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domingo, 9 de abril de 2017

Surcos escritos en tu piel...



Surcos escritos en tu piel

querría recorrer sin máculas de prisa,

leer el mapa de tu cuerpo con la lente

que difumina la mirada,

a solas con tu halo de hermosura,

a sabiendas del peligro del fuego que me quema.



Dedos impacientes escarban el vacío

de tu nombre oscilante

con la danza incontenida del deseo

por sentir como mío el lecho de tu eco,

la propia soledad de un sueño

tras los rizos inexplorados de la ausencia.



Eugenio Mateo



sábado, 8 de abril de 2017

REFUGIADOS




Me aburre esperar ante el paso cebra de una disyuntiva,

un semáforo rojo impide ver los acantilados de Lesbos

y el mar es un océano de tráfago insensible en plena tierra firme.

Corremos por los campos de Serbia perseguidos por la luna,

sin saberlo, tomando un café mientras pasa el tranvía.

Vamos a lo nuestro, como todos, a llegar primero,

desconocedores de las punzadas del alambre de espino,

azuzados con los perros de los paraísos opacos,

porque piove, piove, porco governo,

y es tan malo no querer como no ser querido.

Me conmueven los niños de estas fotografías

y lloro lágrimas de cocodrilo tras las gafas de sol

cuando las imágenes me cuentan de su miedo,

es el reflejo de los ojos de mis niñas

en las caritas inocentes de las víctimas

lo que me emociona.



Eugenio Mateo,




viernes, 7 de abril de 2017

PRIMERA LÍNEA




Llueven destellos de delirio sobre las posiciones de primera línea,

soledades y barro pavonan con miedo los laureles de las encomiendas

y la próxima granada arrancará de cuajo cualquier miembro al descubierto.

Por la tierra de nadie nada se mueve desde la húmeda capota de la noche

pero acecha la muerte en busca de objetivo sin depender bandera.

Han traído las glebas del destino las manos que cavaron las trincheras

y unas armas herrumbrosas e inservibles vinieron a imponer el cuerpo a cuerpo.



Se escriben mensajes en la tregua del momento con botellas

que navegan por mares carentes de respuestas.



Desde los mullidos sillones de la retaguardia

no se publica ya la lista diaria de las bajas,

el cariz del pretexto resulta tan inútil como absurdo.

Viendo a los cuervos vaciar las cuencas de los ojos de los muertos

se despierta con alerta la conciencia dormida mucho tiempo.



La decisión es propia, se puede ser un desertor valiente,

si acaso el valor se pudiera medir por el número de heridas,

y ponerse en pie con las manos en alto, sin rendirse.

Abandonar el campo de batalla con la vida puesta como único trofeo,

sin temor al tiro por la espalda.



Eugenio Mateo



jueves, 6 de abril de 2017

MARINERO




No voy a la deriva,

mi barca surca decidida por un mar de rugidos

con vientos de levante que inflaman las velas

y yo miro adelante con el rumbo fijado.

Soy un niño marinero de agua dulce

aventurero del vaivén de las olas

que empujan y mecen,

náufrago del infinito azulado

que descubren las sirenas cuando me seducen.




Eugenio Mateo




miércoles, 5 de abril de 2017

LA NOCHE





En el lugar secreto de nuestras citas

te recibo bajo el manto que todo lo enmascara,

noche volandera que traes en tu sudario, flotando,

nuevos ecos.

Distingo la música que suena lejana detrás de los tejados,

unos cómplices gemidos desde aquella ventana,

tu propio rumor envuelto en mil distancias,

el ritmo del latido que retumba en la sien.

Te barrunto cuando las sombras preceden tu llegada,

y me pongo en guardia por ese trazo de temor que me despiertas

al dejarme a solas con mis sueños,

opacos reflejos en tu espejo.



Te deseo a la vez como un amante indeciso

en el momento crucial de la renuncia.



Me agotará finalmente el abrazo opresivo

que urge al tiempo en tu contra,

pero te habré vivido sin movernos de la cama,

siguiéndote el juego

hasta que solo seas un color más

en la luz del nuevo día.




Eugenio Mateo




martes, 4 de abril de 2017

He grabado en el muro...




He grabado en el muro de hielo del recuerdo

una frase con acento de epitafio:


Surcan las ballenas grises tu mar inexplorado


Se funden para siempre las morrenas

en los acantilados blancos

de la noche más larga de mi vida.

Hace frío.

Por el silencio se arraciman

las estrellas brillantes de la escarcha,

en la helada, rotos, se miran al espejo

los sueños inertes del olvido.


Camino del sur vagabundeo

tras las huellas de quimeras perdidas,

la salida natural de la ciudad parece despejada

aunque es el mismo frio el que viaja conmigo

rumbo a ninguna parte


Un reguero de sangre mancha la nevada



Eugenio Mateo



lunes, 3 de abril de 2017

ELEGÍA



En las otrora compactas oleadas

de aguerridos jinetes como fuimos,

el fuego graneado de la muerte

va sembrando de ausencias nuestras filas

y al surco de la tierra vuelan

íntimas semillas de memoria.



Seguimos cabalgando, a la carga. Siempre a la carga.

Con la lanza de la vida en ristre

por un estéril campo de batalla,

erial de flores agostadas,

páramo de sombras y azabaches.



La avalancha de los viejos tiempos, que nunca volverán,

son sólo ya presagio del encuentro inapelable

con la bala perdida,

que desde el otro lado de la luna,

vendrá a matarnos.



Eugenio Mateo



domingo, 2 de abril de 2017