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domingo, 20 de noviembre de 2011

Otra vez la lluvia




Otra vez la lluvia.
Otra vez el brocal del sueño
de par en par impacientando letras.
Digo que corro por no mojarme
pero es mentira.
Hay palabras que me ahogan
que pasean como hormigas por mi vientre,
que me vuelven incómoda,
extraña.
Y me miro de los pies al pecho,
por si algún signo me delatara.
Pero el temblor es imperceptible,
interno como un pasado oculto,
como las arterias de los ojos.
Y corro delante de ella,
y digo que corro por no mojarme.
Otra vez la lluvia
pidiéndome adentros.
Como si yo pudiera entrar en mí
cada vez que ella me llueve.



Mamen Alegre


sábado, 19 de noviembre de 2011

La certeza





Estoy cansada,
de ser algo semejante a un tejido.
De no comprender,
por qué tengo manos y no ojos
que proclamen estúpidas cegueras.
De que la perplejidad ,
me relacione con vientos helados
y alturas desmedidas.
Cansada,
de que la certeza,
haya olvidado el modo humano
de sanarme.



Mamen Alegre


viernes, 18 de noviembre de 2011

Fado




El Fado será el perfume
que te conduzca,
que te deposite
en la ladera descalza de la lluvia.
No tengas prisa por llegar.
Yo quise amarte rápido
y ya ves;
apenas soy una letra,
un signo incipiente
hasta ayer desconocido
para tus labios.



Mamen Alegre


jueves, 17 de noviembre de 2011

Crecían más las hojas entonces




A veces, llovía como ahora
de una forma callada,
y todo quedaba quieto.
Era una quietud de sueño gastado
un silencio de piernas largas,
un refrescar extraño.
Crecían más las hojas entonces
y cercana a la ventana, la tarde,
abría surcos para morir en la tierra.
A veces, llovía como ahora y después,
las habitaciones eran agua y también los armarios,
y había que dejar en aquellos momentos
que la vida se hiciera cargo
de la voz enmudecida,
del llanto de las ventanas hacia dentro.



Mamen Alegre


miércoles, 16 de noviembre de 2011

Alas




Hubo un tiempo
en el que los veranos
eran libros pequeños,
encuadernados en verde,
siempre los mismos.
Ahora, son gaviotas
y no se repiten.
No supe ver las alas
entonces.



Mamen Alegre


martes, 15 de noviembre de 2011

Quedarme





Qué gris este día
alcanzado por un tiempo
intermitente
en el que rebosa
un río que reclama
su paso.
Ahora es la edad
en la que el ojo
se bifurca.
Vuelve la voz y el espacio
pero el cambio permanece.
Tiemblo,
ante la fantasía de quedarme.



Mamen Alegre


lunes, 14 de noviembre de 2011

La pregunta




Cuando el dolor es viento,
ahueca la palabra
su corazón, que es vela,
y las olas se asombran.

Tan delgadas sus manos
puestas en la razón,
que al creerla tan suya
me devuelve impoluta
la caricia del aliento.

Puedo gritar,
sin sobresaltar las plumas
de sus tiernas alas,
provocar un oleaje de brazos
que no afecte a su corriente,
flotar en la taza
de su cara de cielo.

Pero no puedo lamer
lo seco de sus ojos,
ni hundirme en la infancia
que me haga soñar
con el hueco perfecto,
para un verso milagro.

Rompe a correr la noche,
hay un vapor de hormigas
que trota y me despierta;
quien vigila su luz
se cubre con la pregunta
que ofrece para mis hombros:
¿Qué se puede hacer
ante el dolor de un ángel?



Mamen Alegre


domingo, 13 de noviembre de 2011

miércoles, 4 de febrero de 2009

Estoy aquí con mis manos madre...




Estoy aquí con mis manos
madre,
con mi cara blanca, mis pupilas
y una nausea de memoria
de vasos sanguíneos antiguos,
de aquél tiempo
en el que el sol hacía daño
a los ojos.
Escucha:
esto que me ahoga
no es el silencio,
nunca el silencio fue algo mío
como la piel,
ni tuyo,
pero de esta forma
se me presenta,
apenas murmullo,
apenas sílaba.
Podría haber venido
cantando madre,
o tal vez gritando
tu nombre desde el pasillo,
pero traigo un cántaro de arcilla
sobre la cabeza
con un rodete hecho de tela
que mantiene su equilibrio,
y vengo
en busca de estas cosas que son mías,
que son nuestras,
y que nos vuelven
del revés si las cocemos a fuego lento.
Ya oigo como me hablas
madre,
tan bajito, tan raíz,
acércate y que los recuerdos sean molinos
y que sus aspas nos eleven y
que nos dejen de nuevo
en el suelo,
para que de este modo
nos digamos desde el estómago,
desde la vida,
ahora que todavía se nos embalsa,
por si se rompe el muro,
por si no hay tiempo suficiente
para agarrarnos fuerte
la una a la otra.


Mamen Alegre