Mostrando entradas con la etiqueta Maribel Hernández. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Maribel Hernández. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de febrero de 2017

Detrás de las curvas del otoño




Detrás de las curvas del otoño

-entre las sabinas-, me acorrala la bruma

de un país en extinción. Digo. Espero.

resucito en la maleza. Es la memoria

imparable, frente a rótulos de calles, que olvidaré

Ipso facto.

Los extraños con paraguas

toman las calles.

Raídas de civilización

y musgos fosforescentes.

En ese tránsito

inútil, que le sobrevive al día

para seguir siendo uno más.

Gotea un pulso de horas. Impunes,

en su matanza de sueños

irrecuperables. Y es un alivio tu nombre

junto a mío, en la pared. Al menos,

nadie ha venido aún, a sacarnos

de este centímetro cuadrado de la avenida.



Maribel Hernández



sábado, 18 de febrero de 2017

Después de todo, los espejos siempre duelen




Después de todo, los espejos siempre duelen.

A deshoras, descontextualizados,

irreverentes. Y duelen más si es de noche

y duermes, y nos alcanza esta niebla,

casi sólida, hasta los huesos.

Esa niebla crujidora y vegetal,

que nos trajo hasta estas horas.

Estas horas que hoy son ramas,

en nuestras fauces dolientes de animales domésticos.




Maribel Hernández




viernes, 17 de febrero de 2017

Mírate aquí, ahora




Mírate aquí, ahora,

en este espejo de lluvia

sobre el camino desollado.

A solas los dos, contra las horas.

Goteando yo de ti o tú de mí,

una febrícula hirviente de nostalgia.

Mírate aquí, ahora,

de pie contra esta manilla de reloj,

que nos sortea la muerte

en cada pausa.

Mantenerse inmóvil,

sí, lo más arriesgado.

Lo sabes de sobra ahora que es tarde

y nos atraviesa, justo aquí, la vida.



Maribel Hernández



jueves, 16 de febrero de 2017

Caótica



Caótica.

La melancolía.

Sustrato de brazos asidos

a la cintura de una niebla,

con silueta de mujer

desnuda. Devorada por la lluvia,

la explanada donde crezco

con un puñado de arena

en cada mano, surca

una tierra cercada por pájaros

azules. A pocos palmos del suelo

relamo en mi cuerpo la herida de soñar

despierta,

y sigo.



Maribel Hernández



miércoles, 15 de febrero de 2017

La leche se eterniza




La leche se eterniza

sobre el fuego. El cigarrillo, interpuesto,

petrificado contra el alférez de latón

verde, sugiere una huída improvisada.

Mi lengua espera pegada a la letra

como un chicle. Anochece.

Nada es extraordinario.

Aquí todo esta infectado

de mis ojos

que no advierten ya paisaje

en el paisaje.



Maribel Hernández



martes, 14 de febrero de 2017

La luz apunta el declive de las horas más tenues




La luz apunta el declive de las horas más tenues,

Irreconocibles, en tu pupila

estupefacta.

La noche

arroja su ceniza de mariposa muerta

contra el metal doblegado de los días.

Hoy es terrible el silencio, que gotea

exactitudes, desde un punto cierto

en mi memoria.

Tus ojos inmovilizados, detienen mis ojos

en ti, contra el espejo,

como dos instantáneas.



Maribel Hernández




lunes, 13 de febrero de 2017

Estoy cortada por la mitad



Estoy cortada por la mitad,

de este a oeste.

En un repartirme sin éxito

entre cosas cotidianas,

a cambio de un corazón,

en modo estándar.


Me disuade el día,

con el rugido indiscriminado

de la luz,

huyéndole de un zarpazo

al horizonte.

Siempre en rojo. Adormecido.

Doméstico.

Idéntica a mi, una huella

-tierna todavía-

contra el camino subyacente,

elige la intemperie.

Y no sucumbe al vértigo

de mirarse,

en la profundidad de los charcos.



Maribel Hernández



domingo, 12 de febrero de 2017