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domingo, 24 de abril de 2011

CODA




Para Andrés Fisher y David Bustos


La única poesía es la que no se escribe

–cómo te lo digo yo–

La única poesía es la que surge al observar el vértice de lo que las cosas nombran
una rajadura en el tiempo-espacio de lo dicho
una geografía mental impronunciable
que coloca babosas en el lugar de flores
escarabajos en vez de letras

La única poesía es la que se mira como una pintura de Mondrian
donde la línea salta hacia el ojo
y camina por el tacto mordiéndonos la lengua

Se trata de un libro que comienza en las páginas de las ilustraciones
la capa de algo vivo que florece por una vez frente a los ojos
una rosa
que no es rosa

Arremanguémonos entonces
porque detrás del brazo hay otro brazo
lleno de arrugas y de números
y más abajo, todavía otro
lampiño y transparente
que queda detrás de lo que hay detrás
(círculos concéntricos)
cuando las palabras despellejan su idioma
ese texto indescifrable
que muestra la realidad entre sus piernas

Que esta escritura sea entonces
un granito saliendo a flote

desde la cloaca del cerebro

–cómo te digo yo–


Julio Espinosa Guerra




sábado, 23 de abril de 2011

NAFTALINA





La palabra es
una bolsa de cartón
con el logo de Pier-Cardin
o de Levis
o de la carnicería de la esquina
ya arrugada
y más seca
si se puede
que la natural sequedad de una bolsa de cartón

Una bolsa que en ella misma nada significa
muy cuidada
a pesar del tiempo
pero justamente debido al tiempo:
doblada
y guarecida del polvo
en una zona de la casa
que todos saben que existe
pero sólo su dueño
reconoce

La memoria puede ser
una bolsa de Fallabella
o de El Corte Inglés
cuando aún eran tiendas exclusivas
recluida para sacarla en contadas ocasiones
mirarla y sentir el ajetreo
y el calor y la belleza del vestido
el pantalón
la chaqueta
o la sonrisa
de la madre
el padre
la novia
quién puede saberlo
quizá sólo la mirada indiscreta
muy discreta
del dependiente
que se desliza por el canalillo de los senos

En definitiva la realidad es eso
una bolsa arrugada
que no conserva
más que un logo
un aire de lo sido:
publicidad de los recuerdos
puro empaque
que guarda puro vacío en su interior
puro vacío
y un olor a naftalina

(NAFTALINA)

insoportable.




Julio Espinosa Guerra




viernes, 22 de abril de 2011

NOMINAE





Esta habitación
vértice blando
poco fiel a la morfología de la cifra
cobija una geografía de voces ahuecadas por el uso
olor que deja el agua de las cañerías rotas sobre las cabezas
vacuidad de los objetos que de tanto querer decir
me devuelven el grito sordo del volumen agotado en la palabra

Me he quedado con su óxido bajando hacia el estómago
y su bacteria oculta tras los signos de la nieve y los colchones

En este espacio en ruinas
no hay nada para mí más que la certeza del destierro
la evidencia de la mudez y su ceniza

He entrado en la habitación con el tacto y las miradas del extraño
y he visto como el falso espejo de lo mío
me devolvía los oídos, la lengua y los ojos
todo aquello que con su nombre
alimenta al animal de lo que existe.



Julio Espinosa Guerra




jueves, 21 de abril de 2011

NOMINARE





En la palabra descansan otras palabras
acechantes extraviadas
animal que muta en el transcurso
aunque en nuestro paladar parezca
un trozo de piedra no afectado por la erosión

Palabras que son huesos de otras épocas
cubiertos con las ropas y artefactos de uso diario
Cuerpos que salen a flote en la corriente
y que a nadie llaman la atención

Hay una palabra en el revés de la palabra
que espera su momento para actuar
y otra palabra náufraga sobre los palos
que pide auxilio en la tormenta

Se pegan las palabras a palabras
con los grilletes y mortajas que los hombres fabricamos
una gramática que ha dejado de nombrar
que ya no nos revela
al muerto y al parto que se afiebra en la cifra
en el signo del dvd
los zapatos
y las vacas

Es una caja la palabra
con alma de muralla y de pez
late en su interior el cromosoma del pájaro inexistente
y un esqueleto se esconde bajo sus ladrillos en peligro de derrumbe

Palabras encadenadas a palabras
que dejan de decir de tanto usarse
la misma forma el mismo abecedario
impostura de los verbos
de la lengua quebrada en su sonido

Hay más palabras en la palabra
otra forma de decir (de llenar)
el hueco que queda vacío
cuando la carne del gran cetáceo
se seca
se hace humo
en nuestra boca.




