Intento seducirte en el pasado.
Las manos al volante y esta luz
de club nocturno del tablier me dejan
-fantasía invernal- bailar contigo.
Detrás de mí, igual que un gran camión,
el mañana hace ráfagas de luces.
No lo conduce nadie y me adelanta,
pero ahora tú y yo viajamos juntos
y el coche puede ser el dos caballos
de los años sesenta hacia París.
"Je ne regrette rien" canta Edith Piaf.
Bajo la ventanilla, entra la noche
fria de la autopista, y el pasado
se aproxima de cara, velozmente:
cruza y me ciega sin bajar las luces.
Joan Margarit
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jueves, 19 de marzo de 2009
Faros en la noche
domingo, 9 de marzo de 2008
Caligrafía
De Joan Margarit el poema CALIGRAFÍA
Ha apoyado la frente en el cristal
frío, empañado, con trasluz de invierno.
Escribe el nombre de ella y, a través
de las líneas que traza con el dedo,
la ha visto en un paraje solitario
con el mar y las rocas en la noche.
Al fondo, las estrellas: de pronto, las gaviotas
alzan el vuelo como un resplandor
al paso de un falucho. Se ha engañado:
detrás de la ventana hay una calle
que el alba hace más triste, sin un alma,
con coches aparcados.
Tras las líneas comienza a amanecer:
el sol naciente borrará ese nombre
en la escarcha rosada del cristal.
Ha apoyado la frente en el cristal
frío, empañado, con trasluz de invierno.
Escribe el nombre de ella y, a través
de las líneas que traza con el dedo,
la ha visto en un paraje solitario
con el mar y las rocas en la noche.
Al fondo, las estrellas: de pronto, las gaviotas
alzan el vuelo como un resplandor
al paso de un falucho. Se ha engañado:
detrás de la ventana hay una calle
que el alba hace más triste, sin un alma,
con coches aparcados.
Tras las líneas comienza a amanecer:
el sol naciente borrará ese nombre
en la escarcha rosada del cristal.
viernes, 29 de febrero de 2008
AMADA REGINA
De Joan Margarit AMADA REGINA
En todas las ciudades busco siempre
un hotel que llevara el nombre de ella.
El Regina de Roma y su fachada
severa y gris, fascista, de granito.
El Regina de Londres, frente a un parque
tristísimo al crepúsculo. El Regina
con las piedras negruzcas de Bruselas.
El cálido Regina de París,
junto al «quai» solitario de barcazas.
El Regina y su zócalo de moho
lamido por las aguas oscuras de Venecia.
Y cuando ella murió, y él no viajaba ya,
el último Regina, en el bullicio
del centro, en Barcelona,
le acogió con sus gélidos espejos
y con su delicada marquesina
de hierro y de cristal en la calle Bergara.
Regina amada, hoteles y mujer:
algunos negros bultos en la noche,
la caldera encendida y los neones
de tu nombre, violentos de tanta soledad.
Ciudades que están llenas de imprevistos
hitos de amor.
En todas las ciudades busco siempre
un hotel que llevara el nombre de ella.
El Regina de Roma y su fachada
severa y gris, fascista, de granito.
El Regina de Londres, frente a un parque
tristísimo al crepúsculo. El Regina
con las piedras negruzcas de Bruselas.
El cálido Regina de París,
junto al «quai» solitario de barcazas.
El Regina y su zócalo de moho
lamido por las aguas oscuras de Venecia.
Y cuando ella murió, y él no viajaba ya,
el último Regina, en el bullicio
del centro, en Barcelona,
le acogió con sus gélidos espejos
y con su delicada marquesina
de hierro y de cristal en la calle Bergara.
Regina amada, hoteles y mujer:
algunos negros bultos en la noche,
la caldera encendida y los neones
de tu nombre, violentos de tanta soledad.
Ciudades que están llenas de imprevistos
hitos de amor.
lunes, 21 de mayo de 2007
A l´hivern abans de l´alba
De Joan Margarit en su libro "Casa de misericordia"
A l´hivern abans de l´alba
Les recordo d´infant: les portes grans,
il-luminades del mercat s´obrien
-com si fossin la mare, que no hi era-
la fosca gelada del carrer
on jo anava, poruc, cap a l´escola.
