Mostrando entradas con la etiqueta Rosa E. Martínez Manzanero. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Rosa E. Martínez Manzanero. Mostrar todas las entradas

domingo, 26 de marzo de 2017

Te dudo



Te dudo.

Miro un reloj sin agujas

un recuerdo me dice

que una vez creí en el tiempo.

Te dudo.

La biblioteca esférica de Alejandría

guarda en su centro inalcanzable

el conocimiento que se oculta

huyendo del hombre.

Te dudo.

Las columnas de Hércules

me hablan de una isla

entre brumas llamada Avalón.

Allí Eva no necesitó a la serpiente

para tentar a Adán y se comió

ella sola la manzana.

Te dudo.

El pasado se transforma

cuando la certeza se desvanece

y el presente es nuevo.

Te dudo,

como te amo

más allá de toda decisión

en el equilibrio justo

donde desaparece

el pensamiento que nos pierde

en el laberinto cerrado

de lo cierto.


Rosa E. Martínez Manzanero



sábado, 25 de marzo de 2017

He cerrado la boca



He cerrado la boca

para hablar con la mirada.

La sangre se ha estancado

antes de llegar al corazón.

Estoy sola ante un espejo

intentando oír

lo que me dicen

los ojos.

Estoy hueca.

Mi piel es el uniforme

de un ángel

que se ha perdido.

Llorar sería fácil

pero se ahogaría

mi nuevo idioma

y la mudez

me dejaría ciega.

La noche me asusta

mi cama es muy grande

me pierdo en ella

o me engulle en un sueño

donde existes y mueres

al llegar el día.

He cerrado la boca

para que la palabra

escrita me posea.



Rosa E. Martínez Manzanero



viernes, 24 de marzo de 2017

Que puedo escribir



Que puedo escribir

si mi vida trascurre

entre cuatro paredes blancas.

Que sentido tiene

querer ser poeta

cuando la única información

son las entrañas.

No queda tinta en el bolígrafo

y estoy escribiendo con el móvil,

mi dedo parece

el vaso vacío

de una güija.

Un poema es un soliloquio

que busca en forma descendente

la respuesta, pero esta nunca llega

y escribir se vuelve vicio.

No se traducir lo que hoy me pasa...

el amor debe de ser otra cosa

sino no sentiría lo que siento.

Creo que es desprecio,

se que mi valor no se basa

en lo que tu opines

pero te has vuelto espejo

donde veo lo que yo de mi opino.

Estoy cansada de soñar un mundo mejor

y despertar a la sombra de un árbol quemado.

Llorar o reír es inútil, son máscaras,

mi verdadero rostro nadie lo conoce

ni siquiera yo.



Rosa E. Martínez Manzanero



jueves, 23 de marzo de 2017

Anoche fui consciente del dedal que asigné a mi corazón



Anoche fui consciente del dedal que asigné a mi corazón.

¿Cuántos brazos debe tener un candelabro
para iluminar a un noctámbulo?
Mañana, quizá, entienda al enamorado
y cupido cambie las flechas
por aguja e hilo para completar el costurero.

Todo se reduce al amor.
En la oscuridad insomne
en el silencio del sueño humano
en ese soplo del espirar de mi boca
hallo el entusiasmo y se abren aun más mis ojos.
Podría decirse entonces que soy feliz.




Rosa E. Martínez Manzanero









miércoles, 22 de marzo de 2017

Mi cuerpo es un desánimo



Mi cuerpo es un desánimo
un recuerdo continuo
de la tenaz memoria.

Una pesada nostalgia
del mal comprendido Ser.

Una casa estrecha
un espacio mínimo
donde, a veces, cabe el cielo.

Un llanto seco
compuesto de agua.

Un viento quieto
sin rumbo, ni rosa.

Una lluvia tardía
en la perdida cosecha.

Un frío de treinta y seis grados y medio.




Rosa E. Martínez Manzanero








martes, 21 de marzo de 2017

Estás



Estás

ahora

aquí... conmigo

sentado a la derecha

y a la izquierda

en este abismo

que se precipita

una

y

otra vez.

Que tenue

luce hoy el horizonte.

Que nítida

la imagen de tu isla.

¿Dónde están las palabras

que no se cumplen?

¿Dónde se acumulan?

Quizás un día doblemos

una esquina

y las veamos

escritas

en una pared

corroída por el tiempo

no vivido.



Rosa E. Martínez Manzanero




lunes, 20 de marzo de 2017

Eres tan lejano



Eres tan lejano

que dudo si existes.

Quizá sólo seas

una viñeta

de un cómic

sin terminar,

un héroe que he inventado

para sobrevivir

en este mundo

mudo

y necesitaba

de tu palabra.

Siempre dudaré

porque dudar

es el mejor espacio

donde la certeza

no habita

y podré dormir tranquila

en esta cama tan grande

donde estarías si existieras

aunque existes.



Rosa E. Martínez Manzanero







domingo, 19 de marzo de 2017