domingo, 27 de diciembre de 2009

Volvemos para el 11 de Enero

KOJI KABUTO SE DESPIDE DE SAYAKA YOMI




KOJI KABUTO SE DESPIDE DE SAYAKA YOMI
ANTES DE PARTIR EN EL PLANEADOR
(HAIKU)

10 010 10 1010
01001 01 01 1001
1001110 11010010

(Transcripción:

Tu ojo lo dice:
Adiós es un país
siempre lluvioso.)




Jesús Jiménez Domínguez


sábado, 26 de diciembre de 2009

LA SOLEDAD ES UNA ENFERMEDAD DE LA PIEL



De noche silban los imanes de la destrucción.
El mismo viento que hoy nos arranca de raíz
nos cose con doble hilo al viento de mañana.
Somos manchas minúsculas bajo el tachón de la noche.
La ciudad donde caminamos es un zapato que aprieta demasiado.
Un aire sin cielo nos delata, nos viste para la desaparición.
Perdidos para siempre los planos del hombre
uno a uno se van cerrando todos los poros.
Nos hacemos impermeables en la soledad:
dentro de la piel no viaja nadie;
fuera de la piel, nadie nos ve pasar.



Jesús Jiménez Domínguez


viernes, 25 de diciembre de 2009

Remando al viento



Percy Bysshe Shelley, yo os pregunto:
Quien navega, ¿es del viento o del agua?
Si la verdad está en el fondo de las cosas,
¿es más cierta la barca que dentro del lago
acompaña, inversa y paralela, a esta que flota?
Si el tiempo quedó detrás, Polidori,
¿la barca de hace un minuto estará vacía?
¿El muelle que dejamos seguirá menguando?

En las afueras del cielo la noche ha borrado al día.
Pronto las ondas del lago borrarán el lago.
Y remamos, remamos sin las manos,
sin los remos, sin el lago, buscando sin los ojos
costa donde hacer pie, tiempo donde caminarnos.
Remamos sin orillas, sin más tierra prometida
que la que mañana nos dé a probar
el enterrador en el hierro de su pala.

Ahora la barca separa la noche de la palabra noche.
También mi corazón tiembla entre dos latidos contrarios.
Respuestas no hay: el viento silba su oscuro pájaro.
Sobre las tramoyas del agua vosotros calláis, yo canto.




Jesús Jiménez Domínguez


jueves, 24 de diciembre de 2009

MANUAL DE DESTRUCCIONES



CERRANDO el libro abrimos el olvido, bisagra en la nieve.



Jesús Jiménez Domínguez


miércoles, 23 de diciembre de 2009

ISLAS LÍPARI



La escama de una sirena puede cegarnos de tristeza
y una estrella de mar adormecernos para siempre,
bien lo dijo aquel loco de Porto Levante
cuando en la piel se traía los lentos oros de la tarde.
Isola Vulcano é un peeto addormentato, caro “itagnolo”.
Nadie como él conocía las estrategias del cangrejo
ni los valses secretos para hipnotizar al demonio.
Mordía las cenizas de un té confuso buscando puerta
a los indicios (más de una vez lo vimos auscultar
basaltos bajos las quietas acequias del cielo).
En la hora lábil de las alas y las áncoras,
cuando ya el mar ardía con el fuego de las distancias,
su carne de lapa tatuada abrió los círculos del ron
y crujió en el idioma de los naufragios, diciendo:
Peto addormentato, certo; ma peto di un dio.




Jesús Jiménez Domínguez


martes, 22 de diciembre de 2009

AGENDA DE OCULTACIONES



ES el cónsul de la anemia quien vela las desapariciones, es
él quien trenza los filamentos de la sed y estas arterias
peraltadas que levantan los hormigueros vacuos del espíritu,
es él y no yo quien divulga la ausencia y su espesor de fardo
mojado, él quien circunda las galerías de la noche y azuza a
los vampiros del lenguaje.




Jesús Jiménez Domínguez


lunes, 21 de diciembre de 2009

EL LAMENTO DE QU YUAN



“Confusión es una palabra que hemos inventado para un orden que no se entiende.”
(Henry Miller)


Soplaste en mis heridas y éstas se despegaron de mí.
Acostadas en el viento, rodando por valles y veranos,
tiernas aún, fueron a adherirse a la corteza de un árbol,
se posaron en el lago, echaron venas en otros cuerpos.
Encamado, hoy el mundo en su lengua nos maldice:
el bosque pierde pájaros, el agua escapa del agua
y el mañana es una mula que carga con sacos rotos.
Y así, cada cosa es una hemorragia, cada cosa está fuera
de cada cosa, es todas las demás menos ella misma.

Mujer que velas los amotinados límites de mi cuerpo:
Nunca borres con tu boca la boca de un misterio.
La verdad es una grieta que abre una ruta hacia el abismo.
La contradicción un país secreto del que siempre se regresa
con un beso en la espalda y una puñalada en los labios.


Jesús Jiménez Domínguez


domingo, 20 de diciembre de 2009

Semana de Jesús Jiménez Domínguez







GACELA DEL AMOR DESESPERADO







La noche no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré,
aunque un sol de alacranes me coma la sien.

Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.

El día no quiere venir
para que tú no vengas,
ni yo pueda ir.

Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.

Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.

Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.




Federico García Lorca


sábado, 19 de diciembre de 2009

EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA-








Tú nunca entenderás lo que te quiero
porque duermes en mí y estás dormido.
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
Oye mi sangre rota en los violines.
¡Mira que nos acechan todavía!


Federico García Lorca


viernes, 18 de diciembre de 2009

El poeta habla por teléfono con el Amor






Tu voz regó la duna de mi pecho
en la dulce cabina de madera.
Por el sur de mis pies fue primavera
y al norte de mi frente flor de helecho.

Pino de luz por el espacio estrecho
cantó sin alborada y sementera
y mi llanto prendió por vez primera
coronas de esperanza por el techo.

Dulce y lejana voz por mí vertida.
Dulce y lejana voz por mí gustada.
Lejana y dulce voz amortecida.

Lejana como oscura corza herida.
Dulce como un sollozo en la nevada.
¡Lejana y dulce en tuétano metida!




Federico García Lorca


jueves, 17 de diciembre de 2009

Soneto gongorino






Este pichón del Turia que te mando,
de dulces ojos y de blanca pluma,
sobre laurel de Grecia vierte y suma
llama lenta de amor do estoy parando.

Su cándida virtud, su cuello blando,
en limo doble de caliente espuma,
con un temblor de escarcha, perla y bruma
la ausencia de tu boca está marcando.

Pasa la mano sobre su blancura
y verás qué nevada melodía
esparce en copos sobre tu hermosura.

Así mi corazón de noche y día,
preso en la cárcel del amor oscura,
llora sin verte su melancolía.




Federico García Lorca


miércoles, 16 de diciembre de 2009

El poeta pide a su amor que le escriba







Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal, la piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.


Pero yo te sufrí, rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena, pues, de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena noche
del alma para siempre oscura.



Federico García Lorca


martes, 15 de diciembre de 2009

¡AY VOZ SECRETA DEL AMOR OSCURO!








¡Ay voz secreta del amor oscuro!
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!

¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡ay perro en corazón, voz perseguida!
¡silencio sin confín, lirio maduro!

Huye de mí, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.

Deja el duro marfil de mi cabeza,
apiádate de mí, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!



Federico García Lorca


lunes, 14 de diciembre de 2009

Soneto de la dulce queja







Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.


No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.



Federico García Lorca


domingo, 13 de diciembre de 2009

Semana de Federico García Lorca






Seis sonetos del amor oscuro y una gacela.


Viaje a Ítaca




Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.



Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.



Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.



Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.



K.Kavafis


sábado, 12 de diciembre de 2009

Era pobre y sórdida la alcoba....




Era pobre y sórdida la alcoba,
escondida encima de la equívoca taberna.
Desde la ventana se veía el callejón
sucio y estrecho. De abajo
subían las voces de unos obreros
que jugando a las cartas mataban el tiempo.
Y allí, en una cama mísera y vulgar
poseí el cuerpo del amor, poseí los labios
sensuales e sonrosados por el vino -
sonrosados de tanto vino que incluso ahora,
cuando escribo, después de tantos años,
en mi casa solitaria, vuelvo a embriagarme.



K.Kavafis


viernes, 11 de diciembre de 2009

Así



En esta fotografía obscena
vendida (a escondida de miradas) en la calle,
en esta fotografía pornográfica
cómo puede haber una cara tan
maravillosa como la tuya.
Quien sabe la vida fatal, sórdida, que harás;
en qué cruel ambiente
te habrás hecho esa fotografía;
qué espíritu tan vulgar el tuyo.
Mas pese a todo permanece, aún vive en mí aquella cara
maravillosa, esa figura
hecha y ofrecida para el placer griego
-así permaneces para mí y así te canto.



K.Kavafis



jueves, 10 de diciembre de 2009

Si de mi amor no puedo hablar



Si de mi amor no puedo hablar
-hablar de tus cabellos, de tus labios, de tus ojos -,
sin embargo tu rostro que llevo dentro de mi alma,
el sonido de tu voz en mi cabeza,
los días de febrero en que desperté de mi sueño,
hechos uno con mis palabras, están y dan color
a cada tema que afronto o a cada idea que expreso.



K.Kavafis


miércoles, 9 de diciembre de 2009

Aunque sea con engaños



Aunque sea con engaños, que me ilusione ahora:
pero que no sienta el vacío de mi vida.
Ha estado tan cerca tantas veces.
Mas cómo me paralizaba, cómo me intimidé;
cerrada permaneció mi boca;
llorando dentro de mí el alma vacía,
hundidos en el duelo mis deseos.
Tantas veces estuve tan cerca
de sus ojos, y de sus labios amorosos,
del soñado, del amado cuerpo.
Tantas veces estuve tan cerca.



