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domingo, 8 de mayo de 2016

ÁTAME





Átame

con los brazos a tu pecho,

que la distancia

entre tu piel y la mía

se mida

en gotas de sudor.

Cuéntame

los lunares de la espalda

mientras

te hundes en mis entrañas,

sujetándome

con caricias.

Escríbeme

poemas con la saliva

de nuestras lenguas enredadas

y recítalos

cuando recuperes el aliento.

Susúrrame

canciones al oído

a ritmo de gemidos.

Supera

la altura de todos mis vuelos

con tus alas.

Enamórate

de mi libertad

y consigue

que quiera

compartirla contigo.


María Guivernau



sábado, 7 de mayo de 2016

LA JAULA



El miedo

es la jaula.

Los barrotes,

cada una de las veces

que te negaste un deseo.

Crees estar a salvo

pero

la mirada al otro lado

te atraviesa,

como ese primer rayo de sol,

cada amanecer.

Y el pecho se agita,

galopa el latido,

fuerte,

inyección de pura vida

recorriéndote

las entrañas

en forma de descarga eléctrica.

Parpadeas.

Las pupilas siguen

clavadas en ti.

Una ola de calor

te sacude

entre las piernas.

Sujetas con fuerza

la llave dentro de la cerradura.

Sopla el viento.

Una vuelta, dos...

Se abre la puerta,

acaricias las alas en tu espalda,

entumecidas,

y te asomas al vacío.

Alzas los ojos al cielo,

contienes la respiración.

Saltas.

Y la jaula

desaparece

al emprender el vuelo.


María Guivernau



viernes, 6 de mayo de 2016

ANUNCIO POR PALABRAS



Regalo,

por no usar,

sueños imposibles,

lágrimas envasadas al vacío,

miedos enjaulados,

espejos rotos,

petaca con restos

de líquido para olvidar,

dos relatos empezados,

una biblia de bolsillo,

varios botes de píldoras

para adelgazar,

para sonreír,

para dormir,

para despertar,

para no sentir,

un vestido de novia,

una baraja de cartas del tarot,

cinco o seis mapas

de lugares idílicos,

disfraz de cabaretera,

paraguas y sombrilla,

una correa para perro,

las llaves de una casa,

una caja con ganas insatisfechas,

libreta con oraciones y plegarias,

un puñado de orgasmos fingidos,

colección de promesas incumplidas.

Urge por mudanza de vida.

Razón, aquí.


María Guivernau



jueves, 5 de mayo de 2016

ARRITMIA



El latido de los días sin ti

se vuelve braquicárdico.

El tiempo se adormece,

soporífero,

como secuestrado por una tarde

cualquiera de agosto,

y transcurre lento, pesado.

Los días se mueven

a ritmo de adagio,

las horas, arrastrándose.

Todos los colchones del mundo

hacen insomnes la mitad de las noches;

la otra mitad me dejo atrapar

por el vacío de tu falta,

que me engulle.

Me vencen las ganas de ti,

dejo de contar los pasos

que faltan para rozar tu piel

y juego a soñarte despierta

en mis manos.

Taquicardia de deseo,

de hambre y sed de tu boca,

de necesidad de tu abrazo.

Desde que eres en mí

soy arritmia de amor.


María Guivernau



miércoles, 4 de mayo de 2016

UNA NOCHE





Esta noche

he dejado la puerta entreabierta

por si decides cruzar

la frontera de mis ojos

y jugártelo todo a una carta,

por si quieres probarte

mis labios en tu piel,

mi voz en tus oídos,

tu deseo en mi cuerpo,

tus versos en mi boca,

la música y mi baile,

tu risa y la mía sonando a la vez.

No hay trucos, ni hechizos,

noche de piel y pies en el suelo,

puedes atarme a la cama

si suspiro demasiado

o si me ves alzando el vuelo,

que no te necesito

ni quiero empezar a hacerlo.

Esta noche,

sólo ésta,

podrías dejarnos ser.

Una

sola

vez.


María Guivernau



martes, 3 de mayo de 2016

BALA PERDIDA




He decidido cambiar mis pasos

para caminar

en dirección contraria a tus pupilas,

para no sentir la piel erizarse

al girar en tu esquina,

para no perder más el rumbo

bebiéndome las noches

jugando a intentar robarte un beso,

para no dejarte pellizcar

más allá de la dermis que

nunca has hecho intento de tocar,

para dejar de poner tu rostro

al de cualquiera que me cobija

madrugadas frías y resacas.

He decidido vendarme de ti

antes de que seas herida

para perderme entre el montón

y pasarte desapercibida.

Vaciar el tambor del revólver

de esta ruleta rusa

y colgarme del pecho

la bala con tu nombre

cerca de los pulmones,

casi tocando el corazón,

pero incapaz de atravesarme.

He decidido desaparecerte,

o intentarlo,

y ya me ves,

otra vez, versándote...


María Guivernau



lunes, 2 de mayo de 2016

DE AQUEL INVIERNO



De aquel invierno

me quedó el miedo

al frío sin abrigo,

cicatrices de escarcha

en el pecho,

punzadas de ausencia

en la espalda,

marcas de grilletes invisibles

en las muñecas.

Drené

litros de sangre contaminada

con toxinas de amor eterno,

las lágrimas,

fluyendo descontroladas,

me deshidrataron las entrañas,

perdí peso a la misma velocidad

que las promesas

se ahogaban en los desagües,

como un torrente de agua

después de la rotura del dique

que la contiene.

De aquel invierno

me quedó la primavera

que le siguió,

con el sol descongelando la piel,

germinando la semilla

de un olvido que se hizo árbol

para cobijarme en su sombra,

quedó la tinta en papel,

el deseo galopando en las venas,

salvaje,

la libertad como camino

que trazar,

el insomnio ocasional,

la protección de la coraza,

impenetrable,

sobre los latidos,

los vuelos más allá de las nubes,

los quiero pero no me dejo,

las huidas de madrugada

cuando las caricias

sobrepasan la dermis.

Y,

de repente,

tú.

Arrasando, deshaciendo,

descolocando.

Colgado de mis alas,

revolviéndome.

Y yo,

con restos de invierno

y ansia de verano,

en una primavera

como nunca antes alterada.


María Guivernau



domingo, 1 de mayo de 2016