discreción obliga a que su sola humedad evocada
en este memorial del clima lejano
debiera ser la de las lágrimas con que me despidió.


Fernando Ainsa


martes, 21 de diciembre de 2010

Tiempo inestable




Se trata ahora de hablar del tiempo, sometido al clima,
hacerlo con ese margen que otorga la irregularidad
de la zona templada húmeda de la que es característica,
tibieza que no es blandura,
aunque la erosión del alma sea cierta.

“Tiempo inestable”, se repite en esas tierras
un modo de evacuar definiciones que puedan parecer tajantes,
aunque siempre parezcan adecuadas,
tan necesitados estamos de ellas.



Fernando Ainsa


lunes, 20 de diciembre de 2010

Estados de atmósfera





Aunque suele decirse tiempo por clima
debes recordar que tiempo corresponde al instante
(el tiempo se hace: “hace mal o buen tiempo”)
confusión que más allá de su variación en grados de humedad,
fija las constantes del paso de las horas.

El tiempo
(cambiante siempre, ya lo sabes)
ciclos anuales,
repetición sin regularidad
con que se lo identifica
y fracciona tu vida
para el recuerdo:
“Sí, hace mucho tiempo”.

Estado de la atmósfera en un momento determinado,
eso es el otro tiempo.
Más en el clima hay tendencia,
estado permanente en el que una zona se reconoce.
De la atmósfera solo recoge el mensaje
confusas señales con que el cielo se disfraza.

Si climas hay muchos
del clima húmedo quisiera hoy hablaros,
por aquella persistencia con que lo viviera hace muchos años.

Bocanadas de la memoria revividas apenas aterrizamos en el recuerdo.



Fernando Ainsa


domingo, 19 de diciembre de 2010

Semana de Fernando Ainsa




BAJAS





BAJAS. Rodeas mi ombligo,
reclamas la lluvia que te nombra,
que me hace fuente tuya.
Sigues. Deslizas cometas, me elevas,
te acoplas a mi sexo,
luna al dictado de mis mareas,
ciega luz que me palpa.

Y una boca devora mi alma,
habita en tu vientre,
apéndice fiel de ti,
vacía ya de todo lo que fui
en otro tiempo.



Pura Salceda


sábado, 18 de diciembre de 2010

TORMENTO





te miro desde abajo
desde los besos domados
desde el alma altiva y desnuda
que grita
que calla
este tormento que quema
que aprieta
que atrapa
ese pronombre que adoro en mi boca entreabierta,
buscándote.



Pura Salceda


viernes, 17 de diciembre de 2010

NO TE DESPIERTES AÚN





No te despiertes aún, mi bien,
que la noche es muy corta en Ogigia.
Sueña todavía con mi nombre
con mi aroma de ninfa cautiva entre tus manos.

Recuérdame cómo era yo entonces,
cuando te rescaté de tus naufragios
y lamía todas tus heridas cada tarde.

Olvídate de los mares que te llaman,
no encontrarás quien mejor te adore
como yo lo he hecho,
desvía tu mirada del horizonte
y piérdete en mi sexo para retomar el camino.

Sólo tu dulce Calypso será la alfombra
por la que pasees tus pies, mi paraíso.
No mires las horas
ni los años
no te despiertes aún a la partida,
deja que me engañe de nuevo,
que crea que esto nuestro va a durar
un día más
sin que te vayas.




Pura Salceda


jueves, 16 de diciembre de 2010

DÓNDE...




¿DÓNDE está el corazón de los hombres fugitivos?
Sólo se siente la danza de los pasos,
el rumor de sus bocas vacías
el revuelo de sus manos ausentes.
¿Dónde murieron los sueños irremediables?
¿Dónde se enterraron los cantos azules de sirena?
¿Dónde huyó el deseo perro
que se arrastraba hasta los pies de la palabra? Dime dónde.
Un eco de espuma descubre una ola
que deshoja crisantemos en este mar de hojalata.
¿Dónde quedó ya la ternura regalada?
¿Quién escribió hoy el último verso en la nalga dormida?
¿Quién de todos ellos mantendrá la llama de un beso
en el párpado gris de la luna?



