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domingo, 29 de noviembre de 2015

ME DECLARO CULPABLE



Juro decir la verdad,

toda la verdad

y nada más que la verdad,

prometo contar al mundo

lo que eres para mí,

cómo logras que me sienta

yo mismo contigo,

que mis ojos sólo saben mirar

si tú estás enfrente

y son tuyos como lo soy todo yo,

que me gusta tu vida

y todo lo que conlleva,

lo bueno, lo malo y el porvenir,

que me gustan tus treinta y tantos,

verte vestida con vaqueros

o con un vestido y tus tacones,

que no eres el problema,

cariño,

que eres la solución,

la cura de todos mis males,

que me cuidas y me quieres

como nunca lo ha hecho nadie,

que adoro verte dormir

tanto como adoro verte reír

con mis chistes malos,

que Madrid sólo amanece

si tu abres los ojos,

que no existe el poema

que te haga justicia,

que lo que otros se pasan

media vida buscando

yo me dedico a vivirlo contigo,

que pierdo mi norte

cuando viajo al sur de tu cuerpo,

que cuando te corres

provocas un tsunami

al otro lado del mundo,

que me vuelves loco

porque me inspiras dulzura

y al mismo tiempo

con sólo mirarte a los ojos

consigues que conjugue follar

en todos los tiempos verbales

en los que detrás quepa un contigo,

que te admiro por tu fuerza y tu coraje,

porque metiste tu corazón

en un búnker

pero me dejaste abierta la puerta,

que has leído tantos libros

que no cabrían en tus maletas,

que escribes versos que hablan de mí

y yo me siento el rey del mundo,

que soy republicano

pero tú eres la reina de mi vida,

que quieres dar la vuelta al mundo

conmigo

y yo no pienso soltarte la mano,

que en tus labios y en tus brazos

soy mejor persona,

que mereces ser feliz

y no me pongo otro objetivo,

que es lunes

y ya es viernes,

que es martes y sábado,

que si me dan a elegir

un lugar donde morir

elijo tus pechos de niña,

que si fuera gota de sudor

moriría resbalando

hasta el piercing de tu ombligo,

que mi nombre suena mejor

con tu voz,

que por llevarte dentro te comería,

que hasta mi sangre es tuya,

vida mía,

que esto no es todo,

que es sólo el comienzo,

que como acusado que soy

de este placer inmenso

que es amarte,

si la pena es la cárcel

de tu piel,

me declaro culpable.


César Ulla






sábado, 28 de noviembre de 2015

GÉNESIS, 8-11



Al principio fue el vacío, la ausencia de esperanzas y deseos, la nada infinita, la locura interminable de los días desiertos, la oscuridad cegadora que, a veces, todavía me asalta cuando me faltas.

Y se hizo la luz una tarde de noviembre. Creo que era de noche y te juro que vi salir el sol. Colores, matices y tonos que el mundo no ha conocido porque no te han visto como yo puedo verte. En aquel momento insuflaste vida dentro de mí y supe lo que era respirar.

Me llevaste a crear el universo en siete segundos, en cada una de las esquinas donde nos comimos la boca, en cada cruce de caminos donde la decisión era fácil: o tú o el mundo, sin saber que el mundo dejó de importarme en aquel instante.

Creaste el mar, el vaivén de las olas, la sal de tus besos, las cordilleras alcanzables de tus pechos, el valle fértil de tu vientre, la seguridad de tus manos cogiendo las mías como si fuera a salir corriendo... ¿Pero por qué querría huir de ti si era de barro y me hiciste de carne, si tenía perdido el rumbo y tu piel me mostró el camino?

Y creaste los animales de mi pecho, los que laten con furia y avidez cuando te pienso, los peces vivos de tu sexo que guardo en las aguas turbulentas de mis recuerdos, creaste mi futuro a tu imagen y semejanza, creaste la risa atronadora, los finales felices y, cuando todo parecía creado ya, me regalaste la magia de las noches de orgasmos infinitos hasta el amanecer y vuelta a empezar.

Ahora, desde este éxodo de tu distancia, pienso en aquellos a los que les mostrarás que es posible hacer de una cama el paraíso y no prestarán atención más que al placer efímero, porque no pueden hacerte feliz aquellos que creen que eres un ser humano corriente, sólo puede lograrlo aquel que te ayudó a levantar el cosmos aquellos días, que sabe que puedes dar la vida y que espera, sin importar cuánto tiempo pase, que sigamos escribiendo esta historia, nuestra historia.

Sentados al borde del eterno amanecer que nos aguarda juntos, te regalaré días de primavera en tus caderas y, para fundirnos en un sólo cuerpo, abriré tus piernas y te comeré con lujuria, entraré en ti a diario para que el eco de tus gemidos recorra planetas, astros y lunas, para que permanezca indestructible la onda expansiva de nuestro big bang íntimo y único.

Todos los demás que se vayan al infierno, a ellos sí les tocará vivir el apocalipsis de tu desmemoria, se estrellarán en el impenetrable muro de tu corazón único y mágico, sufrirán el invierno de tu olvido y serán absorbidos por ese agujero negro donde se pierde aquello que no está destinado a ser para siempre.


César Ulla



viernes, 27 de noviembre de 2015

BIG BANG



El desconcertante descubrimiento de lo silencioso que es el destino cuando de repente estalla
Alessandro Baricco



Ahora lo veo todo claro,

puedo descifrarme en tu mirada

y saber que existo más allá

de las fronteras de mi cuerpo.

Ahora entiendo la creencia en el Big Bang,

eso de que el rozamiento

provoca que dos cuerpos ardan,

la teoría de cuerdas,

esas que me atan a ti.

Y lo sé porque ya no veo

tu imagen como un póster de Audrey Hepburn,

sino como el retrato de un amor posible,

como la esperanza

de un comienzo desde cero,

como aquello de que si las mariposas...