K.Kavafis


martes, 8 de diciembre de 2009

Al atardecer



De cualquier forma aquellas cosas no hubieran durado mucho.
La experiencia
de los años así lo enseña. Mas qué bruscamente
todo cambió.
Corta fue la hermosa vida.
Pero qué poderosos perfumes,
en qué lechos espléndidos caímos,
a qué placeres dimos nuestros cuerpos.
Un eco de aquellos días de placer,
un eco de aquellos días volvió a mí,
las cenizas del fuego de nuestra juventud;
en mis manos cogí de nuevo la carta,
y leí y volví a leer hasta que se desvaneció la luz.
Y melancólicamente salí al balcón -
salí para distraer mis pensamientos mirando
un poco la ciudad que amo,
un poco del bullicio de sus calles y sus tiendas.




K.Kavafis


lunes, 7 de diciembre de 2009

El olvido




Encerradas en un invernadero,
bajo el cristal, las flores olvidan
que la luz del sol existe
y cómo temblaban bajo el rocío.



K.Kavafis


domingo, 6 de diciembre de 2009

Semana de Kostantinos kavafis








DOBLE SENTIDO




Si alguna vez de una sonrisa hiciste
la cadena de tus ojos,
no hagas de un solo beso
la atadura de tus labios.



M.Martínez Forega


sábado, 5 de diciembre de 2009

ORIENTACIÓN




Navegar por tu boca.
Sólo con tu astrolabio.


M.Martínez Forega


viernes, 4 de diciembre de 2009

ORACIÓN EN PRECISO ARAMEO




Erdap ortseun euq sàtse ne sol soleic,
odacifitnas aes ut erbmon,
agnev a sortoson ut onier,
esagàh ut datnulov
ìsa ne al arreit omoc el oleic.
Le nap ortseun ed adac aìd elsonàd yoh,
sonanòdrep sartseun sadued
ìsa omoc sortoson somanodrep
a sortseun serodued,
y on son sejed reac ne al nòicatnet,
sam sonarbìl ed lam, nèma.


M.Martínez Forega


jueves, 3 de diciembre de 2009

PUBLIO VERGILI MARONIS




Cuando llegas a casa
sin haber dicho una sola palabra
debiendo decir tanto,
te preguntas si es cierto que la causa
es la razón o es motivo el instinto
de tu cabal desdicha.



M.Martínez Forega


miércoles, 2 de diciembre de 2009

EMPATÍA




Cuando una daga rompe el corazón
del niño sin las ubres de su madre,
qué me importa el tamaño de tu herida.



M.Martínez Forega

martes, 1 de diciembre de 2009

DUDOSO DOLOR





Dónde, de este dolor, se encuentra el límite
—cada vez te preguntas—;
y, con esa mirada
traída de los sueños, piensas que sí existe,
que en el extremo máximo del padecimiento
brilla el borde nítido de la mejor aurora;
pero adviertes que, despierto, era sólo
la línea que persigues del deseo.
Y tiemblas de nuevo porque eres hombre
que, sin haber padecido tanto como crees,
piensas, sin embargo, que es dolor la sola duda,
aunque no duela su invisible herida.



M.Martínez Forega


lunes, 30 de noviembre de 2009

La vecina




Ahora que la noche me despierta, nadie duerme al lado.
Unas gotas de lluvia ensucian los cristales
(cuánto polvo suma el silencio).
El isócrono golpeo de unos pies en la escalera
nada desconocido me dicen del mundo.
Acaso arrastren una culpa, o un dolor;
tal vez dejaron en el portal un deseo.
Qué más da; son sus pasos la lectura de mi olvido,



M.Martínez Forega


domingo, 29 de noviembre de 2009

Semana de M.Martínez Forega





FIN DE LOS SUEÑOS




La soledad de la bella durmiente
seguía dibujando la certeza
de un dulce Sur y un corazón perdido
y años que se entretienen y resbalan
entre dedos desiertos de caricias.
Y tú que sollozabas escondido
en el ángulo oscuro de mi danza,
en el rincón mas quieto de mi sueño;
y yo que despertaba de repente
del único destino de las hadas,
de mi tiempo pasado entre unas ruinas
más perfectas que yo, desde los versos
de los cuentos amargos de las niñas,
amargos como hombres que levantan
los vestidos y rompen las almohadas
a las que me abrazaba por las noches
cuando el amor era un temor futuro,
cuando todo da miedo y tú no estabas
besándome la angustia de los párpados
ni esperando los pasos de mis piernas,
las mismas que sostienen y que guardan
tus labios en el centro de mi trampa.
Tus labios cuidadosos por mi alma
muerden mi corazón, leen los mapas
del calor en mi piel y las montañas,
el mar, el cielo, el sol, la luna y nada,
nada como tu peso me ata al alba.
Sobre mí tu deseo y la mirada,
sobre mí tu equilibrio y tu locura,
tú sobre mí, tú y yo sobre la cama.




Olga Bernad



sábado, 28 de noviembre de 2009

LO QUE TARDAMOS EN OLVIDAR UN NOMBRE





Lo que tardamos en olvidar un nombre
que no ha dejado nada entre nosotros,
ese demoledor segundo en blanco
asesinado por nuestra memoria,
sólo ese tiempo muerto del olvido,
ese pequeño instante que perdimos
una y mil veces
en mil sinsentidos,
vendrá y se vengará cuando no queden
ni segundos ni arena en los relojes;
vendrá para gritar, para callarse,
para quedarse solo y guarecerse
bajo el toldo golpeado por la lluvia.
Debí pensar en ti, tú me ofrecías
un poco de verdad entre la nada.
Y la lluvia que insiste en la memoria
acunará en los golpes cada letra,
pronunciará mi nombre y el recuerdo
se quedará sentado en esta calle
en la que hoy pienso en ti.



Olga Bernad


viernes, 27 de noviembre de 2009

PECADOS DE SEPTIEMBRE





Siempre echaré de menos la inocencia.
Sólo con la inocencia es nuevo el mundo:
el viejo sol le alumbra la mirada
y el horror de los ojos de los hombres se borra,
pues ella no lo mira y nunca entiende
la hermosura vibrante de la sierra del diablo.
Y sin embargo escucha
las palabras de amor en el otoño,
los primeros pecados de septiembre
que envolvían en fuego las caricias más torpes.
Cuando aún no sabemos
si son nuestras las calles, si los mapas
dibujarán los viajes infinitos
o si todos los trenes acabarán volviendo
a su ruta terrestre y melancólica.
Cuando no comprendemos.
Son nuevas las sonrisas y la lumbre
del deseo en los labios; me acarician
los pájaros alegres de alas largas,
los pájaros del brillo, los cautivos
futuros de las noches estrelladas.



Olga Bernad


jueves, 26 de noviembre de 2009

SEMPER FIDELIS





La sed, escandalosamente pervertida
por la necesidad brutal de ser saciada
cada uno de los días de tu vida.
La esclavitud del cuerpo que pretende
su parte del dolor, la primavera
y el ajusticiamiento inmoral de las espigas
con la excusa poética del pan.
El tiempo alegre de las recolecciones
no es más que el escenario del placer,
su sabor a condena y a derrota.
Créeme, yo quería,
pensaba ser estricta primavera,
muerte ideal del alma atrincherada
en la flor del cerezo que la lluvia arrancó.
No dejar de ser flor, morir sin fruto
y siempre sin placer; morir sin dudas,
sin nada más, contigo en la memoria.
Te imagino
buscando como yo la luna negra,
con la misma imprudencia de otros hombres.
Y sólo te prometo que solamente tú
tendrás de mí ese no de tu mirada,
el ciego no de ti,
el que me hace llorar y me despierta.
Pero estoy viva y junio
desespera esta noche mi alegría:
en la fiesta pagana de las recolecciones,
nocturnas hadas bajo los cerezos acarician mi amor
y tú no vienes.
Lo siento.
Ningún ángel me mira cuando espero
ese beso caliente
en el rincón más tuyo de mi cuello
y la nostalgia en junio
de cada escalofrío y del rubor.



Olga Bernad


miércoles, 25 de noviembre de 2009

NOCHE DE OTOÑO




Hoy quiero un beso largo
y una lengua perdida por mis manos,
quiero morderte el cuello
y jadear adentro de tu aliento.
Quiero quedarme quieta sobre el mundo
y moverlo al compás de lo que siento
y agotar las reservas de tus venas.
Quiero que busques algo sobre mí
como si realmente
pudieras encontrarlo.
Sólo más, nada más, y tan aprisa
como se escapa el cielo
en una interminable borrachera;
tan despacio como se acaba un árbol
bajo los mil mordiscos
de las heladas negras.
Más luz, más paz, mas tercas melodías,
más sed y oscuridad sobre mis piernas,
zarpazos de lamentos y caricias,
recuerdos imperfectos de otra vida.
Y al final quedarán entre tus dientes
mis labios recordando
lo que dices en sueños
y mi piel inventando lo que sueñas
a golpe de caderas y de estrellas.




Olga Bernad


martes, 24 de noviembre de 2009

LA DUREZA




He encontrado en el suelo una esmeralda falsa
y la he mirado.
Ella vio desde lejos el brillo de unos pasos
y vigila.
Ella sabe que nunca
escuchará violines en el aire
y que jamás despegará del suelo.
Sé que su bienvenida
es sólo una serpiente de sonrisa y siseo
y yo siento vergüenza de mirarla,
vergüenza de latir como campana,
miedo invisible a dar un paso en falso.
Sin embargo,
el anillo que brilla entre mis dedos
me recuerda tus versos,
su rotunda verdad y su silencio,
su recta y simple frase,
la alegría redonda de metal bien templado,
la dureza
de la luz más perfecta sobre el rostro.