Pura Salceda


miércoles, 15 de diciembre de 2010

MÍO





píntame con trazos gruesos
como cuando mis labios te besan,
te abarcan,
te tienen dentro

píntame desde ese paraíso de futuros inciertos
donde te imagino mío
arrodillada para ti,
sólo para tus manos

píntame sin tinta ni papel
en imágenes recortadas en el aire
dunas en playas de nadie,
olas de ningún mar.


Pura Salceda


martes, 14 de diciembre de 2010

NO TE MUEVAS




Mírame.
No te muevas.
Así,
que te vea bien.
Ahora,
arrodilla tu boca
hasta pronunciar mi nombre.
Olvida quien fuiste.
A partir de hoy,
debes saber
que sólo existes en mis ojos.



Pura Salceda


lunes, 13 de diciembre de 2010

VEN, QUE TE COMA EL CORAZÓN




Ven que te coma el corazón,
manzana sin paraísos,
ven que te lleve dulcemente
a las entrañas de esta noche habitada.

Déjame que me sumerja
en los besos espinosos de tu boca
en esta hora húmeda en la que mi cuerpo
te reclama dios.

Hoy, si tú quieres,
voy a ser todas las cosas
que nunca nos prometimos,
que nunca nos negamos,
las que siempre supimos.


Pura Salceda


domingo, 12 de diciembre de 2010

Semana de Pura Salceda



La guerra son los labios




La guerra son los labios
y su gusto a dolor,
la nave fracasada
que se bate en escollos,
la palabra ad inferos
que muerde el corazón
con dientes y arrecifes
desgarrando oraciones
como una suplicante
que no sabe del mar
ni de sus vendavales,
estrépito y cadáveres
de Escilas y Caribdis
para la travesía,
no seré yo tesoro
pues botín es el otro,
quien miente en la aventura
y regresa vacío,
la vida a toda vela,
los ecos a su espalda,
ladridos que no cesan.


Juan Antonio Tello Casao


sábado, 11 de diciembre de 2010

Cierra los ojos




Cierra los ojos
y que te cubra el sueño con su hojarasca,
el desgarro del tiempo y sus palabras,
no es destino ser yo sino aquel de nosotros
al que ya liberó Calipso con su abrazo,
calzado de indecible para roca y escollo
donde muchos murieron, y en otros sobreviven,
cuerpo atado a naufragio, mirada a tempestad.




Juan Antonio Tello Casao


viernes, 10 de diciembre de 2010

Amamanto bestias de bocas oscuras y otro





Amamanto bestias de bocas oscuras
y lenguas que susurran secretos al tiempo,
soy ladrón de instantes, olor de la hoguera,
ascua de silencio, huracán de andrajos.

****************




La mujer toma el sol, una mujer
en la playa atestada, ajena a su naturaleza
por unos instantes, en los que divisa el mar.

Hay dificultades, numerosos problemas,
para clavar el palo de la sombrilla en la arena,
entre tanta pierna y tanto vacío.





Juan Antonio Tello Casao


jueves, 9 de diciembre de 2010

El paseo hacia el muelle




El paseo hacia el muelle
sosiega el pálpito de las horas,
la brisa mueve nuestro pelo
mientras sujetamos la barandilla gris
para inclinarnos sobre los plásticos
que flotan sobre el Garona.
Los vemos pasar, testigos de los días,
y tú desvías la mirada hacia el Atlántico
que nunca atravesamos.




Juan Antonio Tello Casao


miércoles, 8 de diciembre de 2010

Yo es otro




Quant au monde, quand tu sortiras, que sera-t-il devenu?

En tout cas, rien des apparences actuelles.



Yo es otro,
cuervos rojos
se dispersan y reúnen
en los versos de Rimbaud
y se abaten sobre mí
con sus picos de hueso.

Flores árticas
(no existieron)
en esta fiesta de invierno
donde crecen,
en la danza de mis ojos,
en el baile y el cortejo,
en la obra que devora
de umbrales los vientos fríos.



