Mostrando entradas con la etiqueta Félix Grande. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Félix Grande. Mostrar todas las entradas

sábado, 6 de junio de 2009

VAN CINCO DÍAS YA QUE NO TE VEO...



Van cinco días ya que no te veo,
cinco épocas oyendo el sonido del tren.
Cinco rejas de nada envolviendo a una carta.
Cinco antidiluvianos zarpazos de extra.

Me muevo por la casa...
igual que un escorpión borracho
y compruebo que el trabajo es mentira.

Que es vida falsa cuanto no incluye tu presencia.
Que hasta la espera es pan de desconsuelo.
Que hasta estas frases con que describo tu vacío,
son hielos apagados y casas de ceniza.

Tu ausencia es una cosa que pesa como plomo
tu ausencia es una cosa dura como metal
tu ausencia es un enorme barranco
al que me asomo sin tacto...sordo... y ciego

Tu ausencia es un olor que abrasa mi nariz
un ruido monstruo que se cuelga en mi oreja
un animal sin límites que es todo cicatriz...
Y que lame mi vida...y me la deja vieja tu ausencia...

Esa cosita que no tiene abuelo... ni apellido... ni forma...
ni rodilla... ni pelo...
es sin embargo un bulto majestuoso y profundo
tu ausencia es una rara cosa
que está vaciando a pausas mi lleno corazón
y que está abarrotando de vaciedad el mundo
Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir y te levantes desnuda
(en medio de la noche)
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia...
en algún lugar de la tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos
y escribiendo... escribiendo... estos degenerados versos.



Félix Grande


sábado, 21 de marzo de 2009

Y ERES COMO UN PRETEXTO




Y eres como un pretexto para que yo medite
y yo soy un pretexto de pena que te infieres,
y en medio esa tristeza de hombres y de mujeres
que es casi todo cuanto la vida nos permite;

pero tú y yo sabemos que cuando el mar se irrite,
de toda esta comedia poblada de alfileres
quedará la leyenda pequeña de dos seres
que se amaron, aunque ello jamás nos resucite;

ahora estamos logrando la imperfección, mañana
seremos el perfecto sollozo planetario,
el no ser y el no amar y el no temer, hermana;

vivir es componer una música muerta,
pero llevarle flores, rezarle así, a diario,
quizá equivalga a oírla, como si fuera cierta.



Félix Grande


miércoles, 18 de marzo de 2009

ÍNTIMA




Íntima: ya conoces mi corazón, conoces
la solvencia que tiene mi andrajosa tristeza.
ya sabes la semilla que habita en mi cabeza
plagada de cizañas, de sequías y de hoces;

cálida: ya has bebido mis alcoholes feroces,
ya has fijado a tu dulce sumisa fortaleza
el yugo de mi vida perdida, en donde empieza
un abismo nocturno de pasos y de voces;

mágica: ya has resuelto mi instinto de venganza
en esta tarea lenta de amar, más que esperanza,
desde la que recibo mi reposo profundo;

trágica: ya has caído, besándolo, al contagio,
ya has heredado el hosco clamor de mi naufragio,
ya te arrastra la enorme velocidad del mundo.



Félix Grande


domingo, 14 de diciembre de 2008

SI TÚ ME ABANDONARAS TE QUEDARÍAS SIN CAUSA...




SI tú me abandonaras te quedarías sin causa
como una fruta verde que se arrancó al manzano,
de noche soñarías que te mira mi mano
y de día, sin mi mano, serías sólo una pausa;

si yo te abandonara me quedaría sin sueño
como un mar que de pronto se quedó sin orillas,
me extendería buscándolas, con olas amarillas,
enormes, y no obstante yo sería muy pequeño;

porque tu obra soy yo, envejecer conmigo,
ser para mis rincones el único testigo,
ayudarme a vivir y a morir, compañera;

porque mi obra eres tú, arcilla pensativa:
mirarte día y noche, mirarte mientras viva;
en ti está mi mirada más vieja y verdadera.


Félix Grande


miércoles, 15 de octubre de 2008

Candilejas




Piensas ahora en los poetas de tu país. ¿Cuántos de ellos ejercitan su oficio a escondidas como un parapeto contra las esquirlas de su vida y su época? De entre los jóvenes, muy pocos. Eres tú uno de esos escasos artistas singulares. Y esto te avergüenza. Te alarma. Te proporciona más angustia y más miedo. Y sigues, no obstante, escribiendo sin responder. De madrugada. Y arrinconado como un forajido. ¿Es que tú eres más débil, es que la realidad te pega más fuerte que a otros, es que tienes tú más derecho a desfallecer, insensato?

Apaga ya las candilejas. Baja el telón a media asta. Acuéstate en el foso de los músicos. Besa la cara de quien tengas más cerca. Escucha una balada antigua y apaga ya las candilejas. Baja el telón a media asta. Acuéstate en el foso de los músicos. Qué silencioso está el teatro. Besa la cara de quien tengas más cerca.