Olga Bernad


lunes, 23 de noviembre de 2009

CAPILLA ARDIENTE



Capilla ardiente sin cuerpo presente,
absurdos rezadores de difuntos,
hasta el aire se asfixia en esta tregua
de olor a flor que se marchita y llora.
Sácame de este sueño del incienso.
Que un dulce mar antiguo te despierte
sobre la playa en calma en la que duermes.
Despiértate, despierta la nocturna
libélula que ruge en mi melena
y el tren de sangre ciega que has perdido;
te cambio mar por más, copa por vino
y la luz de matar de tu mirada
por mi vertiginoso deseo de morir.
Déjame pasear en la serena
pradera del después; vuelve del agua
y quítame el collar de conchas muertas
que encierran su lamento y mi rumor:
infernal son del mar metido dentro,
mil tormentas perfectas que guardaba
en la espiral profunda de una oscura
caracola final. Ven donde nunca
tu voz iba a llegar, ven a esta sala
de velas blancas y flores cansadas.
Y llévame a la arena en que dormías.




Olga Bernad



domingo, 22 de noviembre de 2009

Semana de Olga Bernad





III




Vi una niña que lloraba entre desconocidos
y una casa cerrada y una puerta;
vi un caldero y un almirez donde se golpeaban los restos
de más de un millón de cadáveres
y no hice como vosotros, no cambié de canal
ni emprendí una segunda guerra para reparar todos los males.
Bajo el cielo se perdía el agua bendita
y el humo del incienso quería ahogarme de nuevo dulcemente.
Vi también cómo se tornaba lluvia la sangre derramada
y el incensario se envolvía de llamas que entre las nubes
dejaban caer la ceniza y el azufre de los finales.

Acá viene la muerte
en un día gris de cielo oprimido.

Tuve a Juanita Jones entre mis brazos
y la mantuve alejada de todo mal y dolor, de toda vida.
Hice de Juanita Jones mi imagen y semejanza
de apenas unos quince años menos que yo
y la convertí en el oráculo de los hombres insaciables.
Les hablaba de ella y hacía que la conocieran
como si fuera una niña cualquiera entre las otras.
Juanita Jones aprendió sus nombres y sus gestos,
dibujó torpemente sus rostros
y me auguró un futuro de revelaciones
tan sólo comparable a la cantidad de cuentos que nos inventábamos juntas.
En los ojos de Juanita Jones
se guarda el tacto de los hombres insaciables
y los colores imposibles que buscó en las pinturas de cera
para hacer el mundo cuanto antes
tal y como lo soñó conmigo.

Pero debí de equivocarme
porque una mañana Juanita Jones fue mujer
y disparó a Jackie Wilson dos veces,
alojándole una de las balas para siempre en el costado
que sangró como mi corazón
cuando Juanita Jones abandonó el buen camino
y me dijo: No soy como tú.

Todos caeréis
como cayó Juanita Jones
y no habrá otra ocasión de arrepentirse
ni días quedarán para el remedio.




Almudena Vidorreta



sábado, 21 de noviembre de 2009

Cobre




Una hebra recubierta de vida,
soldada por arduos deseos de permanecer aquí
y seguir abrazando a los que te lloran,
a los que dicen adiós a la bruja,
y que arde dentro de las venas principales de sus manos
como si fuera flexible y azul
y les llevara a acariciarte.
Hilo de cobre para anudármelo al cuello,
cobre
llegado el día preciso,
cobre
y acabar con este paripé de indiferencia,
el teatrillo de despedida
y las plañideras que sólo se acuerdan de uno
cuando uno ya no está.
Metros de cable con hilo de cobre
robado en la noche de tu muerte
mientras yo te arropaba,
recogía tus cosas,
y tapaba con las sábanas el pie que empezaba a estar frío
porque ya se sabe,
no te gusta que te vean con las uñas sin arreglar.
Nadie te cortó al fin el pelo, como tú querías,
y se burlaban como con vida robada
algunos de tus rizos de color cobre
apoyados sobre los hombros,
vengándose del intento de acabar con ellos.
Cobre, como un consuelo de tontos,
el premio del que no alcanza la meta
sino detrás de los otros,
como tú y yo,
como todos cuando dejan de estar.
“El incremento del precio del cobre
dispara los hurtos”, leí aquella noche,
y me conformé.



Almudena Vidorreta


viernes, 20 de noviembre de 2009

Támesis




Me baño desnuda en tus aguas,
río de mis sueños y deseos;
en tus corrientes frías me aventuro a entregarte
todo lo que queda en mí de tu lengua.
En la pared de mi dormitorio
eres el cielo azul y rosa y eres la luz,
Támesis del tiempo,
una lágrima de Monet arrancada del aire,
un primo hermano de otros lienzos y otras paredes,
un espejo para mundos nunca vistos
y un horizonte que perseguir.
Más allá del lienzo, río Támesis,
libre del recuerdo de aquellos que te observaron
un día llegaré a ti
y haré mías tus aguas y tu lengua
hasta que el sol se ponga.
Entonces, río Támesis, cerraré los ojos,
te ofreceré mis lágrimas
y ocurrirá la vida.



Almudena Vidorreta


jueves, 19 de noviembre de 2009

El ruido de su lengua





El ruido de su lengua
se me mete dentro,
retumba en mi vientre y en mi ombligo,
chapotea en océanos de saliva
y lame las orillas de mi playa
sacudiéndose como una tempestad,
como una vorágine de olas
en las que me ahogaría para siempre.
Cuando suena su lengua
toda yo soy un reflejo
y entonces también me la como,
la devoro y me invade la ansiedad
porque parece
siete veces más hambre,
siete veces más ruido
del que tú haces,
del que hace este hambre que te tengo,
estas ganas de oírte la voz.
Cuando suena su lengua
soy capaz de olvidarme de tu ruido.




Almudena Vidorreta


miércoles, 18 de noviembre de 2009

A sal me sabe la boca




A sal me sabe la boca.
La arena husmea con lascivia
cada recóndito rincón de mi cuerpo
sin ni siquiera pedir permiso
y te recuerdo, hace un año,
sujetándome la toalla mientras el viento
nos azotaba a las dos en el mismo lugar
y la sal nos arañaba del mismo modo.
Hoy me la trago, la mastico primero
y después me la trago
aunque me deje el cuerpo reseco
porque ya no estás tú para sufrir conmigo,
porque ya no huimos de la misma sal.
Sal, sal de mí; tengo tanta sed ahora.




Almudena Vidorreta


martes, 17 de noviembre de 2009

Se despertó




Se despertó una mañana
no sabía dónde estaba ni por qué
el mundo le dolía demasiado

sus muñecas
un cuchillo
una cama como la tuya

en el tercero un escayolista
arregla goteras de sangre

no quiso volver a despertar




Almudena Vidorreta


lunes, 16 de noviembre de 2009

Lady Blue




LADY BLUE
[sobre el tema homónimo de Bunbury]



Ondea la luna en el charquito de semen que has dejado a tu paso
y miro desnuda, abrazando mis piernas,
sentada sobre el frío suelo,
cada uno de los restos que pueda hablarme de ti:
cuento las huellas que aún se distinguen
de tus pies sudorosos marchando al cuarto de baño
y las baldosas dejan ver hasta donde alcanza la luz.

No tengo ganas de dormir, me siento sola
y tampoco tengo ganas de llorar
ni de mirar por la ventana la luna llena de esta noche de septiembre
porque está a mis pies su reflejo
y la prueba líquida de que has estado aquí.

Algo de mí todavía enturbia el satélite,
me recuerda que he sido mujer hace unas horas,
Lady,
Lady Blue.

La luna a mis pies después de estar contigo,
el combustible, el huracán, la prueba líquida.
La lluvia de asteroides ya pasó
(no fue para tanto)
y al final reconozco caducos
los restos de tu paso por mi atmósfera.

Lady Blue en órbita lunar
para darse cuenta del efecto:

El espacio es un lugar tan vacío sin ti.




Almudena Vidorreta


domingo, 15 de noviembre de 2009

Semana de Almudena Vidorreta




Lumbares cóncavas presagian insomnios




Húmeda la niebla me recuerda
a ti. Las curvas imposibles
de un pensamiento atormentado.
Lumbares cóncavas concatenadas
a tu mirada fija. Qué gusto el deseo
silencioso. Las habitaciones
de tu duermevela cálido, un dedo en la boca
y nada que pensar. Traspasar tu cuerpo
en todo caso.




Carlota Ex-nihilo


sábado, 14 de noviembre de 2009

Generosamente el olvido huele a vida




He de pintarme dulcemente los ojos
si te vas.
Elevar las pestañas en zig-zag
y sonreír al vecino como siempre.
Porque un día olvidaré que mi libertad
llevaba tu nombre a cuestas
y que mis ojos te veían a ti.
Suelo sobreponerme a todas las ausencias.
Con generosidad, ese día que olvido,
el amor se dilata y todo vuelve
a tener sentido: otra vez mis labios
se relajan y lucen tersos,
como los de una embarazada.
No rencor. No rabia. No acritud.
Vida que me envuelve,
dulce pereza que me canta al oído.




Carlota Ex-nihilo



viernes, 13 de noviembre de 2009

Río arriba




Por la cuesta, camino del río,
sube una noche azul
que me acompaña.
Río arriba, el agua no pasa.
Peldaños de piedra despiertan
las duricias de mis pies
conectadas a cada cartílago óseo.
Hay brazos, hay piernas,
hay que respirar
forzosamente.
Un golpe en la espalda me haría vomitar
un río de lágrimas fosilizadas
desde la era glaciar de tanto desencuentro.




