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domingo, 21 de abril de 2013

(cuando fue)





hay semanas que empiezan en sábado

cuando consigues quitarte las ocho horas,

y despiertas de pronto en medio de la calle,

la misma que esconde esquinas

con ojos asustados de no más de quince años,

pidiendo algo que llevarse a la boca,

o la boca misma

para reventar con ella el hambre



cuando fue que nos quitaron el corazón,

nos inyectaron el miedo,

y miramos sin ver, y escuchamos sin oír,

cuando fue que construyeron la alambrada

y nos dejaron dentro


solos


yo, que enseñé a mi madre a leer,

a escribir, a perder el cansancio

que le puso el trabajo en las costillas,

yo, que vertí sus cenizas demasiado pronto

para nadie



ella, que me enseñó a vivir,

y luchar por lo que creo



por ella, por tantos, por todos



vamos a salir ahí fuera

para que no nos pille dentro

la vergüenza de pensar solo

en nosotros mismos



Eva R. Picazo

sábado, 20 de abril de 2013

(que no venga la poesía a salvarme)




que no me encuentre sucia y derrotada,
que me sangren las encías
y los poemas escuálidos

que me sangren las cuencas de los ojos,
y los versos me atornillen el corazón
al lado izquierdo del cuerpo,
que mis dientes mastiquen despacio
todo este silencio,
que el silencio no me sangre

que me sangre la palabra,
que resbale en hilos rojos
por mis brazos y mis piernas,
que resbale la palabra

que la poesía me duela
para no dolerte más,
que me duela y me sangre
para no dolerme,
que forme una parábola
entre tu boca y mi boca

que no venga la poesía a salvarme

que no venga


Eva R. Picazo

viernes, 19 de abril de 2013

(no hay casualidad que no te nombre)




una mano alcanza los fracasos,
aprieta con las uñas sus extremos,
como lenguas vegetales y mohosas
en las gargantas de los ahogados,
la otra, extiende los dedos hacia la ventana,
a b r i é n d o l a

no hay piedras que el viento no erosione,
ni puertas cerrándose en su estruendo,
como respuesta al miedo en los ojos de los niños

fuera, las calles calientes vibran bajo los zapatos,
respiran las alcantarillas en bocanadas de humo,
ocultando las paradas de autobús, los improvisados paraguas,
los restos del placer en la arruga de la cama de un primero

más allá del mundo creciendo en el marco,
agrandando la casa hasta hinchar nuestras paredes,

p e r m a n e c e s

y los fracasos ya no son,
porque todo es,
como aquella canción de lunes



Eva R. Picazo

jueves, 18 de abril de 2013

(cualquier día saldremos a la calle, y olvidaremos volver)




cada uno hace su vida,
con la consistencia
del café del desayuno,
o de la cama a medio hacer,
cuando aún conserva
el calor del otro

a ratos intento aprender
a quedarme quieta, observando
desde el otro lado de los ojos,
mirándome los zapatos,
con cara de morderme la lengua,
pero nunca digo nada

repito patrones aprendidos,
mientras la vida me zarandea,
como si yo fuera tan fuerte,
y es entonces cuando vengo aquí
a escribir, para no sentirme sola

vomito la indiferencia,
las ausencias que me duelen
cuando las mitades no existen,
y siempre es todo o nada

la cama me acoge silenciosa
con palabras que acarician los ojos,
y la Princesa Inca me susurra:

“se besaban como se succiona algo,
sabiendo que uno va a morir,
yo lo ví desde mi pupila,
a veces en la noche,
recuerdo un trozo de sus ojos”

tus ojos

no puedo despegarme tu voz,
aunque grite, y me quede ronca,
para no escucharte en la distancia,
cada noche mantengo un diálogo
con la loca que vive en mí,
para no amar así, sin condiciones,
pero las mañanas siempre
se llenan de prisa,
de caras de sueño,
y de nuevo lo olvido todo,
para empezar otra vez
desde el otro lado.


Eva R. Picazo

miércoles, 17 de abril de 2013

(fueron tan bellos mis muertos)





que sencillo sería morir ordenadamente,
dejarnos caer en la grieta,
d e s p a c i o 
que nada se detuviera,
que no doliera, ni nos pesara,
sería en definitiva
morir alejándose,
como el final de una canción
tantas veces repetida,

de qué sirven el mármol y la losa,
las flores secas anunciando
el olvido hasta la siguiente visita,
para qué me sirven
los muertos de domingo,
para qué en esquela y noticia triste,

llevo a todos mis muertos
al borde de estos ojos,
mucho antes de sufrir
anticipando el tiempo a la herida,
y es que al morir eran tan bellos
tan bellos fueron,

que nunca quise enterrarles



Eva R. Picazo

martes, 16 de abril de 2013

(algún día)




tengo una casa

tengo
una
casa

donde caben
tres clavicordios,
un piano de cola,
y la sinfónica de Berlín

d i v i s i b l e

en el cincuenta por ciento
del pasado continuo,
en los metros cuadrados
del futuro de mis hijos,
y los hijos de mis hijos

de mis hijos

tengo una casa
con derecho a veinte años
de grilletes, cajas de ibuprofeno,
y de noches sin dormir

tengo una casa tan grande
que cabe el maldito silencio,
todos los muertos de Gaza,
la consulta de mi médico,
y un mitin electoral

también tengo unos papeles,
que dicen que tengo una casa,
y un teléfono en silencio,

silencio

¿y para qué?

pues para nada 



Eva R. Picazo

lunes, 15 de abril de 2013

(viviendo)




la vida, es una secuencia de actos reflejos,
el escondite perfecto de la rutina
y es esa rutina, el precipicio mismo de las cosas,
la herida en el pecho sin costura posible
allí el corazón,
ese músculo que dicen que no duele,
mentira


Eva R. Picazo



domingo, 14 de abril de 2013