Bueno, en resumen,

que soy divisible por mí mismo y por ti,

que soy un número primo

igual que soy tu amante,

que no hay alegatos

ni lugar para la nostalgia

ahora que has aparecido y sí,

que te quedes,

que te quiero.


César Ulla


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jueves, 26 de noviembre de 2015

EL EFECTO MARIPOSA



el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo
Proverbio chino



Viniste a desvelar mi sueño,

a combatir el frío con abrazos

cálidos y caricias de esas

que hacen que todo gire

y que las puntas de los dedos

se estremezcan mecidas por un escalofrío.

Y yo no supe qué decirte,

sólo pude clavar mis pupilas

en tus labios y dejarme arrastrar

por un deseo milenario de besarte.

Loco por descubrir tus entretelas

y por ser como el agua con purpurina
que te baña desnuda

apresuré mis manos sobre tus hombros

y entonces entendí el efecto mariposa

cuando antes de comenzar a batir

tus alas de ninfa del sexo

habías desencadenado un terremoto

en mis entrañas y ardía

como cien volcanes del Eón Arcaico.

Entonces ocurrió,

cayó el telón y tú yo nos quedamos detrás,

solos, sin miradas esquivas,

tú desnuda y yo con los ojos como platos,

con las manos como cascadas ardiendo

queriendo empezar en tus clavículas

la autopista hacia el cielo de tu cuerpo

sin importar cuántos peajes tuviera que pagar

y sin tener en cuenta las señales de límite de velocidad

o los controles de alcoholemia.

Y vi caballos en tu pelo, galopando sin freno

hasta desintegrarse en un torrente espeso

que bañaba tus pechos.

Me miraste y me dijiste:

“Ahora bajo a comprar un libro

para leerlo sin ropa en la alfombra

pero contigo.”

Y fuimos dos el tiempo que duró

el libro de Zafón, después hiciste la maleta

y metiste en ella mis anhelos

sin pensar siquiera que pudiera necesitarlos ahora.

Te he escrito varias cartas,

por si aún vives en aquella casa antigua

y por si tienes en alguna caja escondida

mis deseos y puedes devolvérmelos,

creo que voy a usarlos una de estas noches.

He pensado en aquella frase del libro que decía

que las casualidades son las cicatrices del destino.

Yo tuve el destino en mi cama una vez,

espero que al siguiente al que visites

se lo hagas entender antes, yo fui muy lento...


César Ulla



miércoles, 25 de noviembre de 2015

KOYAANISQATSI*



Basta de callar

pensamientos, sueños y rarezas.

Basta de contener

deseos, oscuridades y locuras.

Diré que es morbo

la palabra,

ganas de ti, de olerte…

Ganas de tumbarte

y arrancar tu ropa interior.

Ambos tenemos

una vida fuera de equilibrio,

a ambos nos unen

el destino y la sinrazón.

Tú, Mandrágora venenosa.

Yo, ganas de morderte

y beber de ti.

Tú Heidegger

y que “todo lo grande

está en medio de la tempestad”.

Yo, Bukowski

y “tuve la sensación

de que podía caer dentro de tus ojos”.

Locura, extravagancia,

pasión y desenfreno.

Una vida fuera de equilibrio…

Pero quién

quiere

equilibrio

cuando

en verdad

busca

Tenerte horizontal y desnuda,

gimiendo,

con los labios mordidos,

con la espalda arqueada,

con mi lengua hecha fuego

entre tus piernas abiertas,

con tu licor abrasando mi boca.


* "Vida fuera de equilibrio" en el dialecto de los Hopi (antigua tribu americana que habitaba en la Meseta central de EEUU).


César Ulla




martes, 24 de noviembre de 2015

REFÉRENDUM SOBRE EL PASO DEL TIEMPO



Exijamos al futuro un referéndum

sobre el paso del tiempo,

su ritmo,

su velocidad,

el trasiego que provoca

su resuelto caminar,

cómo a vuelapluma arranca recuerdos

y provoca olvidos y lagunas.

Exijamos una consulta popular

sobre la memoria,

su escasa vida útil,

sobre los trasgos que enredan

reminiscencias y añoranzas

al paso de baile con el que juegan

a matar nuestra existencia…

No me gustaría acabar mis días

sumido en esta dictadura temporal,

soportando tormentas

que borran las huellas

de nuestro paso por el mundo.

No me gustaría irme sin tu imagen

en mi cabeza,

no me gustaría perder todo lo que evocas,

cómo duele festejarte

sabiendo que el porvenir nos trae

amnesias y abandonos,

indigencias y desconsuelos,

cada vez más lija y menos terciopelo.


César Ulla



lunes, 23 de noviembre de 2015

PARAÍSOS MÚLTIPLES



Me duelen los ojos de tanto mirarte.
Pero lo más curioso es
que cada día descubro algo nuevo en ti,
un rincón de tu cuerpo que aún no he besado,
que todavía no he conquistado.
Un paseo por ti es una aventura,
un safari de piel y besos,
es pasar un rato olvidado de todo lo vivido.
Cuando vuelvo a casa,
después de haber pasado media vida en tu cuerpo,
me doy cuenta que tenerte
es como tener una sucesión de paraísos múltiples,
un espectáculo de variedades
donde sólo actúan dos, uno más uno.
Dicen que cuando mueres
dios (que no existe) te da a elegir
el lugar de tu eterna estancia.
Yo, que nunca pude estar más seguro,
sé que quiero estar a tu lado, tenerte cerca,
disfrutar cada día
de la ventura de amarte,
de la ventaja de pensar que siempre fuiste mía
aunque nunca fueras de nadie.


César Ulla



domingo, 22 de noviembre de 2015