Carlota Ex-nihilo


jueves, 12 de noviembre de 2009

Planos de existencia divergentes para algunos sentidos




Transita Isolda por un plano de existencia
azul y blanco donde una brisa siempre
masajea su melena roja. Tacto de viento.
Hay accidentes de coche, enfermedades que se apean
en un cuerpo, gritos de escalera con olor a guiso rancio,
besos en un rellano, amor no buscado. Mirada al horizonte.
Olor de mundo que pasa de puntillas a veces,
hidrocarburos, pollo al ajillo, sangre en el asfalto,
tarta de limón. Olfato de tu sexo y mi sexo acelerados.
Y en la boca siempre el sabor del caballero,
del cuello, de su sexo imán para estos labios,
de la piel toda. Siempre ese gusto que brota
en las entrañas sin llamarlo, para el que no hay viento
ni horizonte que valgan su destierro.
Y la voz que sobrevive a todos los silencios.
De Isolda huyen los ojos y las manos. El resto,
un manantial que fluye en nombre de lo irreprimible.



Carlota Ex-nihilo


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Un día la memoria te dirá cuánto te quise




Afortunadamente no te conozco
y un beso de tus labios, a veces,
trae ese esplendor en la hierba
que volvió loca a Natalie Wood.
Como no te conozco, a veces,
cuando mi cuerpo y el tuyo saben a río,
abro los ojos y una milésima de segundo
me parece ver a Marlon Brando en París
mirándome con lascivia.
En esa ignorancia tácita, consentida,
irremediable,
respira hondo la palabra libertad
y todos los fantasmas pasean sujetos con correa.
Y ya sé que me diréis que soy cobarde,
que hay que vivir plenamente,
que hay que mojarse porque, si no, "paqué".
Yo lo sé.
¿Lo sabes tú?


Carlota Ex-nihilo


martes, 10 de noviembre de 2009

Inventario de células nuevas para una mejor risa




Creo que me sentaré a acariciar el tiempo.
A ver si así deja de fustigarme con su látigo.
He de dejar de implorar perdón por no aprehender
todo lo que una mente es capaz de cotejar.
Sé que cada día mueren a mi paso
pequeños universos que no he alcanzado a ver.
Duele ser portadora de esa dejadez,
saberme culpable de infinitos homicidios negligentes.
No abasto. No abasto. No abasto.
Me entretendré a acariciarte hoy todas las células nuevas
de tu rostro, a provocar tu risa,
esquivando las durezas de las cicatrices que despreciaremos
para siempre.
Puede ser tan simple...
Recuerdo que de niña dejaba comida junto a los hormigueros.



Carlota Ex-nihilo



lunes, 9 de noviembre de 2009

Afuera cabalga el tiempo






Mis caderas y tus hombros,

dos referentes de un diálogo mudo.

Hablamos de un río,

de la noche estrellada,

de la libertad de dos purasangres

que cruzan la llanura con su pelaje

brillante alazán.

Hay restos de canela en tus labios

y una cascada fresca inunda las miradas.

De fondo, el sonido del galope que no cesa,

la música celeste infinita, el agua.

Hemos logrado detener el tiempo.







Carlota Ex-Nihilo





domingo, 8 de noviembre de 2009

sábado, 7 de noviembre de 2009

Entrega de premios








Soneto LXXVIII





No tengo nunca más, no tengo siempre. En la arena
la victoria dejó sus pies perdidos.
Soy un pobre hombre dispuesto a amar a sus semejantes.
No sé quién eres. Te amo. No doy, no vendo espinas.
Alguien sabrá tal vez que no tejí coronas
sangrientas, que combatí la burla,
y que en verdad llené la pleamar de mi alma.
Yo pagué la vileza con palomas.
Yo no tengo jamás porque distinto
fui, soy, seré. Y en nombre
de mi cambiante amor proclamo la pureza.
La muerte es sólo piedra del olvido.
Te amo, beso en tu boca la alegría.
Traigamos leña. Haremos fuego en la montaña.



Pablo Neruda


viernes, 6 de noviembre de 2009

ELLOS VEN LA PUPILA DESANGRARSE DONDE ACABA LA VOZ




Deletreo el reproche del sol en cada tapia
como si quisiera que sus vísceras leyesen en mis
labios
el paso de mil dráculas con muñones de alquitrán,
alfileteando el pubis de las madres que caminan
ciegas,
y acallan las miradas de los hijos sobre el pecho.
Por cada una de las venas navegables,
como un regalo, un holocausto se detiene en mi
espalda,
con el beso ofrecido del abismo
amputándome los miembros, mordiéndome los
ojos
antes de la hoguera, antes de que esa lengua huérfana
cale en el retrato de todos los pulmones macerados
en un charco de leche seca.
Las palabras pueden arder en silencio
mientras arañan la sangre que nos queda,
cuando el terror es un acto de fe, un insulto resistente,
una plegaria infinita en la boca de los niños.
Ellos ven la pupila desangrarse donde acaba la voz,
justo donde el pezón de la noche
espera a que se duerma el mar
para que los muertos crezcan
en el vientre de las casas,
y sean el nuevo sonido de las manos cuando se
juntan
y juntas caven en tierra sonámbula
la última canción de cuna, inaplazable, que nos
nombre.



EPITAFIO
Aquí se separan las sílabas del miedo.
En este último naufragio, se empieza a abrir el agua
y el dolor del barro se hace humano.



Marian Raméntol Serratosa



Premio ex aequo del público en IV Premio poesía de miedo


jueves, 5 de noviembre de 2009

LA CASA DE HUESOS






y acometí hacia la muerte
con la espada



Paul Celan



A los pies del castillo en la región
de Akra sentí miedo a los huesos /
astillas que alumbraron por las noches
la casa de los muertos del escultor
Maráez / miedo a los esqueletos
que viven como ratas en grises
aposentos de la alquimia del arte /
miedo a los verdes rostros de antiguas
calaveras / a nichos donde duermen
las copas sin reflejos de inexistente
plata / a la caja de muerto donde
sueña Álime /miedo también sentí
hacia los instrumentos con dientes
de difuntos y miedo al piano azul
de una mujer del este de Anatolia
que habitaba despacio los cuartos
los salones el jardín con los fémures /
miedo hacia el interior de las ventanas /
miedo a algunas paredes amarillas /
al cortinaje de oro que adornaba
el exterior profundo de la noche /
y al perfume y al polvo de las rubias
cenizas contagiosas de la sombra /
y miedo al contemplar / bajo mi piel /
mi cuerpo detenido en la penumbra
como una casa viva / llena en huesos.




EPITAFIO
No temas a la Muerte: en el fondo
el hombre es un palacio de huesos
que sueña y camina dormido
hacia las oscuras arenas de la noche.


Dolan Mor


Premio ex aequo del público en IV Premio poesía de miedo




miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿MIEDO?




De cuando nací hasta hoy
lo mío fue subir, subir
portando las esquilas de babel
contra el miedo, el tormento,
ascender tantas dudas
y transportar ladrillos inservibles, y cocerlos
al pie de las murallas de un nuevo Jericó.
Estuve en muchos sitios
desnudo a toda acción deliberada;
viendo cómo el desorden
acaso sólo era la parranda de un dolor cultivado.
Luego ya, mayorcito, mis ojos casi abiertos
me veían como ancla de un recuerdo.
El hombre era esa luz que se ignora a sí misma,
y comencé a sentir
una angustia asfixiante que emergía del agua.
Vivir no fue un vivir sin olvidar la muerte
y un ladrido de perros agresivos,
cuando te dice adiós
el vaho malherido de las palpitaciones.
Ahora, olvidado por mi ambiciosa ruina
mis vacíos espacios no me sirven.
Incluso mi sonrisa
la pasean los jóvenes.
Esos jóvenes viejos que mutilan mis versos
y confunden las rutas marcadas por mis lágrimas.
Serenamente digo que hoy no conozco el miedo.
En cambio sí lo siento. Miedo sí, mucho miedo
a dejarme la piel en una caja,
a que sea verdad cuanto he negado.
Miedo a la libertad,
a la oscura mirada de un cielo que me asiste,
a mi conciencia,
al amor que fermenta en mis delirios
y no le quitan ojo los relojes de arena mar adentro.
Miedo sí, mucho miedo
a vivir cada día un rato menos
sin escuchar canciones,
ni revisar la infancia
que me habita de nuevo perdida en mi memoria.



EPITAFIO
Mi curiosidad
se llamaba como la tuya.



Miguel Ángel Marín Uriol



Premio ex aequo del público en IV Premio poesía de miedo


martes, 3 de noviembre de 2009

AL OTRO LADO DE LA PUERTA



Hay miedos pequeñitos que nacen en los sustos
y que apenas traspasan la inocente epidermis de la
infancia.
Existen miedos grandes, que se quedan agarrados
para siempre
a esa carne trémula que anuncia el escalofrío.
La vida va borrando algunos de esos miedos. Otros
quedan como latentes, como un magma sereno
esperando el momento de entrar en erupción.
Fue una puerta mi más punzante miedo: la puerta
prohibida de un desván de la casa del pueblo.
La puerta
y el prefacio de su enjuta y lóbrega escalera
y el seboso candil que pendía en el dintel del
primer escalón
y la llave.
Mis hermanos mayores
hablaban a escondidas del desván
mentando extraños trasgos,
etéreos ectoplasmas cargados de cadenas,
y ayes de almas penando que se mezclaban
con el angustioso ulular de los días de viento.
Un día descubrí la llave. Dormía
en una cómoda de madera curada
entre sábanas de hilo y bolas de alcanfor.
Era una llave enorme de hierro bien forjado
y llevaba anudado un borlón de cortina.
Sentí, al verla, junto al dulce pecado de la trasgresión,
el placentero miedo de lo prohibido.
Desde entonces, regresaba a escondidas
y la tocaba, imaginando los seres residentes
al otro lado de la puerta.
El miedo es un imán y, un día,
prendí el candil, subí las escaleras y abrí la puerta.
Sólo fue un leve y lento giro
seguido de un brusco portazo
y un desandar las escaleras
y un candil rebotando en los peldaños
y un aire que faltaba en mis pulmones
y un corazón saliéndose del pecho.
La casa acabó siendo engullida por la sed de un
pantano.
Curada de otros miedos de esa lejana infancia,
aún me queda un rescoldo de miedo cada vez
que, al girar una llave, hay chirrido de goznes
y me encuentro con la oscuridad
al otro lado de una puerta.