(De "Umbrales de Rimbaud", inédito).



Juan Antonio Tello Casao


martes, 7 de diciembre de 2010

Las palabras





Las palabras
sin fondo,
las palabras
que caen
en las aguas muertas
con un sonido hueco,
se abren en círculos
y mueren en los márgenes
de la nada
donde esperan las lenguas
para lamer el vacío
con su baba.



Juan Antonio Tello Casao


lunes, 6 de diciembre de 2010

Dónde comienzas





Dónde comienzas,
te preguntas a mí,
los tacones de Rimbaud
son huracán.

Y por qué has vuelto
tras la ruina,
me pregunto a ti,
terco, ebriedad
en estela submarina.



Juan Antonio Tello Casao


domingo, 5 de diciembre de 2010

Semana de Juan Antonio Tello Casao




Acaso el fragor de la carne...





Acaso el fragor de la carne
no sea más que la más excelsa
celebración de la finitud.
Recuerdo el amor en la vertiente
de una manilla metálica, sucia y grasienta,
por tantas manos, de tantas manos,
algunas manos severas y ceñudas
como las miradas de los proscritos.
Recuerdo el amor en la secuencia mágica
de líneas, chorros de luz creyendo
en la elevación de un manantial.
Recuerdo tocar el clavicémbalo de una puerta
y abrirse una sinfonía de olores,
oír una voz justa de causas previsibles,
que anula el aturdimiento del metro,
que ahoga el acetileno de la lluvia en los paraguas.
Recuerdo creer en ti y creer en el ojo de una rata,
husmeando el fracaso, husmeando soberbia
el latigazo de la luz soportando el túnel.
El amor prefiere el mar o la marejada de la huida.
Acaso una teoría del amor
no sea más sincera
que una colilla, humeante y sórdida, sobre la acera.




Benito Muñoz Montes


sábado, 4 de diciembre de 2010

Si la noche nos envolviera





Si la noche nos envolviera
de pronto
con la túnica de su única evidencia,
soltarías el periódico, amor,
mirarías de repente frente a frente,
entre el ridículo del susto,
el gusto de ofrecer tu caridad,
la complacencia de no ser descubierta.
Goterones de esta noche
embadurnan groseramente
el cristal que apenas nada
pintaba líneas de colores,
palabras fugaces, la incertidumbre
de no saber qué se muere, amor.
Pero por qué te digo amor
si no sé quién eres, si no eres más
que las hojas de un papel magullado
que me advierte
que si la noche estallara su furia
contra el cristal, moriríamos solos,
absolutamente solos.



Benito Muñoz Montes


viernes, 3 de diciembre de 2010

Apenas enero...





Apenas enero puede arrastrar
con parsimonia la cadena de los días,
que mueve el pudor y prematuro,
llegan orquestadas las florestas del luto.
Me dijeron que era indecible
la catástrofe de las cosas.
Pero sabe guardar el viento, como un espejo,
la voz del muerto, el imago de la memoria.




Benito Muñoz Montes


jueves, 2 de diciembre de 2010

Los bordes de las cosas





Los bordes de las cosas,
los filos lujuriosos,
las pestañas que acarician
hasta la extenuación.
Comparto el traqueteo de este vagón
de inmundicia, contemplo
la sensualidad sediciosa de la niña
que avena la luz entrecortada.
Sus párpados, las cosas
que impiden la conciencia,
la conciencia de las cosas,
el hilo caído al pozo de la razón.



Benito Muñoz Montes


miércoles, 1 de diciembre de 2010

El fiasco y la traición se suman...





El fiasco y la traición se suman
impunemente. Una suave lluvia
puede caer desde el espacio
inadvertido, remozar
la madera, orear la calle,
el campo, el azul desasido.
Acaba de nacer un tiempo
sin orillas, sin los flecos filosos
que hieren sin pudor la carne
recién abastecida. Luce la luz
dulce en el reposo de las cosas.
Pero impunes el fiasco y la traición
amañan la perspectiva vidriosa,
agitan la pátina agria, arrecian
la penumbra en el sopor de las cosas.



Benito Muñoz Montes