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domingo, 12 de abril de 2015

Recuerdo del amor



Recuerdo del amor
esas cosas simples,
la forma en que invadías
mi lado de la cama,
tu nariz hundiéndose en mi pelo,
el desorden del cuarto,
las prisas de las siete,
un beso - quédate más - no puedo.
La casa sin cerrojos,
el punto exacto del vino.
La dimensión de tu tiempo,
sus latidos.
Todas las palabras,
todas las preguntas,
todos los intentos.
Y luego un frío tenaz,
más persistente que el olvido.


Martina Brisac




sábado, 11 de abril de 2015

Yo miraba donde miran los faros




Yo miraba donde miran los faros,
con la nostalgia adherida
como la concha de un molusco.
A veces un rayo, un resplandor,
la ingravidez de un ave en su influjo migratorio.
A veces un quiebro, un viento, un frío,
la muerte silenciosa de los peces,
-muda agalla púrpura y dormida-
como a veces también mi corazón latiendo.

Pero has venido,
como el verano más cálido de la infancia has venido.

En las manos me crecías como los campos de centeno,
tan lleno de luz, tan serenamente desnudo.


Martina Brisac


viernes, 10 de abril de 2015

No es que el día apunte lluvia




No es que el día apunte lluvia
es que dice tristeza con una terquedad insobornable.

Quisiera meterme bajo un paraguas
y espiar las gaviotas en los caladeros del sur.

Quisiera estar entre las cosas que tocas,
un timbre, un reloj, esa ventana
donde tus ojos se ocultan como la luz de la tarde.


Martina Brisac


jueves, 9 de abril de 2015

Como las cosas que fueron del viento



Como las cosas que fueron del viento
antes de sujetarse a la raíz,
como aquello que fluye incorpóreo
ajeno a la tierra y las manos,
así también te amé
antes de tu nombre.


Martina Brisac


miércoles, 8 de abril de 2015

Créeme




Créeme
solo aspiro a estar en paz,
con esa paz chiquita de las cosas sencillas,
la piedra en el arroyo,
un campo, sí, las colinas de trigo,
la lúcida mirada del anciano.
Sólo aspiro a estar tranquila,
en tus manos, por ejemplo.
Pero entonces qué ruido el mundo
y sus cóleras
cómo se clava el llanto del niño
y su hambre,
y el bocado en la esperanza
de los sentenciados.

Y qué hago amasando palabras
si es el pan y la fruta, y esta ternura
frenética que a veces siento
y camina extraviada por la casa
rebotando en las paredes como un eco.
Dónde pongo este minúsculo gramo,
este trocito de justicia que grita dentro,
dónde pongo el amor, amado mío,
dónde estos ojos cansados
que te miran suplicando como un perro
que enciendas la música
para que abarque al mundo.


Martina Brisac


martes, 7 de abril de 2015

No tocaremos la eternidad



A Julio.

No tocaremos la eternidad, sólo su esencia.
Yo te abro mi cuerpo para que tú entres
y todo en el universo cambia,
como todo cambia cuando confluyen dos gotas de agua,
dos nubes, un viento y después una tormenta.
No tengo nada íntegro,
soy lo que sucede cuando sucedo contigo.
Eres el vértice de esa estrella que me cruza
y se desborda,

y se desborda
en un ínfimo universo ajeno a los telescopios y a los mapas.
Somos ese pedacito de algo que no cabe en la historia,
y, sin embargo, amor, qué poco importa,
si todo el cielo me cabe en las palmas de tus manos,
y con tus manos me tiemblas
con la fuerza sísmica del planeta,
y con tus manos me expandes,
más allá del contorno de los mapas.


Martina Brisac


lunes, 6 de abril de 2015

Ahora es más profundo




Ahora es más profundo.
He sacrificado cierta luz
para llegar al centro de las cosas.
A veces duele amarte así,
dueles cálidamente
mientras me deshago en tu artería,
y el mundo se convierte en una diminuta esfera,
un lejano punto azul que contuvo mi casa,
mi cama, los libros, la noche absoluta
donde agonizaban las palabras,
ateridas y frágiles como pájaros de invierno.
Estoy amaneciendo en ti,
eres púrpura en esta desnudez completa.


Martina Brisac


domingo, 5 de abril de 2015