EPITAFIO
Esta losa es la puerta que separa
la Vida de la Muerte, pero ignoras
a qué lado se encuentra cada una.




José Javier Alfaro Calvo



Premio ex aequo del público en IV Premio poesía de miedo



lunes, 2 de noviembre de 2009

EL DOLOR DE LA LUZ




En la sombra está su nombre inscrito
como un estigma que a la luz renuncia,
invisible y no obstante poderoso,
latente como el dolor que cada día,
cada día, por simple azar burlamos.
Otro día, al fin, te rendirás
a su esplendor imbatible, a los brillos
de su daga, a la final herida de su filo,
y permanecerás ahí, incrédulo,
creyendo ser un sueño fugaz
lo que no es sino la propia rigidez
de tu nombre desde ese momento
perfilado contra un fulgor inmóvil.
Y ambos serán ya uno para siempre,
ungidos a la memoria de aquellos
que dejas y se irán más despacio
(pero se irán) cediendo al vacío
otro vacío, otra asombrada oquedad
para el relámpago, para otro olvido.


EPITAFIO
Si para morir he merecido la vida,
deseadme mejor muerte.




Manuel Martínez Forega


Premio del jurado IV Premio poesía de miedo



domingo, 1 de noviembre de 2009

Semana de IV Premio Poesía de Miedo










La Presentación y entrega del Premio Poesía de Miedo tuvo lugar el día 31 de octubre en el Albergue Municipal de Zaragoza (C/ Predicadores, 70), en el espacio "La bóveda" con la asistencia del Viceconsejero de Cultura del Gobierno de Aragón, el Presidente de la Asociación Aragonesa de Escritores y la editora Trinidad Ruiz Marcellán, como pórtico de la I sesión que, bajo el lema “Hablando de miedo”, organizó la A.A.E. en torno a la lectura de poemas y relatos cortos de terror.

Más sobre Olifante





Donde habite el olvido




Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


Luis Cernuda


sábado, 31 de octubre de 2009

La sombra




Al despertar de un sueño, buscas
Tu juventud, como si fuera el cuerpo
Del camarada que durmiese
A tu lado y que al alba no encuentras.

Ausencia conocida, nueva siempre,
Con la cual no te hallas. Y aunque acaso
Hoy tú seas más de lo que era
El mozo ido, todavía

Sin voz le llamas, cuántas veces;
Olvidado que de su mocedad se alimentaba
Aquella pena aguda, la conciencia
De tu vivir de ayer. Ahora,

Ida también, es sólo
Un vago malestar, una inconsciencia
Acallando el pasado, dejando indiferente
Al otro que tú eres, sin pena, sin alivio.



Luis Cernuda


viernes, 30 de octubre de 2009

El viento y el alma




Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.

Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.

Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.



Luis Cernuda


jueves, 29 de octubre de 2009

Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,




Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
como nace un deseo sobre torres de espanto,
amenazadores barrotes, hiel descolorida,
noche petrificada a fuerza de puños,
ante todos, incluso el más rebelde,
apto solamente en la vida sin muros.

Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
todo es bueno si deforma un cuerpo;
tu deseo es beber esas hojas lascivas
o dormir en ese agua acariciadora.
No importa;
Ya declaran tu espíritu impuro.

No importa la pureza, los dones que un destino
levantó hacia las aves con manos imperecederas;
no importa la juventud, sueño más que hombre,
la sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad
de un régimen caído.

Placeres prohibidos, planetas terrenales,
miembros de mármol con sabor de estío,
jugo de esponjas abandonadas por el mar,
flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Soledades altivas, coronas derribadas,
libertades memorables, manto de juventudes;
quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
es vil como un rey, como sombra de rey
arrastrándose a los pies de la tierra
para conseguir un trozo de vida.

No sabía los límites impuestos,
límites de metal o papel,
ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
adonde no llegan realidades vacías,
leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.

Extender entonces la mano
es hallar una montaña que prohíbe,
un bosque impenetrable que niega,
un mar que traga adolescentes rebeldes.

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
ávidos dientes sin carne todavía,
amenazan abriendo sus torrentes,
de otro lado vosotros, placeres prohibidos,
bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.

Abajo estatuas anónimas,
sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
una chispa de aquellos placeres
brilla en la hora vengativa.
su fulgor puede destruir vuestro mundo.



Luis Cernuda


miércoles, 28 de octubre de 2009

Deseo




Por el campo tranquilo de septiembre,
del álamo amarillo alguna hoja,
como una estrella rota,
girando al suelo viene.

Si así el alma inconsciente,
Señor de las estrellas y las hojas,
fuese, encendida sombra,
de la vida a la muerte.



Luis Cernuda


martes, 27 de octubre de 2009

Dans ma péniche




Quiero vivir cuando el amor muere;
muere, muere pronto, amor mío.
Abre como una cola la victoria purpúrea del deseo,
aunque el amante se crea sepultado en un súbito otoño,
aunque grite:
Vivir así es cosa de muerte.

Pobres amantes,
clamáis a fuerza de ser jóvenes;
sea propicia la muerte al hombre a quien mordió la vida,
caiga su frente cansadamente entre las manos
junto al fulgor redondo de una mesa con cualquier triste libro
pero en vosotros aún va fresco y fragante
el leve perejil que adorna un día al vencedor adolescente.
Dejad por demasiado cierta la perspectiva de alguna nueva tumba solitaria.
Aún hay dichas, terribles dichas a conquistar bajo la luz terrestre.
Ante vuestros ojos, amantes,
cuando el amor muere,
vida de la tierra y la vida del mar palidecen juntamente;
el amor, cuna adorable para los deseos exaltados,
los ha vuelto tan lánguidos como pasajeramente suele hacerlo
el rasguear de una guitarra en el ocio marino
y la luz del alcohol, aleonado como una cabellera;
vuestra guarida melancólica se cubre de sombras crepusculares
todo queda afanoso y callado.

Así suele quedar el pecho de los hombres
cuando cesa el tierno borboteo de la melodía confiada,
y tras su delicia interrumpida
un afán insistente puebla el nuevo silencio.

Pobres amantes,
¿de qué os sirvieron las infantiles arras que cruzasteis,
cartas, rizos de luz recién cortada, seda cobriza o negra ala?
Los atardeceres de manos furtivas,
el trémulo palpitar, los labios que suspiran,
la adoración rendida a un leve sexo vanidoso,
los ay mi vida y los ay muerte mía,
todo, todo,
amarillea y cae y huye con el aire que no vuelve.

Oh, amantes,
encadenados entre los manzanos del edén,
cuando el amor muere,
vuestra crueldad; vuestra piedad pierde su presa,
y vuestros brazos caen como cataratas macilentas,
vuestro pecho queda como roca sin ave,
y en tanto despreciáis todo lo que no lleve un velo funerario,
fertilizáis con lágrimas la tumba de los sueños,
dejando allí caer, ignorantes como niños,
la libertad, la perla de los días.

Pero tú y yo sabemos,
río que bajo mi casa fugitiva deslizas tu vida experta,
que cuando el hombre no tiene ligados sus miembros
por las encantadoras mallas del amor,
cuando el deseo es como una cálida azucena
que se ofrece a todo cuerpo hermoso que fluya a nuestro lado,
cuánto vale una noche como ésta, indecisa
entre la primavera última y el estío primero,
este instante en que oigo los leves chasquidos del bosque
nocturno. Conforme conmigo mismo y con la indiferencia
de los otros,
solo yo con mi vida,
con mi parte en el mundo.

Jóvenes sátiros
que vivís en la selva, labios risueños
ante el exangüe Dios cristiano,
a quien el comerciante adora para mejor cobrar su mercancía
pies de jóvenes sátiros,
danzad más presto cuando el amante llora,
mientras lanza su tierna endecha
de: Ah, cuando el amor muere.
Porque oscura y cruel la libertad entonces ha nacido;
vuestra descuidada alegría sabrá fortalecerla,
y el deseo girará locamente en pos de los hermosos
cuerpos que vivifican el mundo un solo instante.




Luis Cernuda



lunes, 26 de octubre de 2009

Cómo llenarte, soledad,




Cómo llenarte, soledad,
sino contigo misma...

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
quieto en ángulo oscuro,
buscaba en ti, encendida guirnalda,
mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
y en ti los vislumbraba,
naturales y exactos, también libres y fieles,
a semejanza mía,
a semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
como quien busca amigos o ignorados amantes;
diverso con el mundo,
fui luz serena y anhelo desbocado,
y en la lluvia sombría o en el sol evidente
quería una verdad que a ti te traicionase,
olvidando en mi afán
cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse a mis ojos
con nubes sobre nubes de otoño desbordado
la luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
te negué por bien poco;
por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
por quietas amistades de sillón y de gesto,
por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
por los viejos placeres prohibidos
como los permitidos nauseabundos,
útiles solamente para el elegante salón susurrado,
en bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
que yo fui,
que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
limpios de otro deseo,
el sol, mi dios, la noche rumorosa,
la lluvia, intimidad de siempre,
el bosque y su alentar pagano,
el mar, el mar como su nombre hermoso;
y sobre todo ellos,
cuerpo oscuro y esbelto,
te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
y tú me das fuerza y debilidad
como el ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
oigo sus oscuras imprecaciones,
contemplo sus blancas caricias;
y erguido desde cuna vigilante
soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
por quienes vivo, aún cuando no los vea;
y así, lejos de ellos,
ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
roncas y violentas como el mar, mi morada,
puras ante la espera de una revolución ardiente
o rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
transparente pasión, mi soledad de siempre,
eres inmenso abrazo;
el sol, el mar,
la oscuridad, la estepa,
el hombre y su deseo,
la airada muchedumbre,
¿qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
en ti, mi soledad, los amo ahora.