Julio Espinosa Guerra


miércoles, 20 de abril de 2011

EXAMEN



Cuántas vidas se viven en una vida
Cuántas capas de epidermis hemos ido dejando en el camino
Cuántos seres hemos sido antes de ser el que somos

Me detengo frente a la pantalla del ordenador
y leo textos y más textos que nunca llegarán a ninguna parte
Casas que naufragan
Barcos que vuelan
Aviones que hacen de autobuses
Amores
Al fin, amores
que pasan sin concretarse
cada día frente a los ojos

Cuántas vidas pasan por la corriente del río
Cuántas danzas de la muerte bailan nuestras células
Cuántos pensamientos, cuántos sueños
tirados al tarro de la basura
esperando que a la medianoche pase un camión
recolectando los huesos, los nervios, los órganos, las ilusiones
de ese que nunca seremos pero que cada día se duerme
cuando despertamos

Me detengo de nuevo frente a la memoria
He sido el hombre sin lenguaje
el hombre sin mujer
el hombre sin zapatos
el hombre sin amigos
el hombre sin sexo
el hombre sin sol
el hombre con miedo
el hombre torturado
el hombre suspendido de un alambre
el hombre niño llorando por las noches
el hombre sin comida
el hombre para el que nunca alcanzarán estas palabras

Cuántas muertes, cuántas piedras, cuánto liquen se ha acumulado en la corriente
Cuántas resurrecciones y cuántas traiciones

Allí en el fondo me espera mi memoria Maldita memoria Traicionera memoria
Las vidas que recordamos nunca han sido nuestras vidas
Todo lo distorsionan los espejos
No existe primavera que no haya sido antes una suma de sonidos
sílabas que han pintado en su dibujo todo lo que nos iba a ocurrir
No ha habido geranios al borde del recuerdo
Ni caracoles pariendo la belleza
Todo es mentira
Pero es nuestra vida

Cuántas palabras hay que acumular para volver a sentir que respiramos
y que lo hacemos por la misma nariz los mismo pulmones los mismos ojos
atacados por la fiebre con que recibimos la noticia del naufragio
la enfermedad la muerte y la madera
Dónde han quedado los lugares
La senda que pisamos
Las piedras con que jugamos a la payaya

Las canicas se han astillado
se han hecho pequeños cristales en nuestra frente
No queda más que una vieja pelota de plástico
pinchada
en el sitio baldío de la memoria
¿Cuántos sonidos llenos de sentido
de vacío
hay que acumular en una página
para volver a caminar el feliz territorio de la infancia?



Julio Espinosa Guerra




martes, 19 de abril de 2011

NADIE NOS DIJO




Para Mar Sánchez Extremera




El gato se asoma negro al tejado del edificio
Mira la sorpresa con su único ojo
y vuelve hacia mí
resfregando su ronroneo contra el pantalón

Nadie nos dijo qué era la felicidad

Nos paseamos juntos por el monte
Casi no hablamos
La nieve entra a las zapatillas
Poesía, gatos y frío abriendo los ojos

Los palos golpean los riñones
El padre llora

Leo “ser como el grillo y su canto
permanecer oculto en las esquinas de la casa
y decir tanto con tan poco”
y me aplauden y sonrío y no
termino de entender

Escribo sobre un árbol asfixiado por la ciudad
10 años

Por la noche te abrazo con la conciencia del sueño
Es agradable la colcha sobre la piel
y saber que abajo de la cama
por el parquet
hay otro universo que no comprendemos
pero sentimos

Hambre leche soledad
un pan duro que se come con ansias
un regalo indeseado que se agradece sonriendo a los padres

Veo tierra verde las nubes la lluvia
cuerpo abierto que abraza la vista
y la carretera
como un mal sueño

Una ciudad desconocida y dolorosa
que después de 7 años
ya no es desconocida ni dolorosa:
el milagro de adoquines y amigos
que reconstruyen una vida.

Mi cuerpo apoyado en la cocina
mis ojos observando el desordenado orden del tiempo
mi mano escribiendo estas palabras:
un pésimo poema
de un pésimo poeta:

Nadie nos dijo que esto era la felicidad



Julio Espinosa Guerra





lunes, 18 de abril de 2011

CATÁLOGO AVON




A mis padres, que ya son viejos.






Me encuentro sobre el escritorio
con el catálogo Avon

Recuerdo esos productos
que vendía mi madre
para sacar cuatro mil
cinco mil pesos más
Nada o casi nada
que se transformaba
en unos kilos de papas o arroz
para llegar a fin de mes

Ella era profesora
ahora tiene artritis

Y es mi mujer
la que hoy compra esos productos
en la tienda de la esquina
acá
en el otro mundo
en el viejo continente

Abro sus páginas
y me encuentro con una serie de potingues
que no conocía

y las chicas Avon
que marcaron mi primera adolescencia
con su ropa interior
y lo que imaginaba encapuchado en la cama

Ya no alegran
ni agitan
ni sudan
mis noches

Pero
es curioso
quién lo diría
me traen el vago recuerdo
de la lluvia
la tierra mojada
las gotas cayendo
sobre las ventanas de plástico
el viento metiéndose dentro de la habitación

y a mi madre
mi padre
a última hora
en la cocina
sudando
amasando y horneando el pan del día próximo
el de ayer
el que parto y mastico hoy.



Julio Espinosa Guerra





domingo, 17 de abril de 2011