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domingo, 22 de abril de 2012

Abundancia



Tengo un diccionario sobre el escritorio
que utilizo para conocer a las palabras,
esas que aún no están en mi vocabulario.
Descifro su importancia,
anuncio a voces tinta su vocablo
o reparo el error en mi cabeza.

Hoy, cuando escribía un poema de dos cifras,
se me ocurrió mirar tu nombre en esa página
y así decía:
Masa por cantidad de agua.
Extensión menor de los océanos.
Lago grande.
Todas son erróneas menos una,
la que indica, sin tapujos, abundancia.

Abundancia de azul en tu mirada,
de rojo en mi sangrado,
abundancia de amor sin duda alguna,
abundancia de Mar siempre en mis labios.


Sábado 7 de octubre del 2011,
a las 15,23 h.


Jesús Arroyo

sábado, 21 de abril de 2012

Tres deseos



Que me tiren a la hoguera del presente.
Que me rompan en pedazos si hace falta.
Que me ignoren si con ello se me olvida.

Tres deseos en la carta de los magos
escribí
con tres líneas de mi sangre.

Como dice el viejo castellano
el deseo que se cuenta
no se cumple.


Jesús Arroyo





viernes, 20 de abril de 2012

Últimamente y por costumbre



Por alguna razón que desconozco
la vida sólo sangra en sobremesa.
Los ojos se mojan de café
y en el hielo del gin-tónic
se adormecen.

Nunca sabré el motivo
de tan absurda manifestación,
pero últimamente y por costumbre
me pasa en cada mesa.



Jesús Arroyo



jueves, 19 de abril de 2012

Elegía (por el libro de papel)




Dónde quedará la caricia de tu cuerpo en mi regazo,
dónde el número inacabado de tus páginas,
dónde testimonios que siente mi cerebro.

Dónde el semen y el óvulo de un poeta,
el parto de una imprenta ensangrentada,
el lector que educa tu existencia.

Habrás sido alimento incompleto para un tiempo
y cuando nuestras calvas rocen barros de existencia,
olvido será tu título en la cubierta.



Jesús Arroyo


miércoles, 18 de abril de 2012

Aquel instante





A Lucía


No importan ahora los pechos aferrados,
los besos entre dientes susurrantes,
las alcobas vespertinas de cinco estrellas
o los moteles de las comarcales bacheadas.

Nunca valoramos monedas
entre sábanas llenas de costuras
ni talones dorados en balcones con sol independiente.

Volará con el viento la servilleta de hilo azabache
que posabas en tu muslo degustado.
No volverán cucharas cambiadas de boca, con helado,
ni el cava de una copa señalando tus senos.

Se irán, del mismo modo,
los bancos del parque caprichoso
y la hierba que enredaba tu cabello.

Los libros adolescentes quemados en la hoguera
sin saber que serían nuestros sus amaneceres.

Dónde buscar aquellas páginas,
dónde morir si no encuentro aquel instante.


Jesús Arroyo

martes, 17 de abril de 2012

La carta



Sobre tu carta el vino
y la intención de emborrachar
frases una a una,
palabra por palabra,
sin maroma que sostenga la quilla de este barco
a un noray fundido en bronce.

Beberé, si me da tiempo, definitivo sorbo
entre el vidrio de esta copa rota por desdicha.
Haré sangrar los labios sin palabra
para que el coral de tu carta me mancille.



Jesús Arroyo

lunes, 16 de abril de 2012

Retrato sin rostro




En aquella pared, suspendido
por la escarpia oxidada del destino,
se atrevieron a secar las lágrimas
de visitantes sin cámaras al pecho.

“Loca”
titulaba la pared,
único cartel sin punto rojo,
el resto de cuadros no estaba.
Allí quedó, dormida,
colgando de su propia silueta.



Jesús Arroyo

domingo, 15 de abril de 2012