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domingo, 18 de mayo de 2014

MI SOLEDAD




I

Sabes, que en los días de lluvia,

mi corazón no tiene color;

abatido, ahora por la ausencia,

incoloro, melancólico y anhelante,
te reclama ansioso.


II
Siempre supiste de mi soledad
en años pasados, aunque ahora yo

te regalaría la vida.



María Ángeles Ibernón

sábado, 17 de mayo de 2014

EN EL SILENCIO DE LA NOCHE




Me detengo en el rumor,

en el silencio encarecido de la noche,

en tus manos, y en algunas

palabras tuyas que susurran.


En el murmullo oscuro

de mi vida, me detengo...
Y sin miedo a la nada, mi dolor se rompe

clavado en mil espinas.



María Ángeles Ibernón


viernes, 16 de mayo de 2014

LA SOLEDAD DEL CUERPO



Asciende el poema

y desciende el ángulo de tu vida
con solidez dudosa,
con un tono afilado en gris,
temes pisar sin mirar
buscas refugio en la noche
que abraza los sueños,
que bate torturas,
que se hacen esperar;
ojos helados,
boca que ya no es un todo,
oídos que se evaden
de la soledad
flotando en el espacio vacío.

Cuando el cuerpo me deja sola.



María Ángeles Ibernón


jueves, 15 de mayo de 2014

EL MIEDO



El miedo es un ave

que acaba malherida,
máscara fugaz
de siervos del corazón;
el miedo derrama sangre
y no se conforma con palabras,
nos hace creer
que transmite sentimientos,
pero nunca ríe, ni llora.
Y al final comprendemos
que el miedo
mira con orgullo a la tristeza,
como soberano absoluto.



María Ángeles Ibernón




miércoles, 14 de mayo de 2014

SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARIS



             
(WENDY)




Nunca pretendí ser una princesa

de los cuentos de Disney,

me conformé con ser Wendy

del país que habitabas:

el de nunca jamás.




Todo sucedió en París.

Aquella noche a tu lado encontré

la melodía perfecta en tus palabras

mientras me susurrabas al oído

tejiendo poemas hilados

que hablaban de amor.




Mi deseo jamás fue ser

la gran dama de tu nobleza,

tan sólo el manto aterciopelado

que algún día cubriera tu vida.




Y volé a tu lado,

volé sin miedo,

volé despacio,

volé sin freno.




Hoy camino trastornada y sin rumbo

por el laberinto que tu vida selló,

y, desnuda me reflejo en las aguas

de ese río por el que me dejo llevar.



Campanilla del Sena me llaman,

y, vomito rabia y soledad

en los espacios

deshabitados de mi cuerpo.




Y...

Sigo volando,

llorando,

vuelo entre estiércol

arrastrada por tu viento.




Y...

Siempre nos quedará París

mi amado Peter Pan, o un

"nunca jamás"

para cuando regreses.



María Ángeles Ibernón


martes, 13 de mayo de 2014

REQUIEM



(Elegía a mi madre)




¿Qué fue de aquella mesa, que guardaba la ventana de tú vida?.

Aquella sonrisa tuya, presagio de una balanza inclinada al adíos y esa mirada que un día iluminara, ahora es custodia entre rotos cristales.

La mujer de aquel sueño, era rehén, libertad en cautivo, el milagro de la desdicha, el miedo convertido en una cueva frente al espejo de la muerte.

Tú no lo sabes, pero a tu lado juegan al juego de siempre jugar, escriben poemas que huelen a mar, azul intenso, a olas de súplica por hacerte inmortal.

Navega la tristeza, entre cortinas cerradas y la niebla se convierte en un mensaje inexorable,sin duda, hoy no amanece, el cielo permanece exultante, pero no es así, es triste, se quedó quieto, anexo a las nubes bañadas en óxido.

Ya has reservado sitio para el viaje, pero no me has de llevar, ¿qué he de hacer con las lágrimas? con los pájaros, con los besos, con la lluvia que vuelva a entrar en mi vida y volverme a calar, con el canto de fuerza, con los días sin pan...¿qué hago, madre? si amanece tan lento, y de pronto te vas.



María Ángeles Ibernón


lunes, 12 de mayo de 2014

UN DÍA




Un día quise morir a mi manera

y lancé una oferta a las estrellas,

para que no me asustara

la sangre que se vierte,

el corazón que inunda barro

en los largos ríos de la tierra,

la flor que en mercados

quizá sea un mal negocio

para los pueblos que gritan,

el susurro herido del poeta

que a veces,

antes de morir permanece

asustado con el único calvario,

del que anhela los años vividos

en gotas de luz,

en sueños robados;

y pienso que puedo ser yo.



María Ángeles Ibernón





domingo, 11 de mayo de 2014