Luis Cernuda


domingo, 25 de octubre de 2009

Semana de Luis Cernuda




AQUELLA VARIEDAD DE GASOLINA QUE SE LLAMABA “SÚPER”




Las ciudades llevan toda la vida
quitándose años
sólo que tú no puedes cerciorarte de ello
hasta que alguien no regresa desde el pasado
y los edificios pierden altura
o los coches cambian tanto de aspecto
que incluso puedes llegar a oler
aquella variedad de gasolina que se llamaba “Súper”.
Piensas enseguida en que el pasado
era sin duda mucho menos ecológico
pero tú eras mucho más feliz
porque la palabra futuro te parecía intocable,
como uno de esos amores
que parece que van a durar toda la vida
y que al final son asesinados
después de los primeros besos,
porque después de los primeros besos
todo se convierte en un homicidio involuntario.
Sin embargo hoy que volvemos a vernos,
te sientas muy cerca de mí
como si quisieras darme a entender
que no te da miedo que el mal uso de mis labios
haya podido convertirme en una asesina en serie.




Sonia Fides


sábado, 24 de octubre de 2009





En la cocina no hay especias
en el dormitorio no hay sueño.



Adam Zagajewski



A Juana Vázquez, porque no le importa que sea un chica mala







La noche acaba siempre aplastándonos,
podría incluso apoderarse
del puesto de trabajo de cualquier apisonadora,
tú lo sabes pero tienes un don natural para fingir,
un don que no siempre agradeces cuando llega la mañana
y tienes que encontrarte cara a cara con ella
y reconocer que se trata de una poderosa multinacional
en la que fichar no es una cuestión de ética
sino de supervivencia.
Si no llegas a la hora exacta,
se convertirá en una mujer celosa que hablará mal de ti,
que te pondrá en venta y te obligará a desear la muerte
porque si no mueres ese mismo día, convencerá a Dios
para que no encuentre ninguna razón que le incite a hacerte inmortal.
Así que piénsalo bien antes de entregarte de nuevo a la vigilia,
viola si es necesario la caja de somníferos
que lleva algunas noches imitando a las sirenas,
pero no olvides dejarla vacía
sabes muy bien que los testigos son inversamente proporcionales
a las personas imperfectas,
piénsalo bien o habrás dormido en vano.



Sonia Fides


viernes, 23 de octubre de 2009

GESTOS DE CORTESÍA DE LOS RELOJES





A Ana Muñoz,

para que sepa que si se aprende a dormir los fantasmas pierden su negocio




Hoy cuando los fantasmas han dejado de conformarse
con ser el susurro que se inventa bajo un trozo de tela,
el despertador ha sonado de manera distinta.
Pensé en aplaudir,
siempre he adorado los gestos de cortesía de los relojes.



Sonia Fides


jueves, 22 de octubre de 2009

LA GENÉTICA TARDE O TEMPRANO RECLAMARÁ SU MINUTO DE GLORIA




Te curarás

Sandro Penna




Sabes lo mucho que te admiro
cuando te empeñas en ser vertical
pero no me gustaría tener que recordarte
que todos nuestros antepasados
acabaron siendo horizontales
y que la genética tarde o temprano
reclamará su minuto de gloria.
Y sabes que también te admiro
porque en tus planes más inmediatos
sólo piensas en mantener tus ademanes de Homo Erectus,
en desobedecer las instrucciones de los ángeles
como si tu cuerpo albergase la posibilidad de no ser obediente,
pero he de advertirte que los huesos de un humano
son siempre menos resistentes que la paciencia,
casi bíblica del cielo
a la hora de reclutar a sus futuros muertos.




Sonia Fides


miércoles, 21 de octubre de 2009

SIEMPRE HE SIDO TREMENDAMENTE RÁPIDA PARA CAMBIAR DE SECCIÓN EN LAS REVISTAS DE MODA



Yo estaba muy contento. Era mi primer combate nulo.

Ray Loriga


Todo está bien, más o menos limpio.
Me mantengo más o menos en paz
y alejo de mis venas el nocivo poder de los relojes.
Ojeo magazines con vestidos de novia
muchos nombres populares
clavan sus diseños sobre mis ojos
pero siempre he sido tremendamente rápida
para cambiar de sección en las revistas de moda.
de momento me conformo con vestir vaqueros.
He visto mujeres de setenta años ataviadas con ellos
y su imagen no ha deslumbrado
a mi sensible espejo retrovisor
así que todo debe estar en orden.
Sigo pisando el acelerador,
pero me gusta tu carne
es posible que una de estas noches
quiera redescubrir tu sabor.
Sé que aspiras a saber cuando
yo también quisiera saberlo
pero hay personas que nunca hacen planes.



Sonia Fides



martes, 20 de octubre de 2009

LEONARD COHEN ESTARÍA ORGULLOSO DE TI




I remember you we in the Chelsea Hotel,
You were talking so brave and so sweet,
Giving me head on the unmade bed

Leonard Cohen


Eres valiente cuando me miras a los ojos
y haces una traducción de lo que no puedes ver.
Me encanta esa manera tuya de contar mentiras,
de dibujar heroínas sin importarte que debas hacerlo de memoria
o que tengas que recurrir a calcar sus maneras casi podridas
sobre los cristales de todos los hoteles que fueron célebres
por haber sobrevivido a la tragedia de los años ochenta.
Leonard Cohen estaría orgulloso de ti
e incluso mantendría correspondencia contigo
si al territorio de los valientes
ya le hubieran asignado un código postal,
pero todos sabemos que los burócratas
nunca se ocupan de la conservación de la miradas audaces
y que Cohen ya no cultiva su antigua afición
de amar a cantantes de rock
en la habitaciones aparentemente calientes del Chelsea Hotel.
Así que estás a tiempo de cerrar los ojos,
de levantarte de la mesa y marcharte sin pagar.
Contaré hasta diez mientras lo haces,
pero no te demores
recuerda que sólo puedo ser lo inofensiva que me dejan ser.




Sonia Fides


lunes, 19 de octubre de 2009

ESPERO POR MI BIEN QUE LA OSCURIDAD CAREZCA DE PREJUICIOS



ADELANTE: di lo que estás pensando

Louise Glück




Sí, confieso que asisto a algunos conciertos de rock
y que los tipos de la puerta me miran con descaro
porque el pulso de mi muñeca derecha,
alimenta el suizo corazón de un reloj negro
modelo J – 12 de Chanel.

Estoy segura de saber lo que piensan:
“uf demasiada pasta para un reloj,
demasiado estirada para un concierto de La Faithfull”
pero yo no les miro,
conozco a la perfección lo que duele
una nueva etiqueta clavándose en la piel,
sólo continuo mi camino.
Voy en busca del asiento número 13
pero cuando recuerdo como debo mover los pies para avanzar
ya se han apagado las luces
así que espero por mi bien que la oscuridad carezca de prejuicios.


Sonia Fides


domingo, 18 de octubre de 2009

Semana de Sonia Fides

Te amarán



Te amarán
o no te amarán;
poco importa.
si te aman,
no reconocerás el amor
contenido en sus gestos,
interpretarás el puño en la mano tendida.

Tú,
que sólo presientes
desolación y aislamiento,
te aferrarás a los otros
- los otros intactos-,
a aquéllos que no han sufrido –todavía-
pérdidas irreversibles.
Abrazarás a los otros intactos
con toda tu alma,
a los hombres intactos con todos tus huesos:
que cada dentellada sólo sea
la primera dentellada sobre tu carne virgen.
Y este error –porque no aprendes-
lo habrás de repetir
durante toda la vida

Te amarán
o no te amarán.
No has de saberlo




Brenda Ascoz


sábado, 17 de octubre de 2009

Le quiero y Entre la playa (dos poemas)

Le quiero porque abandona su cuerpo a la noche:
Se lo ofrece sin saber lo que hará
-lo que haremos con él;
con su indefensión y en su sueño-.

No lo sabe,
pero en esta hora y mientras duerme,
es de la noche y mis ojos.



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Entre el océano y una playa de cemento, las rocas.
Su textura, la quietud violenta de las aristas desde las que agreden
a la brisa y la calima, el icono de la insensibilidad
postrado a nuestros ojos. Y el viento y el sol
intentando vencer su elegancia
con la cronicidad de un cáncer despacioso y obstinado.
Así, nuestras pieles emulan su inmóvil resistencia
sobre toallas de estridentes colores.
La mía, también diseñada para el gozo
_pero que erró en la elección de las palabras y gestos
que conducían a él_
se pregunta qué demonios hace
aquí envidiando la dicha que intuye en otras pieles
que no precisan de sol
para sentirse
acariciadas,
se pregunta inerme
en qué punto del camino equivocó la marcha,
y, si es posible,
hasta qué segundo o recuerdo
el regreso.



