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domingo, 13 de septiembre de 2015

ERA POSIBLE



Era posible; ahora

resulta que podía ser feliz,

que lo que ya creía inalcanzable

estaba ahí,

muy cerca del dolor, de la negrura,

de ese cáncer malsano que envenena los días,

de las sonrisas muertas sin nacer,

del aire enrarecido de la casa.



Resulta que era simple,

solo necesitaba

retirar el visillo de las lágrimas

para encontrar la vida,

dejar de lamentarme,

de mirar para dentro, de lamerme

las heridas con tanta complacencia

y abrir de par en par la puerta a un tiempo nuevo.


Ana Montojo







sábado, 12 de septiembre de 2015

RESURRECCIÓN




Para este viaje no llevaré maletas,

dejaré en la consigna mi carga de amargura

y olvidaré al regreso recogerla.

luego me marcharé desnuda de pasado,

sin planes, sin proyectos

y sin miedo a un futuro evanescente, onírico,

que brota dulcemente en las cenizas

de una tierra quemada.


Es lo bueno que tiene tocar fondo,

ya tan solo es posible ir hacia arriba.


Ana Montojo



viernes, 11 de septiembre de 2015

UNA BUENA COSA





Es una buena cosa saber que existes

y meterme en la cama con tu nombre en los labios.

Es una buena cosa decirte que te quiero

antes de que me abrace la noche y su espejismo.

Es una buena cosa al despertar

sentir cómo me invade el ansia de tenerte.

Es una buena cosa que mi cuerpo

vuelva a vibrar tan solo con pensarte.

Es una buena cosa volverme otra vez niña

y esta sonrisa boba que veo en el espejo.

Es una buena cosa depositar en ti

tantísima ternura que me sobra.

Es una buena cosa enamorarse.


Ana Montojo



jueves, 10 de septiembre de 2015

EL ÚLTIMO POEMA





El día que yo escriba el último poema

en él no se leerá la palabra tristeza

ni tampoco dolor ni soledad,

ni muerte ni amargura.



No estará la palabra

mentira, ni sinónimos

como falacia, engaño o mala baba,

que todas vienen a decir lo mismo.



No hablaré de memoria ni recuerdos

salvo para evocar instantes dulces,

que la vida me ha dado más de los que merezco

y me los sigue dando cada día.



En mi último poema hablaré de sonrisas,

de abrazos y de amigos,

de latidos que tocan

el ritmo de los cuerpos que se aman.



Hablaré de la gente,

de esa gente magnífica que ríe

contra todo pronóstico,

y hasta le planta cara a la miseria.



En mi último poema

contaré que la vida me regala momentos

que merecen la pena, que merecen

matar todas las penas.



Eso sí, será el último, después...

perdonarán ustedes que no cuente

cómo cobro la cuenta a mi pasado

que tampoco hace falta contar todo.


Ana Montojo



miércoles, 9 de septiembre de 2015

EL NOMBRE





Cuando el amor es digno de tal nombre

puede ser que el deseo se adormezca

en el cómodo lecho de la monotonía,

los cotidianos usos rutinarios

que matan hasta el fuego más potente

e incluso nos podrían empujar a otra lumbre;

resulta dolorosa la experiencia

mas se puede olvidar, cuando dos vidas

quieren recorrer juntas un camino

que a veces se hace demasiado largo.



Porque cuando el amor es digno de llamarse

amor, cuando merece un nombre tan inmenso,

con los años el fuego se transforma

en tierna calidez, en compañía,

en sosegado aliento, confianza,

en cómplice caricia sanadora,

lealtad inquebrantable, abrazo mudo

e indulgencia con todos los errores.



Lo que no se perdona es el ataque,

el implacable juicio, ni la sorda

revancha de quién sabe qué agravios,

el desprecio, los gritos, el insulto,

el ansia irrefrenable de hacer daño

a quien comparte cama cada noche.

Porque eso no es amor ni lo fue nunca,

es algo que no sé cómo llamar,

habría que inventar otra palabra.


Alegrémonos pues, que nada hemos perdido.

Tan solo hemos dejado de engañarnos.


Ana Montojo



martes, 8 de septiembre de 2015

LA NOCHE



Y me coge un deseo de vivir
y ver amanecer, acostándote tarde,
que no está en proporción con la edad que ya tengo.
(Jaime Gil de Biedma)



Está loca la noche,

mi cuerpo no es consciente de los años

que dicen mis papeles,

o tal vez es que nunca han existido

los días de dolor y de penumbra

y está por estrenar,

tiene la piel intacta de una virgen

renaciendo de nuevo para amarte.



Broto de entre las ruinas; como las madreselvas

que crecen enredándose a la vida

yo me enredo a tus piernas y respiro

al ritmo que me marcan tu sístole y tu diástole

al oscilar el arco de tu pecho,

desnudo y redentor,

tus dedos recorriendo mi columna

y contando mis vértebras.



No me importa si duermo o me desvelo,

no hay horas, ven despacio,

saborea este instante de ternura

que rescatamos ambos del desastre,

y ha sobrevivido a todas las mentiras.

Contra todo pronóstico, aún estamos vivos.

El mundo no se acaba con la muerte

de aquel amor enfermo, equivocado.


Ana Montojo



lunes, 7 de septiembre de 2015

EL FANTASMA



De nuevo no me queda otra salida

que volver a agarrarme a tu recuerdo

para sobrevivir. Nunca has sabido

en cuántas ocasiones

acudí a refugiarme en tu fantasma.



Cada vez que la vida me enseñaba los dientes

—y mira que lo ha hecho con empeño—

vislumbraba tu boca en mi horizonte

sin que tú ni siquiera sospecharas

que me estabas salvando de morir.



Podía haber disuelto

mis penas en alcohol o en cocaína,

o regalar mi cuerpo

cuando era deseable

a otros cuerpos hambrientos.



Pero nunca lo hice, no sé cómo

aparecías siempre, inasequible,

a tiempo de sacarme del abismo,

a ofrecerme tu carne de utopía,

la humedad deliciosa de tus labios.



Y nos besábamos, vaya si nos besábamos,

me dormía contigo; de mañana

ya veía las cosas de otro modo,

ya podía enfrentarme

a todos los ejércitos.



Y fíjate qué cosa más curiosa

que nunca eché de menos

tu realidad tangible, tu presencia

en mi vida cotidiana,

solo quise quererte y te quería.



Y todavía hoy, que ya estás muerto,

otra vez sin saberlo,

sigues viniendo a mí cuando te llamo.


Ana Montojo



domingo, 6 de septiembre de 2015