Para leerlo entero...aquí

Félix Grande


lunes, 13 de octubre de 2008

La pantera




Esta pantera es mi hermana mayor. Rugió por vez primera cuando yo amaba aún todo cuanto me sucedía: escuché aquel rugido como algo que me entregaba el universo. Nació así entre nosotros cierto cariño deshonesto e incomparable. Ella, desde su agilísima forma cubierta por el ébano centelleante, se acerca para seducirme con sus movimientos de acero: miro su brillo hipnótico lamentando la pobreza de mí poder y recuerdo las veces en que nos hemos arrojado al pasillo, hermanados por el común deseo de la aniquilación. Nuestro incesto se va fortaleciendo gracias a un estilete de rencor en cuyo filo sonríe una ternura desconcertante: aprendemos que el odio es más sensual que la piedad.

Di la verdad a éstos, diles que me defiendo de tus arañazos, diles que mi mayor lujuria consiste en meditar tu destrucción. Diles que contraataco a todas horas con la insoportable esperanza de desmenuzar poco a poco tu compacta agresión, tu existencia, tu proximidad, tu memoria. Diles que me he servido, contra ti, de todas las armas: las mujeres, el trabajo, la música y millares de cigarrillos, los amigos y las palabras, el arte, el alcohol. Yo vivía como la palabra socorro. Yo vivía en legítima defensa. Usé todas las armas contra tu esplendor, todas las armas contra el desatino de tu inmortalidad.

Esta pantera es mi hermana mayor. Me vigila como un océano a la costa y me nombra por mis diminutivos. Yo la vigilo como un reo de muerte a los minutos, y le llamo tristeza a falta de un nombre más vasto y depravado.


Félix Grande

domingo, 5 de octubre de 2008

CASIDA DE LA ALTA MADRUGADA




Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir
y te levantes medio desnuda
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia

en algún lugar de la Tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos y escribiendo
estos versos degenerados.


Félix Grande


miércoles, 20 de agosto de 2008

LO FUGITIVO




Mi recién conocida Loba
no nos pidamos groseras garantías.

Que dure un día un año un mes
es lateral en el amor
que se acabe es su precio
que duela luego es su victoria

Seamos servidores del amor
y jamás sus contables
cierto que viene para irse

como nosotros
como nosotros...



Félix Grande

viernes, 15 de agosto de 2008

SÉ INVOLUNTARIA, SÉ FEBRIL

SÉ INVOLUNTARIA, SÉ FEBRIL de Félix Grande

Sé involuntaria. Sé febril. Olvida
sobre la cama hasta tu propio nombre.
No pidas. No preguntes. Arrebata y exige.
Sé una perra. Sé una alimaña.

Resuella, busca, abrasa, gime.
Atérrate, mete la mano en el abismo.
Remueve tu deseo como una herida fresca.
Piensa o musita o grita ¡Venganza!

Sé una perdida, mi amor, una perdida.

En el amor no existe
lo verdadero sin lo irreparable.

martes, 8 de julio de 2008

Elogio de lo irreparable

ELOGIO DE LO IRREPARABLE de Félix Grande

Sé involuntaria. Sé febril. Olvida
sobre la cama hasta tu propio idioma.
No pidas. No preguntes. Arrebata y exige.
Sé una perra. Sé una alimaña.

Resuella busca abrasa brama gime.
Atérrate, mete la mano en el abismo.
Remueve tu deseo como una herida fresca.
Piensa o musita o grita «¡Venganza!»

Sé una perdida, mi amor, una perdida.
En el amor no existe
lo verdadero sin lo irreparable.

viernes, 27 de junio de 2008

DAME UNGÜENTO DE CARNE, LOBA

DAME UNGÜENTO DE CARNE, LOBA de Félix Grande

La prisa despareja con que miro tu piel
la premura apretada con que altero tu cuerpo
y este desasosiego en que empapo mi lengua
para hablarle a tu carne y lamer a tu voz
son como ávidas gotas de estaño compasivo
que busca aminorar las grietas de la muerte

La planta de la edad nos chupa nuestros días
abriéndose como una flor negra, abominable
y en este esplendor de hoy se oculta la simiente
de una desposesión calcinada y perversa
como la del desierto. En el calcio del tacto
hay una lenta caries que nos invade desde
el fin aterrador del tiempo y de la vida

Presuroso y perdido unto en mí tu persona
y soy un bulto de hombre y de loco y de perro
que corre por tu cuerpo y a la vez por un túnel
despavoridamente lamiendo en las tinieblas

lunes, 16 de junio de 2008

EL VINO A SOLAS, LA MEMORIA ARDIENDO

EL VINO A SOLAS, LA MEMORIA ARDIENDO de Félix Grande

Sombra, qué tarde llegas y te vas qué temprano.
Te has sentado en mis sillas, perfumando mi pieza.
Llovían mis propios años sobre mi pelo cano.
Discretamente heme revolcado en tristeza.
Sagrada es la inocencia con su olor a verano,
y con su olor a mundo sagrada es la belleza.
Vienen toros de nieve lamiéndome la mano;
y el Tiempo, en la ventana aplasta su cabeza.
Delicada catástrofe; desgracia taciturna.
La escasa fe maltrecha que queda se embadurna
en interrogaciones sin futuro ni afán.
Y me he quedado solo, sin sombra, mortecino,
rebuscando calor en mi aterido vino.
La vida nos engaña, las cosas se nos van.


viernes, 8 de febrero de 2008

DONDE FUISTE FELIZ ALGUNA VEZ...

De Félix Grande el poema DONDE FUISTE FELIZ ALGUNA VEZ...

Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantando
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.

Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
-el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.

No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.

Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su victima
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño... su dueño... su dueño...