Vénen dels carrers foscos de la infancia
totes les pors del vells?
Mare, la porta gran il-iluminada
d´un nen que vas deixar massa temps sol.
En invierno antes del alba
Las recuerdo de niño, iluminadas:
aquellas grandes puertas del mercado
-eran como , mi madre, que no estaba-
se abrían a la helada oscuridad
de la calle por donde, con temor,
yo pasaba camino de la escuela.
Los miedos de los viejos, ¿vienen todos
de las calles oscuras de la infancia?
Madre, la puerta grande iluminada
de un niño al que, durante aquellos años,
dejaste demasiado tiempo solo.
A l´hivern abans de l´alba
Les recordo d´infant: les portes grans,
il-luminades del mercat s´obrien
-com si fossin la mare, que no hi era-
la fosca gelada del carrer
on jo anava, poruc, cap a l´escola.
Vénen dels carrers foscos de la infancia
totes les pors del vells?
Mare, la porta gran il-iluminada
d´un nen que vas deixar massa temps sol.
En invierno antes del alba
Las recuerdo de niño, iluminadas:
aquellas grandes puertas del mercado
-eran como , mi madre, que no estaba-
se abrían a la helada oscuridad
de la calle por donde, con temor,
yo pasaba camino de la escuela.
Los miedos de los viejos, ¿vienen todos
de las calles oscuras de la infancia?
Madre, la puerta grande iluminada
de un niño al que, durante aquellos años,
dejaste demasiado tiempo solo.
domingo, 6 de mayo de 2007
El vendedor de rosas
* Joan Margarit. Casa de Misericordia. Visor, 2007.
El venedor de roses
Solitari i furtiu, l´home del ram
va pels locals nocturnes buscant parelles.
L´he trobat pels carrers vora la Rambla
amb unes roses sense olor de roses
en una nit que no fa olor de nit.
M´he perdut pels darrereres de la vida.
Una dona en la fosca que no ets tu
t´ha pres els ulls i plora. La ciutat
es una exacta i monstruosa còpia.
Como si Cupido ja s´hagués fet vell,
Passa escopint el vendor de roses.
Mentre s´allunya penso: al teu amor
no li perdonis res. Ni el seu final.
El vendedor de rosas
Solitario y furtivo, con su ramo,
va a locales nocturnos en busca de parejas.
Lo he encontrado en las calles cercanas a la Rambla
con unas rosas sin olor a rosas
en una noche sin olor a noche.
Me perdí en las traseras de la vida.
Una mujer que no eres tú, en la sombra,
te ha robado los ojos y llora. La ciudad
es una exacta y monstruosa copia.
Como un Cupido viejo,
pasa escupiendo el vendedor de rosas.
Mientras se aleja, pienso que a tu amor
no le perdones nada. Ni el final.
El venedor de roses
Solitari i furtiu, l´home del ram
va pels locals nocturnes buscant parelles.
L´he trobat pels carrers vora la Rambla
amb unes roses sense olor de roses
en una nit que no fa olor de nit.
M´he perdut pels darrereres de la vida.
Una dona en la fosca que no ets tu
t´ha pres els ulls i plora. La ciutat
es una exacta i monstruosa còpia.
Como si Cupido ja s´hagués fet vell,
Passa escopint el vendor de roses.
Mentre s´allunya penso: al teu amor
no li perdonis res. Ni el seu final.
El vendedor de rosas
Solitario y furtivo, con su ramo,
va a locales nocturnos en busca de parejas.
Lo he encontrado en las calles cercanas a la Rambla
con unas rosas sin olor a rosas
en una noche sin olor a noche.
Me perdí en las traseras de la vida.
Una mujer que no eres tú, en la sombra,
te ha robado los ojos y llora. La ciudad
es una exacta y monstruosa copia.
Como un Cupido viejo,
pasa escupiendo el vendedor de rosas.
Mientras se aleja, pienso que a tu amor
no le perdones nada. Ni el final.
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