Brenda Ascoz


viernes, 16 de octubre de 2009

Del pesamiento y Difícil (dos poemas)




Del pensamiento,
detener el flujo porque estás cansada de observar
los miles de rostros que te circundan y tú
perteneces a la raza
de los que no se despiden y aterrizan solos
en mitad del océano.
Luchar contra el impulso de abandonar la maleta
y partir corriendo hasta que el cuerpo reviente
_reviente el pensamiento_
o fijar tu atención en cómo los aviones despegan y nunca sabrás de nadie
que no haya mirado alguno sin preguntarse hacia dónde.


+++++++++++++++++++++




Difícil
prescindir de las costumbres,
de la oscuridad de ciertos hábitos como eczemas,
de las sombras enquistadas bajo una piel demandante y nocturna.
Demasiado atractiva la amargura
cuando exime de las luchas cotidianas,
del anonimato productivo,
del desasirse de las sábanas
a pesar del sueño pesado.
Difícil es de soltar
la mano de aquella a quien más temo,
pues es capaz de producir sorpresa,
de hacer que sienta que puedo
apostar por todos los números,
no percibir las renuncias,
no preguntarme ¿y si hubiera?



Brenda Ascoz


jueves, 15 de octubre de 2009

Ático Corona de Aragón




Para Jesús Sáiz
ÁTICO CORONA DE ARAGÓN

Hundidos en el fondo
de aquel igloo de tabiques transparentes,
armándonos de valor para ir al baño,
armándonos de valor para sacar los brazos desnudos de la cama.
Pero nunca necesitamos valor
para pasear nuestros tacones de aguja
por las cornisas desahuciadas.
El alcohol y la desesperada juventud
lo hicieron todo –casi todo-.
Nos reventaron las vejigas
y terminamos sangrando orina
por los conductos lacrimales.
Eso, y una fama decadente y provinciana,
lo que nos ha mantenido con vida.
Hasta la fecha.




Brenda Ascoz


miércoles, 14 de octubre de 2009

Para la ciencia




Para la ciencia hemos legado mil lágrimas
mil carencias afectivas
(enfermedades venéreas de moda).

Para el poema…
un par de palabras ambiguas,
una crueldad que excede nuestros límites,
un silencio de cientos de nombres
con voces tan pequeñas.

Me preguntas
si mereció la pena
tanto esfuerzo.
Por supuesto que no,
pero qué nos quedaba.




Brenda Ascoz


martes, 13 de octubre de 2009

Bébeme




Bébeme, susurraba mi voz
de fragilidad y deseo.
Aquí lo tengo, cuanto obtuve:
esta sed y el miedo.
Bébelos.
Borra con tu lengua las últimas gotas
de este manantial
de plomo y salitre.
Bébeme, que ha de volver a llover
sobre mí y en mí,
y preciso de un espacio
donde guarecer al amor
si acaso regresa




Brenda Ascoz


lunes, 12 de octubre de 2009

Historia de J en tres actos




Para M.D.

I
(luz)
Jota:
nos conviertes en
perseguidoras del misterio. Tú perfección.
Jota: la cegadora luz, sin llegar a deformar
tu silueta. Te muestra compacto.
La luz se descompone
a su paso por ti.

II
(Conquista)
La luz nos vigila, Jota;
envidiosa,
sólo nuestros defectos la aplacan.

La luz es vergüenza.
Nos desnuda al cubrirnos –y tengo que abrazarte
para que no puedas verme-.

Heridos de sol
unimos los párpados,
la piel
en placidez oscura.

III
(Resolución)
Jota.

Tú eras la luz
pero un buen día
se te fundieron los plomos.




Brenda Ascoz



domingo, 11 de octubre de 2009

Semana de Brenda Ascoz













NUEVA YORK




La vida es un fenómeno reciente en el universo,
la vida es la vanguardia, lo único interesante que ha pasado
en ese cielo de rocas heladas (trescientos grados bajo cero)
o rocas ardiendo (trescientos millones de grados) en los últimos
mil millones de años, esclavizadas rocas, condenadas a girar
en ese absurdo monumento, girando para nadie, porque nadie las vio.
Llevo a Walt Whitman en el corazón, en el gigantesco corazón,
dije.
Me está matando de sed.
Dormí con la ventana abierta, y como digo,
todo este poema lo dije en voz alta,
dije: el paraíso y la resurrección, demonio y fortaleza de la
resurrección.
Y no supe decir nada más pero estaba enamorado,
mucho amor, mucho poder en la cabeza, poder, poder, poder.
Las rocas universales girando allá en los cielos, vacías y criminales.
Mucho amor, amor amor, amor. Eh, estoy enamorado, eso es todo.
He sido muy feliz y os lego la vida.
Mañana resucitaré y me daré una vuelta por ahí.
Eh mira, mira ¿qué es esto? La vida. Es la vida.



Manuel Vilas


sábado, 10 de octubre de 2009

LITERATURA



Los pies praguenses donde vivió Frank Kafka, y sus corbatas negras y sus sombreros y sus zapatos. El pelo enjuto de James Joyce, cuya mano quemó Dublín. Los amantes de Luis Cernuda, riéndose a sus espaldas. La esposa de Shakespeare, vieja y adúltera. Los ojos verdes y estrábicos de la enfermera jefe de la clínica en que murió Nietzsche. La mano de mujer que cogió los botines de piqué de Ramón Valle-Inclán y los arrojó por la ventana. La sífilis saltarina que Gustavo Adolfo Bécquer paseó por Madrid. La sífilis idéntica pero paseada por París de Charles Baudelaire. El padrenuestro que reza el fantasma de Rimbaud en una morgue de Marsella y Dios que se hace el sordo. El padrenuestro que reza Jorge Manrique antes de soltar la mano de su padre muerto. La risa de Quevedo mientras evacúa en una esquina de Madrid, en tanto rebota el mundo en su vesícula como una piedra verde. La madre con gota de Flaubert. La autopsia de Larra, su joven cerebelo. La carne de la máscara de Fernando Pessoa. La foto del padre de Dostoievsky en la billetera de Lenin. La cabeza muy grande de Rubén Darío, tan grande como su miedo. Las sopas de ajo que marea todas las noches el Manco de Lepanto con la mano buena mientras se mira con discreción la mano ausente. Los cien kilos secos que Oscar Wilde exhibe por los cafetines de París con orgullo marchito. La mano que aúlla de Pablo Neruda. El cadáver de Cela servido con guarnición de ministros. El gran desfile de la soledad de todos los tiempos, la soledad y sus palabras, la literatura.

Manuel Vilas


viernes, 9 de octubre de 2009

ME LARGO ESTA NOCHE



Esta noche me largo. Un vuelo en primera al fin del mundo: África, Asia, América, todos los desiertos con palmeras, grandes cenas en grandes trasatlánticos. Una noche en Oslo, otra en Santiago de Chile. Una tarde en Pekín, otra en Kiev, exprimiendo este mundo hasta la última gota de vida. Esta noche me largo. Hoteles, taxis, bares, casas, ciudades de la tierra, voy a vosotras. Una mañana en Tokio, una noche en Ciudad del Cabo, el calor, el fuego, el descontento, la sed, una vuelta por el mundo; esta noche, me largo esta noche. Templos, museos, lavabos, banderas, escaleras, barrios perdidos, farolas muertas en ciudades horrorosas. Las playas, los calamares a la romana, los pobres, los ricos, la nada, el barro, el sol, la luna. Este mundo. No es inhóspito. Las faldas azules de las camareras de los hoteles. Las nubes desde la estrecha ventana del avión, Dios encima de una nube, descansando, abajo los inertes océanos con el vientre lleno de ballenas, de pulpos, de rodaballos, de sardinas tristes a la deriva, de viciosos peces transparentes. Esta noche viajaré en un avión gigantesco, a la velocidad de la sangre, quiero ver este mundo que se muere, las naciones bajo mis pies sucios, las cárceles, los gobiernos, las lenguas, las patrias, y yo arriba, al lado de Dios, al lado del sol y de las almas gastadas. Me gusta el hedor moral de este maravilloso mundo. Esta noche me largo. Mucho amor en el aire humedecido. Mucha felicidad en las manos radiantes. Mucha santidad en los ojos. Esta noche me largo.

Manuel Vilas


jueves, 8 de octubre de 2009

1977



Los pies desnudos de Patti Smith sobre el escenario, mientras su pelo esconde su anémica cara caballuna. Los labios macizos de Jimi Hendrix: un póster suyo en algún pueblo en ruinas de Aragón. La bañera donde hizo glub glub Jim Morrison en París. Las sandalias del 43 que calzaba Janis Joplin. Los cuelgues que se cogían los modernos de los pueblos de España escuchando a Pink Floyd, cuando el futuro no había venido. La peluquera deshidratada de David Bowie. La paz, la droga y la palabra de Jefferson Airplaine. La vida que nos prometió Bob Dylan mientras metía mano en los Levi´s de Joan Baez. Toda la voz de Lou Reed, glorioso Frankenstein del siglo XX. La Vespa de Roger Daltrey, con sus enormes espejos retrovisores. Sid Vicius, el más grande, el hizo una canción y se murió. Nico cantando con la Velvet Underground en el Max´s Kansas City y Warhol bebiendo una cocacola caliente. El beato John Lennon. Los Sex Pistols, eternos aspirantes al Premio Nobel de Literatura. Ian Dury, cojeando y sudando por el mundo, cantando siempre una canción de tres sílabas. Todd Rundgren, Kevin Ayers, qué habrá sido de ellos. El bigote de Frank Zappa, el miniculo de Mick Jagger, el chaleco de Jimmy Page y las lágrimas negras de Alice Cooper. Pero siempre los pelos de Patti Smith, la niña hermosa de pies largos y sucios. Semejante desfile de sombras me tuvo entretenido más de veinte años. Macarras, advenedizos, forrados y colgados. Inspirados, geniales y muertos. Estos tipos parece que no van a marcharse nunca.

