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domingo, 6 de diciembre de 2009

DOBLE SENTIDO




Si alguna vez de una sonrisa hiciste
la cadena de tus ojos,
no hagas de un solo beso
la atadura de tus labios.



M.Martínez Forega


sábado, 5 de diciembre de 2009

ORIENTACIÓN




Navegar por tu boca.
Sólo con tu astrolabio.


M.Martínez Forega


viernes, 4 de diciembre de 2009

ORACIÓN EN PRECISO ARAMEO




Erdap ortseun euq sàtse ne sol soleic,
odacifitnas aes ut erbmon,
agnev a sortoson ut onier,
esagàh ut datnulov
ìsa ne al arreit omoc el oleic.
Le nap ortseun ed adac aìd elsonàd yoh,
sonanòdrep sartseun sadued
ìsa omoc sortoson somanodrep
a sortseun serodued,
y on son sejed reac ne al nòicatnet,
sam sonarbìl ed lam, nèma.


M.Martínez Forega


jueves, 3 de diciembre de 2009

PUBLIO VERGILI MARONIS




Cuando llegas a casa
sin haber dicho una sola palabra
debiendo decir tanto,
te preguntas si es cierto que la causa
es la razón o es motivo el instinto
de tu cabal desdicha.



M.Martínez Forega


miércoles, 2 de diciembre de 2009

EMPATÍA




Cuando una daga rompe el corazón
del niño sin las ubres de su madre,
qué me importa el tamaño de tu herida.



M.Martínez Forega

martes, 1 de diciembre de 2009

DUDOSO DOLOR





Dónde, de este dolor, se encuentra el límite
—cada vez te preguntas—;
y, con esa mirada
traída de los sueños, piensas que sí existe,
que en el extremo máximo del padecimiento
brilla el borde nítido de la mejor aurora;
pero adviertes que, despierto, era sólo
la línea que persigues del deseo.
Y tiemblas de nuevo porque eres hombre
que, sin haber padecido tanto como crees,
piensas, sin embargo, que es dolor la sola duda,
aunque no duela su invisible herida.



M.Martínez Forega


lunes, 30 de noviembre de 2009

La vecina




Ahora que la noche me despierta, nadie duerme al lado.
Unas gotas de lluvia ensucian los cristales
(cuánto polvo suma el silencio).
El isócrono golpeo de unos pies en la escalera
nada desconocido me dicen del mundo.
Acaso arrastren una culpa, o un dolor;
tal vez dejaron en el portal un deseo.
Qué más da; son sus pasos la lectura de mi olvido,



M.Martínez Forega


domingo, 29 de noviembre de 2009

lunes, 2 de noviembre de 2009

EL DOLOR DE LA LUZ




En la sombra está su nombre inscrito
como un estigma que a la luz renuncia,
invisible y no obstante poderoso,
latente como el dolor que cada día,
cada día, por simple azar burlamos.
Otro día, al fin, te rendirás
a su esplendor imbatible, a los brillos
de su daga, a la final herida de su filo,
y permanecerás ahí, incrédulo,
creyendo ser un sueño fugaz
lo que no es sino la propia rigidez
de tu nombre desde ese momento
perfilado contra un fulgor inmóvil.
Y ambos serán ya uno para siempre,
ungidos a la memoria de aquellos
que dejas y se irán más despacio
(pero se irán) cediendo al vacío
otro vacío, otra asombrada oquedad
para el relámpago, para otro olvido.


EPITAFIO
Si para morir he merecido la vida,
deseadme mejor muerte.




Manuel Martínez Forega


Premio del jurado IV Premio poesía de miedo



sábado, 19 de septiembre de 2009

Las alas




Las alas resplandecientes del día
suaves se pliegan en el aire detenido
para advertirme que todo está en calma
pero yo ando inquieto).


Manuel Martínez Forega


martes, 15 de septiembre de 2009

Como un pájaro



Como un pájaro al alba, rociado y confuso:
La noche me ha dejado a la intemperie.



Manuel Martínez Forega


sábado, 12 de septiembre de 2009

Ya en el desfiladero




Ya en el desfiladero,
todas las formas de la piedra son tu forma,
¿y no es la piedra el icono del tiempo?
¿Tan remota es tu presencia?


Manuel Martínez Forega



lunes, 7 de septiembre de 2009

Si pudiera




Si pudiera rozarte apenas;
si pudiera en tu piel escribir un poema:
¡Qué herida!



Manuel Martínez Forega


domingo, 15 de marzo de 2009

HISTORIA DE LABIOS




Adolescentes perdidos en sus tímidas locuras,
hacen hoy temblar el aire con su grito
llegado del cosmos sombrío,
donde el astrólogo lee los enigmas del azar.
Siempre los labios, desde hace milenios,
dicen alcanzar las estrellas y sus números;
lo dicen desde el enorme edificio de la razón
y, sin embargo, siguen buscando a los dioses.

Esos labios tuyos dormidos,
de la adolescencia prendidos un día,
deben despertar a la vida de los sentidos,
erguirse para besar a los vivos.

Que la esfinge prosiga su hierático destino,
que permanezca dormida Kéops,
Nereo en su cueva marina,
Delfos adherido a su Pitón,
ciego Tiresias en el Hades...

Yo quiero
tus labios, tus labios vivos...



Manuel Martínez Forega