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lunes, 7 de mayo de 2007

Que diera por esconderme

Magdalena Lasala en su nuevo libro "Y ahora tú pasas tu mano osadamente" nos deja este poema: QUE DIERA POR ESCONDERME



Qué diera por esconderme un día bajo
la mesa de tu despacho
rival de mi fiebre
y esperar callada a que llegaras
ocupado, como siempre.
Ellos se sentarían al otro lado,
tú vendrías a tu sillón y no dirías nada
tragando el respingo de verme
ahí abajo recibiendo
lo oculto de tu cuerpo
sin remedio.
Te sabrías
a merced de mi presencia secreta,
a mi merced ese fruto
que recoges todos los días
bajo esa misma mesa, en medio
de tu reunión.
Controla ese rojo que te sube por el rostro
y acostúmbrate a mirar
antes de sentarte
en tu sillón de importante.

domingo, 1 de abril de 2007

Yo te amé

Os dejo aquí un poema de Magdalena Lasala de su libro “Todas las copas me conducen a tu boca”


Yo te amé una vez sobre las alas
de palomas invisibles
acudiendo a los altos tejados de cenizas.
Te amé en el barco rojo a la deriva
del vino embravecido
en nuestras bocas
y mis dedos como peces
recalaban muertos de vida en tu orilla.
Yo te amé una vez
a la sombra de pitillos
deslumbrados
entre cientos de llamas de velas
sobre el humo
desdoblados,
en el humo convertidos,
y el jardín era un océano verde
y los árboles eran sus dioses,
y el cielo oscurecido era un volcán
lleno de voces
que inundaban mis oídos con tu nombre amante.
Una vez te amé mientras cortabas la flor
de un lilo, yo hablaba
con el fuego y él crepitó
en tu honor y el mío,
te amé, y te añoré luego
cuando los pájaros callaban
y las palomas caían confusas
en el calor de los restos,
te amé y te seguí
amando más allá de las alas,
más allá del licor afrutado de aquel beso,
más allá.

jueves, 22 de marzo de 2007

El sueño de Firenze

De Magdalena Lasala en su libro “Los nombres de los cipreses que custodiaron mi ruta” el poema “El sueño de Firenze”:


Contemplaba iluminados tus ojos
En aquellas tardes de invernadero.
Firenze salía al recuerdo
con luces ocres sobre sus puentes.
Eras bello,
bello sobre mis risas
dulcificado tu perfil a contraluz
dentro del coche conduciendo a ningún sitio.
La tierra endurecida nos recibía
secretamente felices
agradecida de nuestras presencias que
la hacían feliz a ella.
le prestábamos algo de la hermosura
que nos sobraba
durante unas horas.

domingo, 11 de marzo de 2007

XIX The Sun II

De Magdalena Lasala, en su libro de poemas LOS NOMBRES DE LOS CIPRESES QUE CUSTODIARON MI RUTA , titulado XIX The Sun II:

Voy en busca del lugar
donde desearé morir.
El pasado no sirvió de nada.
Pero hay un mar que recogerá mi cansancio
con mansedumbre de viejo amante,
mi cuerpo desnudo se dejará
acariciar sin prisa, sin nada más,
y se hará de noche y no querré
más versos, ni más flores.
Ese lugar existe y tiene una casa
que da al mar, donde veré ponerse
el sol sobre el dichoso olvido y la paz
del perdón de la vejez y la piel sosegada.
Hoy viajo en su busca.
Es lo único que quiero encontrar.