Manuel Vilas


miércoles, 7 de octubre de 2009

MUJERES



No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el matrimonio, con la maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan con este mundo, con este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un vaso de vino blanco y unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios intratables, con padres en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los hombres. Tienen cánceres de pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se ponen cremas, son una tiranía las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y peinados y maquillajes y zapatos que torturan. Pero envejecen. No dejan las mujeres tras de sí nada, hijos, como mucho, hijos que no se acuerdan de sus madres. Nadie se acuerda de las mujeres. La verdad es que no sabemos nada de ellas. Las veo a veces en las calles, en las tiendas, sonriendo. Esperan a sus hijos a la salida del colegio. Trabajan en todas partes. Amas de casa encerradas en cocinas que dan a patios de luces. Sonríen las mujeres, como si la vida fuese buena. En muchos países las lapidan. En otros las violan. En el nuestro las maltratan hasta morir. Trabajan fuera de casa, y trabajan en casa, y trabajan en las pescaderías o en las fábricas o en las panaderías o en los bares o en los bingos. No sabemos en qué piensan cuando mueren a manos de los hombres.

Manuel Vilas



martes, 6 de octubre de 2009

BARCELONA







Salí de la habitación del hotel pensando que en cualquier momento me caería muerto. Pero qué bonita estaba Barcelona. Y yo no tenía nada que hacer en toda la mañana. Sólo los pobres, los emigrantes, los vagabundos, los fantasmas, los viudos, y yo, no tenemos absolutamente nada que hacer. Es un paro perpetuo. Pero la vida es un paro perpetuo. Y comencé a dar vueltas por las calles como una bestia enamorada del aire. Del aire y del espíritu de las cosas, de la pereza y de la luz que alumbra este mundo y entra en mis ojos. Me tomé un café con leche y un bollo, y había una chica a mi lado que enseñaba la pierna casi hasta la nalga. Luego paseé por las Ramblas. Llevaba sus piernas en la cabeza. Qué llevan las malas bestias en la cabeza, sino oscuros cofres con mísera ceniza humana.
Miraba tiendas. Tiendas con relojes antiguos, de segunda mano, pero muy caros. Tiendas de discos de vinilo. Viejos discos que yo recordaba perfectamente. Y todo cuanto veía era falso. Portadas de álbumes de los setenta. Un disco de Joe Cocker, que me trajo el pasado y me lo puso delante de los ojos. La falsedad bailaba en mi cabeza, esa cabeza mía tan enferma, tan necesitada de drogas, y tan víctima de las drogas, ese enorme dolor de cabeza que acaba en sufrimiento, en dolor grande y vencedor. Dolor que hace de mí una víctima, que me reduce a esclavo, a remolinos sofocantes de fracasos enracimados, abrazados. Como si llevase encima la nada de las cosas, la soledad de todas mis arterias y de todos mis malos nervios. La ciudad entera ha muerto ya, o más bien nunca estuvo viva. Todas las ciudades son una broma de Dios. Una broma de suciedad y viento. Sucias estaban las calles, y sucias estaban mis manos. Entré en el lavabo para lavarme las manos con ese jabón barato y pegajoso de los bares y allí un negro me clavó un cuchillo en la garganta. Me senté a desangrarme, y noté humedad en el culo. Me había sentado en un charco. Y seguía sangrando. Pero aún quise salir a la calle otra vez. Pero me dolía tanto el cuello y el negro no hacía más que reír, monstruosamente. Era mi ángel de la guarda aquel enorme negro de casi dos metros de altura. Me acarició el pelo y no dejó que entrase nadie en el lavabo. “Es bonita Barcelona”, dijo. Y añadió “unos antepasados tuyos, ya sabes que yo lo sé todo, eran de aquí, vivían en la calle del Hospital, en un cuarto piso, hace ciento cincuenta años, vivían mal y pasaban hambre, les gustaba el mar, ir al mar los domingos, pero se murieron y luego tiraron la casa, ya veo que sigues sangrando mucho”. Fue a buscar una croqueta a la barra y luego vino otra vez. Tenía hambre, dijo. Y se comió la croqueta con mucho gusto.



Manuel Vilas






lunes, 5 de octubre de 2009

LOS CHICOS ESTÁN BIEN


LOS CHICOS ESTÁN BIEN
(5 de Enero de 2007)


El 5 de enero me fui a Barcelona, desde Barbastro, donde estaba helando. En Barcelona no sólo no helaba, sino que me di un baño en la Barceloneta, porque había 17 grados a la una del mediodía. Adoro Barcelona. Me gusta su luz y siempre hace calor. Un chico negro se bañó a mi lado. Siempre que hago algo memorable miro a mi lado y hay un chico negro o un chico chino. Nos reímos juntos entre las olas. Me había olvidado del bañador. Ninguno tenía frío. Ninguno tenía bañador. Desnudos entre las olas, nadando y olvidando el frío. Luego me comí un arroz caldoso con Bogavante y me bebí una botella de Miserere y ya me fui a comprar cedés de los Who, que es lo que más me gusta: encontrar cedés y deuvedés y libros de los Who y comprarlo todo. Todas las versiones de "The Kids Are Alright", esa canción siempre. Barcelona parecía la Quinta Avenida. A doscientos kilómetros de la Quinta Avenida hay pueblos aragoneses llenos de niebla, llenos de nadie. Qué contraste. Qué salvajada. España es así, pero a mí ya qué puede importarme eso, porque yo estoy bien, sí, yo estoy OK. La verdad es que nos va muy OK. Siempre fui inocente. Soy inocencia. Tengo suerte. Mis chicos tienen suerte. Mis chicos son dichosos. Mis chicos negros están bien, comen y aman todos los días y no votan cada cuatro años porque no creen en esto. Respiran, viven y mueren y eso es todo. Este 2007 es bueno, sí, ya lo está siendo. Si quieres puedes bailar con mi chica, no me importa. Quédatela. Tened hijos, casaos, fundad una casa, una empresa, sed dichosos. ¿Cómo va importarme que hagas el amor con mi chica si ella es feliz y tú eres bueno? Ningún problema en eso. No quiero leyes. Mis chicos chinos también están bien. Trabajan duro y sonríen por nada. Van en sus motos rojas recorriendo la ciudad, con el arroz tres delicias metido en envases de plástico. Sus sueldos son miseria, pero ellos están bien, porque la vida es así. La vida está bien. La vida siempre estuvo OK. Y a mí me gustan esas motos, llenas de ruidos. Y también me gusta el vino tinto caro, "expensive red wine" dice la canción. Bueno, es mi manera de desearte un feliz 2007. Quiero besarte. Quiero quedar contigo a las tres de la tarde, pronto, pronto, y estar contigo paseando por el mundo hasta las seis de la madrugada, tarde, tarde. Quiero casarme contigo y que vengan a la boda todos los chicos, porque esos chicos son buenos. No me he ido todavía. Es 2007 y no me he ido. No me pienso ir. Creo que no me moriré nunca, de verdad, tío, nunca. Mira a mis chicos, ellos están bien. Las campanas están sonando, hay una fiesta en alguna parte. Después de beber y de bailar, sí, tío, nos bañaremos y veremos la salida del sol. Nadaremos hasta allá lejos, y no moriremos ahogados, porque somos buenos, somos chicos buenos. No puedo perderme ni una sola fiesta. No les des a mis chicos trabajos que desesperan y hunden. No les des a mis chicos urnas con vuestro nombre dentro. No te metas en la vida de mis chicos, porque ya suenan todas las campanas del futuro.
Manuel Vilas


domingo, 4 de octubre de 2009

Semana de Manuel Vilas




Nostalgia




Al fin nos hallaremos. Las temblorosas manos
apretarán, suaves, la dicha conseguida,
por un sendero solo, muy lejos de los vanos
cuidados que ahora inquietan la fe de nuestra vida.

Las ramas de los sauces mojados y amarillos
nos rozarán las frentes. En la arena perlada,
verbenas llenas de agua, de cálices sencillos,
ornarán la indolente paz de nuestra pisada.

Mi brazo rodeará tu mimosa cintura,
tú dejarás caer en mi hombro tu cabeza,
¡y el ideal vendrá entre la tarde pura,
a envolver nuestro amor en su eterna belleza!



J.R. Jiménez


sábado, 3 de octubre de 2009

Estoy triste, y mis ojos no lloran...




Estoy triste, y mis ojos no lloran
y no quiero los besos de nadie;
mi mirada serena se pierde
en el fondo callado del parque.

¿Para qué he de soñar en amores
si está oscura y nuviosa la tarde
y no vienen suspiros ni aromas
en las rondas tranquilas del aire?

Han sonado las horas dormidas;
está solo el inmenso paisaje;
ya se han ido los lentos rebaños;
flota el humo en los pobres hogares.

Al cerrar mi ventana a la sombra,
una estrena brilló en los cristales;
estoy triste, mis ojos no lloran,
¡ya no quiero los besos de nadie!

Soñaré con mi infancia: es la hora
de los niños dormidos; mi madre
me mecía en su tibio regazo,
al amor de sus ojos radiantes;

y al vibrar la amorosa campana
de la ermita perdida en el valle,
se entreabrían mis ojos rendidos
al misterio sin luz de la tarde...

Es la esquila; ha sonado. La esquila
ha sonado en la paz de los aires;
sus cadencias dan llanto a estos ojos
que no quieren los besos de nadie.

¡Que mis lágrimas corran! Ya hay flores,
ya hay fragancias y cantos; si alguien
ha soñado en mis besos, que venga
de su plácido ensueño a besarme.

Y mis lágrimas corren... No vienen...
¿Quién irá por el triste paisaje?
Sólo suena en el largo silencio
la campana que tocan los ángeles.


J.R. Jiménez