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domingo, 7 de junio de 2015

Álgebra



¿Cuántos litros de lágrimas hay que verter en el platillo

para equilibrar la balanza del olvido?



¿Qué valor tiene equis en el teorema del fracaso

si menos y más equis siempre son igual a equis?



¿Cuántos amperios de fuerza se precisan

para iluminar diez mil años de tristeza?



¿Qué cantidad de átomos hay que fisionar

para que se le rompa el núcleo al miedo?



¿Cuánta atracción gravitatoria de amor hace falta

para contrarrestar el impulso del odio?



¿Cuál será el valor exponencial del dolor

para que el resultado de la función sea siempre cero?



¿Cuántas cuentas, axiomas, teoremas y fórmulas ha de resolver el hombre

para despejar la incógnita de los problemas de dios?.


María Jesús Artigas



sábado, 6 de junio de 2015

Café




Amanece.

Son las café en punto.

Apenas aclara el día con unas gotas de leche.



Es tiempo lento y líquido,

de bostezo y trago suave.



Suena el reloj en la cafetera con cinco campanadas de aroma negro.

Su eco impregna toda la casa,

que se agita cinco instantes en su quietud.



Huele a son amargo y me adormezco todavía un poco.

Me reclino en la silla; cojo la taza con las dos manos

y meto dentro mi nariz para extraer el relajante olor de su tic tac.



Prolongo así el suave preludio del día incierto que amenaza.

Sé que añoraré esta hora sin hora,

serena, des asaeteada y fronteriza,

que la evocaré muchas veces con otros cafés

a lo largo de la dura jornada que me aguarda.



María Jesús Artigas



viernes, 5 de junio de 2015

Desahucio




Devorasteis la dulce fruta

como si la fruta fuese vuestra,

como si os la fueseis a comer vosotros.

Golpeasteis nuestras costillas con disposiciones judiciales.

Desplegasteis las porras resguardadas en las costuras del uniforme negro.

Pateasteis nuestra morada con las botas de montaraz.

Y no escuchasteis la concertina de la calle,

ni los gemidos del edificio

ni el clamor del asfalto.



¿No visteis el miedo?



Ocultasteis vuestras miradas con gafas oscuras.

Protegisteis vuestras narices del olor a tragedia.

Taponasteis vuestros oídos con aullidos del destino.



No. No visteis el miedo, porque vosotros erais el miedo.

Y hasta la casa se puso de vuestra parte:

El amparo del hogar se replegó a vuestras exigencias.

Los pomos se apoquinaron y las bombillas palidecieron de indiferencia.

Los muebles se volvieron de espaldas.

Los cuadros y las figuras se derritieron en la penumbra,

formando un fango viscoso en el suelo.

Quisimos abrir las ventanas y no hallamos los pestillos;

los cristales traslucían opacidad; los espejos se reflejaban a sí mismos.



Únicamente la puerta de la calle se mostró generosa:

abierta de par en par,

para impulsarnos a los cartones, al puente, a la garita del cajero, al contenedor,

al espanto y a la rabia.



María Jesús Artigas,



jueves, 4 de junio de 2015

Amor cuadrado



¿Querernos? Sí, nos quisimos:

Él quería mi pena.

Yo quería su desgracia.

Y esas querencias nos unieron cuatro décadas.

Como cuatro lados de un cuadrado impecable.

Con sus ángulos rectos y sus aristas firmes.

Cuatro cuadradas décadas que generaron un poliedro de seis lados.

Un dado de seis perfectas caras.

Un regio cubo cerrado,

sin puertas ni ventanas.

Una impoluta caja decorada con lunares blancos

y rematada con un lazo de raso azul.



Fueron perfectos los cuadrados

y regio el cubo que albergó,

envuelto en hermoso papel regalo enlazado con raso azul,

nuestro amor,

con nuestras querencias:

con mi pena y su desgracia.



María Jesús Artigas



miércoles, 3 de junio de 2015

Amigo imaginario





Debieras de llamarme

y decirme esas cosas de las habla la gente,

como si fuéramos gente,

como si yo fuera gente,

como si tú existieras.



No existes y me llamas.

Y mi nombre en tu boca,

y tus palabras

y tu “¿cómo estás?”,

hacen que esté.

Al menos, ese rato

que hablamos de cosas cotidianas,

de infancias inventadas,

de sueños imposibles.



Y yo, como la gente,

esbozo mi futuro

y juego a que te creo.



María Jesús Artigas



martes, 2 de junio de 2015

El ermitaño




La vida me ha hecho un regalo.

Tengo un extraño don:

puedo vivir entre cuatro paredes.

Puedo existir entre cuatro paredes limitadas por techo y suelo.

Puedo ser entre cuatro paredes sin puertas ni ventanas.

Puedo ver sin bombillas, sin velas, linternas ni farolas;

con los ojos cerrados, sin nada que mirar.



Todo está dentro de mí.

Tengo ese don. Todo está en mí



Guardo en mí,

quieta, inmóvil, postrada,

con los ojos cerrados y el cuerpo inerte,

toda la visión del mundo, todos sus movimientos, toda su inmensidad.



Tengo ese don. Todo está en mí.



Todos los hombres y todas las mujeres que han sido

me acompañan en esa habitación profunda,

sin luz, sin ventanas, sin puertas.

Estoy con todos, en todos los tiempos y en todas las épocas.

Tengo ese don. Y estoy tan viva como cualquiera de vosotros.



Pese a que no me veis y pensáis que no existo,

todo y todos estáis siempre en mi corazón.

Porque tengo ese don y todo vive dentro de mí.



María Jesús Artigas



lunes, 1 de junio de 2015

El alarde




He llegado hasta aquí

y no voy a ir más lejos.

Esto es un auténtico alarde.

Este es el alarde.

El único alarde que voy a hacer.

No. No son los versos.

No son los poemas que vais a leer.

Mi alarde es que yo esté aquí,

que me vayáis a ver,

que me vaya a mostrar en voz alta ante todos vosotros.



María Jesús Artigas



domingo, 31 de mayo de 2015